Banca y finanzas

El nuevo presidente de Popular decidirá si vende el banco en partes o amplía de nuevo capital

  • El banco anunció que será más pequeño y enfocado en su negocio 'core'
Emilio Saracho, futuro presidente del Banco Popular. <i>Foto: Efe</i>.

Lourdes Miyar, Eva Contreras

Faltan menos de quince días para que Emilio Saracho asuma la presidencia de Banco Popular y esta nueva etapa, según aseguran fuentes próximas al consejo de administración, se abrirá con un profundo análisis por parte del nuevo primer ejecutivo.

El que fuera hasta hace semanas uno de los vicepresidentes mundiales de JP Morgan no tiene un mandato específico sobre el futuro de la entidad. Según estas mismas fuentes, se trata de afrontar la realidad y, una vez identificada, optar por la mejor opción para sus accionistas.

Saracho hará un análisis pormenorizado del banco y la primera de las conclusiones debe ser si es viable o no. En el caso de que el nuevo presidente, una vez escrutados los datos de la entidad, considere que tiene posibilidades ciertas de ser rentable en un plazo razonable se inclinará por acudir otra vez a los accionistas para abordar una nueva ampliación de capital, la cuarta desde 2012. Los expertos ya descuentan esta posibilidad. 

Esta ampliación debería despejar todas las dudas del mercado y dejar al Popular lo suficientemente fortalecido para acelerar su recuperación libre de incertidumbres.

Tras la presentación de resultados, y a pesar de las provisiones cercanas a los 5.700 millones, la banca de inversión sigue con sus dudas. El capital fully loaded, el que exigirá el supervisor en 2019, se ha reducido al 8,17% tras los saneamientos, muy lejos del 12%, objetivo para 2018. La cobertura, a pesar del esfuerzo, sigue siendo inferior a la media del sector. Por estas razones la banca de inversión espera o bien a una ampliación, de entre 2.500 y 4.000 millones de euros, o que sea absorbida por un competidor.

¿Vender la entidad por partes?

En el peor escenario, el que la conclusión de Saracho sea que el banco no es viable sin realizar esfuerzos ímprobos, el consejo podría decidir deshacerse de la entidad por partes. En todo caso, y según las declaraciones del todavía presidente, Ángel Ron, en la presentación de resultados anuales, lo que ya está decidido es que el banco sea más pequeño y centrado en su negocio core y en España.

Ron insinuó que todas las filiales extranjeras están en venta, si así lo decide el nuevo equipo gestor, y se refirió a Portugal, México y Estados Unidos. De este mercado afirmó que la valoración de su negocio está en máximos y con "muestras altas de interés", por lo que se podrían obtener importantes plusvalías y impacto "significativo" en capital. Targo Bank, del que tiene un 49%, acaba de ser provisionada, lo que también facilita su desinversión. También cuenta con una filial de banca privada, que ya estuvo en venta, y otra de seguros, con su socio Allianz, y Wizink, con Värde Partners, para las que podría buscar comprador.

Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la decisión sobre la nueva orientación del banco, más pequeño y con productos más sencillos y el esfuerzo extra de saneamientos, se tomó con el conocimiento y la aprobación de Saracho.

Tras deshacerse de estos negocios no core, quedaría aún unos 35.000 millones en activos improductivos, la mayor debilidad del banco. Su proyecto estrella para deshacerse de 6.000 millones, Sunrise, quedará "encaminado" según aseguró Ron el pasado viernes y el nuevo gestor decidirá si sigue adelante o no con este plan.

Queda también la actividad en pymes, que acapara alrededor del 17,5% de la cuota nacional, el más preciado negocio para el resto de la banca española que tiene precisamente en pymes uno de sus focos estratégicos.

La venta a otro competidor es otro de los escenarios que Saracho deberá evaluar, aunque las fuentes consultadas explican que el interés mostrado por el sector en los últimos meses no daban un excesivo valor a la franquicia, haciendo que la venta por partes resulte más atractiva desde el punto de vista económico, que entregarlo a un rival.

La banca de inversión ha acogido con escepticismo las resultados del Popular. JP Morgan resalta que el coste de absorción por la gran banca de una entidad con tal volumen de activos improductivos no resultaría rentable a corto plazo, por lo que no tendrían aliciente para ofrecer un alto precio. Su acción no tenía tantos consejos de venta desde hace un año. Un escenario que ha abierto la puerta a los bajistas: las posiciones cortan se acercan al 10% del capital del banco.