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Repsol: combustibles renovables para descarbonizar el transporte
- La multienergética pondrá en marcha en 2023 la primera planta de combustibles renovables de España, en Cartagena. En ella se producirán 250.000 toneladas anuales de biocombustibles avanzados
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Que la movilidad se está transformando es un hecho. En muchas localidades españolas proliferan formas de transporte alternativas que buscan descongestionar los centros urbanos y convertirlos paulatinamente en espacios libres de emisiones. Pero completar con éxito el reto de descarbonizar un elemento esencial como el transporte requerirá de soluciones globales, sostenibles e innovadoras que cubran las necesidades de movilidad de los ciudadanos por tierra, mar o aire.
Tecnologías como la electrificación tendrán un peso importante en esta ecuación, pero no será la única. Los combustibles renovables siguen avanzando como una alternativa sostenible para todos los segmentos del transporte, ya que poseen una composición química similar a la de los hidrocarburos tradicionales, por lo que son totalmente compatibles con los motores de combustión que aún dominan el parque automovilístico.
Los combustibles renovables representan una alternativa de movilidad sostenible ya disponible
De hecho, hace años que los utilizamos en nuestros vehículos. Actualmente, el carburante que se suministra en las estaciones de servicio contiene un 10% de combustible de origen renovable. Repsol lleva más de dos décadas incorporando biocombustibles a sus carburantes y está reforzando su apuesta por esta fuente de energía como una de las principales palancas de su estrategia de descarbonización. La compañía se ha marcado el objetivo de liderar el mercado de la Península Ibérica alcanzando una capacidad de producción de 1,3 millones de toneladas de combustibles renovables en 2025 y más de 2 millones en 2030.
Economía circular aplicada a la movilidad
Una de las grandes ventajas de los combustibles renovables es que son una solución basada en la economía circular, ya que se utilizan materias primas recicladas o recuperadas para su fabricación, lo que garantiza un crecimiento sostenible en el tiempo.
Actualmente, la compañía está orientando sus esfuerzos principalmente al desarrollo de biocombustibles avanzados y combustibles sintéticos. Los primeros se fabrican a partir de residuos orgánicos (aceites de cocina usados, grasas animales, biomasa, residuos de la industria agroalimentaria, forestal y agrícola o la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos) y consiguen reducir las emisiones de CO2 hasta un 90% respecto a los combustibles tradicionales.
Su fabricación supone una enorme oportunidad de crecimiento industrial para España y Europa
En 2023, Repsol pondrá en marcha en su complejo industrial de Cartagena la primera planta de producción de biocombustibles avanzados de España con capacidad para producir 250.000 toneladas de combustibles renovables al año, gracias a los que se evitará la emisión de 900.000 toneladas de CO2 anuales.
También está previsto que en 2024 arranque su actividad la planta de combustibles sintéticos que la multienergética está construyendo en Bilbao. Unas instalaciones pioneras (de las mayores del mundo en esta especialidad) para la producción de este combustible con cero emisiones netas elaborado con hidrógeno renovable y CO2 retirado de la atmósfera como únicas materias primas.
Alianzas para la descarbonización
Precisamente, a lo largo de los últimos meses hemos sido testigos de diferentes iniciativas que han demostrado el potencial de aplicación de los combustibles renovables, varias de ellas vinculadas al sector aeronáutico. En este sentido, Iberia protagonizó un hito el pasado junio al operar los tres primeros vuelos de largo radio (con destino a Washington, Dallas y San Francisco) con biojet de Repsol producido en España a partir de residuos de la industria agroalimentaria. "La aviación tiene ante sí un reto muy desafiante que solo puede alcanzarse dando pasos como el de hoy, que promuevan la producción de los combustibles de origen sostenible en cantidad suficiente y con precios competitivos, para que eso nos permita avanzar en la transición ecológica del sector aéreo", comentaba el presidente de Iberia, Javier Sánchez Prieto, durante la jornada. La experiencia consiguió reducir en 125 toneladas las emisiones netas de CO2 a la atmósfera.
Dentro de su acuerdo estratégico, las dos compañías contemplan una hoja de ruta para la promoción de los combustibles sostenibles de aviación (SAF) y la aerolínea operará en el futuro nuevos vuelos con un porcentaje creciente de biocombustibles, e incluso SAF sintético a partir de 2024.
Pero las alianzas no se quedan aquí y, recientemente, Repsol ha dado un paso adelante para llevar los combustibles renovables más allá, hasta el espacio. Gracias a un acuerdo pionero con la española PLD Space, líder en la industria de los microlanzadores, la compañía diseñará en el Repsol Technology Lab combustibles renovables a medida para los propulsores de cohetes que fabrica PLD Space, específicamente para los microlanzadores recuperables MIURA. "Uno de los retos del proyecto es mantener el mismo nivel de rendimiento", afirma el Mánager de Propulsión de PLD Space, Francesco Spalletta.
Actualmente, los cohetes se propulsan con un queroseno líquido similar al que se utiliza en la aviación civil, o bien con un combustible específico denominado RP-1. Los avances que puedan aportar este tipo de alianzas serán determinantes para el futuro del transporte aeroespacial.
Para Repsol, la economía circular es una herramienta clave en su programa de transformación industrial, que permite fabricar productos de alto valor añadido y con menor huella de carbono a partir de residuos de distinta naturaleza. La compañía ha asumido el reto de invertir en infraestructuras, impulsar la I+D y escalar el uso de herramientas digitales para progresar en el desarrollo de los combustibles renovables y hacer de ellos una solución de movilidad accesible para todos.