De todas las habilidades que hay dentro de esa imprescindible competencia que es el saber estar una de las más relevantes, aunque también de las más complejas, es la que podríamos llamar “acción contextual”. Rodeando a cualquier tarea que implique a más de un profesional hay un contexto que es imprescindible analizar, entre otras cosas porque el criterio estrictamente técnico no es siempre el más importante. Aunque lo parezca.
Quizá el primer aspecto a tener en cuenta sea considerar las dos tramas que operan en cualquier grupo humano: la de tarea y la de afecto. Conforme la carrera de una persona avanza, tras el nivel técnico se sitúa el directivo, y tras el nivel directivo, el político. Lo que esta aparentemente sencilla progresión quiere decir es que, a medida que se alcanzan las zonas donde las organizaciones toman las decisiones más relevantes, aspectos como las influencias o las alianzas pueden llegar a ser incluso más importantes que la eficiencia o la eficacia. Desconocer u obviar este hecho sitúa a cualquier profesional en desventaja frente a quienes sí lo conocen y actúan en consecuencia.
Otro de los aspectos altamente relevantes de la acción contextual consiste en tomar conciencia de los diferentes roles que están representados en cualquier equipo. Aunque parezca obvio, no siempre es sencillo que los profesionales que se sientan a una mesa tengan claro quién es quién, qué papel representa cada uno y qué se espera de ellos. Demasiado a menudo las opiniones personales, los estados emocionales o la falta de clarificación sobre los roles profesionales dentro de un grupo interfieren en la consecución de sus fines.
Con todo, el más complicado asunto de los que rodean la acción contextual tiene que ver con algo tan sencillo como la conciencia de lo que, en el fondo, está pasando en un grupo de trabajo. Por ejemplo, con identificar cuál es el objetivo real que se intenta lograr con la suma de acciones que se están acometiendo dentro de ese equipo. O cuál es el tema del que se está hablando y el resultado esperado de esa conversación. O qué tipo de decisión se está tomando y sobre la base de qué atributos. Las presentaciones comerciales, las mesas de negociación y las reuniones de equipo están muchas veces llenas de sobreentendidos y malentendidos que dificultan el éxito.
Tanto ser conscientes de las dinámicas de afecto que rodean a las relaciones humanas, como comportarse de acuerdo al rol que cada uno representa dentro de un grupo, y desde luego ser consciente de lo que está ocurriendo en cada momento, no parecen habilidades complicadas. Sin embargo, no deben ser tan sencillas cuando se observa que, a menudo, profesionales altamente cualificados en asuntos técnicos muestran algunas carencias respecto a estas competencias. De ahí que sea imprescindible reflexionar sobre ellas y, desde luego, intentar adquirirlas.