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Los riesgos de intervenir el mercado energético
- El sistema marginalista de precios, vigente en Europa desde 1997, ha permitido un funcionamiento competitivo del sistema, ha garantizado las inversiones y el suministro energético, a la vez que ha favorecido un modelo de energías limpias
- Poner fin al sistema marginalista provocaría una subida del precio de la electricidad, entre otras consecuencias negativas
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La reforma del sistema eléctrico en Europa sigue en debate parlamentario donde se enfrentan dos visiones: una que mantenga la actual unidad de mercado y el sistema de precios marginalistas; y otra en la que la intervención de los precios por parte de los Estados miembros pondría fin a esa visión común de la energía en el seno de la Unión Europea.
El eurodiputado socialista español Nicolás González-Casares es un claro defensor de un cambio radical del sistema actual que los expertos consideran que sería muy negativo para los precios, las inversiones, los objetivos de descarbonización, el suministro eléctrico y, finalmente la propia esencia de unidad. Ya la propia Comisión Europea ha rechazado esta reforma. El sistema marginalista de precios está vigente en Europa desde 1997. Ha permitido un funcionamiento competitivo del sistema, ha garantizado las inversiones y el suministro energético, a la vez que favorece el modelo de transición energética hacia la energía limpia. Acabar con este sistema, por el que estos se fijan por el costo variable de la última planta eléctrica que aporta energía al sistema en un momento concreto del día, podría generar numerosos problemas. La electricidad sería más cara y, por supuesto, la independencia energética y la descarbonización serían mucho más costosas y, en la práctica, inalcanzables.
La Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) aporta un sólido argumento para desdeñar la reforma que quiere España. "En la última década, el comercio transfronterizo y los esfuerzos de integración de mercado liberalizado han reportado beneficios a los consumidores de unos 34.000 millones de euros al año". Y añaden: "Los beneficios se deben a que la estructura del mercado mayorista de la energía permite el comercio transfronterizo entre los Estados miembros y mejora la seguridad del suministro en una zona geográfica más amplia. El diseño del mercado de la electricidad también facilita la adopción significativa de la generación renovable, cuya aceleración es probable que resulte un requisito previo para alcanzar a buen ritmo la trayectoria de descarbonización de la UE".
Por su parte, el Florence School of Regulation publicó un informe en el que analiza la situación del mercado energético actual y los efectos de posibles alternativas. El instituto llega a la conclusión de que un sistema de mercado Pay as bid, en el que cada tecnología cobra su precio ofertado, no daría como resultado ofrecer precios más bajos y además podría afectar negativamente en la eficiencia del mix de generación entre otras consecuencias. En general se parte de la idea errónea de suponer que el comportamiento de los generadores va a ser el mismo en los dos métodos de fijación de precios, esto claramente no es realista si cada generador es retribuido por el precio de la oferta que ha presentado, los generadores estimarán cuál será la oferta más cara que será aceptada y ofertarán a ese precio, aunque sea superior a sus propios costes variables, por lo que el resultado será un mayor coste para los consumidores. Esto puede tener un impacto negativo para la eficiencia del mix de generación al provocar que generadores con costes variables bajos no terminen de ser casados en el mercado al ofertar un precio superior, por lo que no producirán a pesar de que hubieran podido suministrar electricidad a un coste menor. Esto se traduce en un funcionamiento ineficiente de las centrales y en un mayor coste de suministro, concluye.
Un punto de vista que defiende el catedrático de Política Energética, Lion Hirth, asesor en esta materia del Gobierno alemán, la Comisión Europea o la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Hirth declara que se deben tener en cuenta a las familias y a la industria más afectadas por esta carestía temporal e indica taxativamente: "Afirmar que este sistema de mercado marginalista ya no funciona es, en mi opinión, simplemente falso". En opinión de este experto, el sistema marginalista de precios es fruto de la economía de mercado en la que nos movemos en la Unión Europea y se ajusta perfectamente a sus reglas en busca de satisfacer las necesidades de los clientes, al tiempo que se garantiza el suministro en cualquier circunstancia. Indica que los precios marginales no son exclusivos de los mercados de energía: habrá un precio uniforme porque el bien es uniforme, y ese precio estará determinado por el costo del productor marginal. Otro aspecto que destaca frente a los defensores del intervencionismo, es que el precio marginal no es una regla artificial.
La crisis del gas llevó a la Comisión Europea a permitir a España y Portugal topar el precio del gas. Una intervención para un momento específico sobre la que el catedrático de Economía de la Pompeu Fabra y licenciado en Ciencias Físicas por la UCM, Juan José Ganuza, consideró beneficiosa para el consumidor, aunque explica que el problema es una posible distorsión del mercado europeo en su conjunto. "El mercado ibérico está conectado con el francés y este a su vez está muy interconectado con otros países europeos. Es posible que el nuevo precio de la electricidad, artificialmente rebajado, atraiga a los consumidores franceses, lo que a su vez podría desplazar producción de electricidad más eficiente y barata", explica. Los precios de la electricidad también son clave para la nueva hegemonía energética que se abre con las renovables. El gran avance de éstas en nuestro país supone una oportunidad histórica porque permitirá que España pueda tener la energía más barata de su entorno.
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