Aunque suene exagerado, los conocimientos técnicos se han convertido prácticamente en commodities. Es decir, hoy día son mercancías casi indiferenciadas. El mercado compra y vende todos los días servicios de ingeniería, abogacía, medicina o finanzas. En parte por la afortunada popularización del conocimiento, salvo un grupo muy reducido de profesionales altísimamente especializados, cada vez más la excelencia en el puesto de trabajo no deriva del conocimiento técnico, sino de las habilidades transversales.
Hoy día las competencias que conducen al éxito son, en apariencia, sencillas: comunicar bien, mantener un comportamiento ético, relacionarse adecuadamente, cumplir los compromisos, y así sucesivamente. Y ocupando un lugar destacado dentro de esas competencias se encuentra una que podríamos llamar “saber estar”. Quizá de las más importantes y tal vez de las más difíciles.
Saber estar significa poseer la capacidad de observación y adaptación suficientes para llevar a cabo las acciones pertinentes en cada momento. Sin pasarse de la raya, y sin quedarse corto. Proponiendo sin invadir. Vendiendo sin acosar. Escuchando sin interrumpir. Implica representar a la propia empresa y a sus valores por encima de los propios sin que suene hueco o impostado. Saber estar es sinónimo de demostrar confianza y de hacerse merecedor de la confianza de los demás. Es obrar en cada momento como se debe obrar. Nada más. Nada menos.
En un mundo en el que el conocimiento está al alcance de cualquiera, bien en los medios sociales o bien en la propia empresa, los profesionales que destacan son los que saben estar.
Como diría Víctor Kuppërs: “Ole, Ole, y Ole” Jesús Alcoba González, muy buen artículo. Claro, breve y conciso. Totalmente de acuerdo, incluido el “Nada más, Nada Menos”, porque es la esencia y ahí estriba la dificultad y la habilidad de la competencia.
Muchas gracias por compartir.
Felíz día.
Un abrazo
J.F.
Me alegra que te haya gustado! Efectivamente, una competencia aparentemente simple, pero en realidad difícil. Buen día!