Banca y finanzas
La banca exprime a las empresas: aumenta el cobro por sus depósitos
- Por primera vez, pagan intereses por contratar cesiones temporales
Fernando Tadeo
El entorno de tipos negativos está provocando prácticas hasta ahora desconocidas y que pueden ir en contra de la lógica económica. Un ejemplo claro es que determinados clientes de los bancos tienen que pagar por tener depositado dinero en vez de recibir una rentabilidad por sus fondos.
Desde hace tiempo las entidades cobran una tasa a las grandes empresas por los excedentes de tesorería, que puede superar el 0,2%, una práctica que se ha extendido recientemente a otro de los productos financieros que suelen contratar, las denominadas cesiones temporales.
En el mes de abril, por este tipología de depósitos, las compañías, de manera general, tienen que afrontar un pago. En el pasado julio, la tasa era del 0,16%. Las cesiones temporales son imposiciones instrumentados en deuda pública pertenecientes a la cartera de un banco, mediante las cuales un ahorrador o inversor adquiere temporalmente un título de deuda con el compromiso de deshacer la operación, en un plazo determinado, normalmente no superior al año.
El banco cede temporalmente estos títulos, mientras que el comprador -en este caso, las empresas- reciben unos intereses durante el periodo de tiempo pactado. Una vez pasado el plazo, la entidad paga el precio estipulado al poseedor del depósito, por lo que la remuneración de éste no se ve afectada por las variaciones que pudieran producirse en el mercado.
Según algunos expertos, la garantía de este producto es elevada, ya que en caso de quiebra del banco el inversor dispone de los valores de deuda. En un depósito tradicional podría llegar a asumir una pérdida total tras la nueva ley sobre rescates financieros.
La progresiva reducción de la rentabilidad está provocando una bajada en el volumen de cesiones temporales, al igual que en las imposiciones a plazo. El conjunto del sector financiero apenas contabilizó en operaciones nuevas de este producto 6.316 millones de euros del colectivo de empresas en los primeros siete meses del año, frente a los 10.000 millones de mayo a diciembre del año pasado. El descenso es acusado a partir de abril, cuando los tipos pasaron al terreno negativo y las compañías tenían que pagar en vez de percibir una retribución. En julio el importe sólo alcanzó los 256 millones, un cifra cinco veces inferior que en el mismo mes de 2016.
En las imposiciones a plazo, los intereses aún son positivos, aunque estos han retrocedido sustancialmente. La media de las imposiciones a plazo de las empresas se sitúa en el 0,21%. Cuánto más es su periodo de vencimiento, menor es la tasa. De esa forma, cuando sobrepasan los dos años, la rentabilidad es del 0,07%.
La banca española, en principio, no se plantea cobrar un interés por el dinero de los particulares a pesar del entorno de tipos actual. El euribor cada mes registra un nuevo mínimo por debajo de cero. En septiembre la tasa provisional llega a -0,162%.
Rentabilidad decreciente
Los hogares continúan percibieron una rentabilidad por todos los productos de depósitos, aunque esta sea mínima y decreciente. Así, por ejemplo, en cesiones -que no es muy frecuente-, el interés es del 0,02%. En 2015, éste ascendía al 0,47%.
Las imposiciones a plazo tienen una mayor tasa de rendimiento, aunque apenas llega al 0,11% de media. En plazos superiores a los dos años, el tipo es del 0,08%.
Los ahorros, en estas circunstancias, se están trasvasando a cuentas a la vista, fondos de inversión y planes de pensiones, además de determinados seguros.
La consecuencia positiva de esta situación, que se alargará al menos año y medio según gran parte de los expertos y banqueros, es que el coste de los préstamos es cada vez menor, hasta el punto de que los clientes de las hipotecas más baratas del boom (euribor más 0,17%) han dejado prácticamente de pagar intereses.