Banca y finanzas

La UE, abierta a un rescate en Italia que proteja a los pequeños inversores

  • Roma vuelve a probar la flexibilidad europea con el salvamento de su banca
Un grupo de personas entran en un edificio del italiano Monte dei Paschi di Siena. Foto: Reuters.

Jorge Valero

Europa cuenta las diferentes fases de esta larga crisis por los eslabones débiles que han puesto a prueba la solidez de todo el sistema. La tormenta agita de nuevo Italia por el peligroso flanco de su sector bancario, lo suficientemente grande y debilitado como para hacer temblar de nuevo a toda la eurozona.

El desafío vuelve a contar con ingredientes conocidos en esta segunda fase de esta crisis multidimensional: la necesidad de mantener credibilidad de las reglas europeas y el riesgo de recibir un nuevo castigo político por parte de los ciudadanos. Italia necesita una solución para sanear parte de su banca, agujereada por más de 360.000 millones de euros en créditos malos (alrededor de un quinto de su economía).

En la línea de fuego se encuentra sobre todo Monte dei Paschi di Siena, el banco más antiguo del mundo y que podría necesitar hasta 6.000 millones. Pero también otras entidades sistémicas, y por lo tanto más amenazadoras para la estabilidad de la banca europea, como UniCredit, que podría requerir hasta 10.000 millones, según los analistas.

360.000 millones de agujero

Fuentes europeas son conscientes de que Roma necesita recapitalizar entre dos o tres entidades. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, trabaja en un rescate bancario de unos 50.000 millones que despeje las dudas que pesan sobre unos bancos que han perdido más de la mitad de su valor desde abril, y un tercio en dos semanas tras el Brexit.

El problema es que la directiva europea para la reestructuración y resolución de entidades no permite el salvamento con dinero público hasta que una parte importante de los bonistas y otros tenedores de títulos de la entidad, también pequeños inversores similares a los preferentistas españoles, asuman una parte de las pérdidas. Este principio del bail-in se introdujo para evitar que los contribuyentes continúen acarreando con los costosos rescates que se sucedieron tras la caída de Lehman Brothers en 2008 por los errores de sus gestores.

Sin embargo, la crisis de los preferentistas en España, o incluso el suicidio de un pequeño inversor italiano en diciembre, cuando perdió sus ahorros al aplicar el bail-in, prueban que la aplicación estricta de las reglas puede dejar muchas bajas colaterales. Se calcula que en Italia un tercio de los 60.000 millones en bonos subordinados están en manos de 60.000 pequeños ahorradores y pensionistas, muchos de ellos sin saber el tipo de producto que estaban adquiriendo.

Renzi no quiere agitar las aguas con una nueva crisis social, menos aún cuando se juega su futuro político en octubre con el referéndum sobre la constitución.

En el lado contrario, Alemania y Holanda subrayan la importancia mantener la credibilidad de las reglas respetando el principio de un rescate bancario. "No podemos cambiar las reglas cada dos años", ha subrayado la canciller alemana, Angela Merkel. "Los problemas en los bancos necesitan solucionarse en los bancos por los bancos", dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem el pasado lunes.

Bruselas deberá dar con una solución que le permita decir que las reglas se han respetado, al mismo tiempo que evite un nuevo enfrentamiento con Roma y alejarse más aun de los ciudadanos.

Reglas de ayuda de Estado

Fuentes comunitarias explicaron a elEconomista que la solución pasará por aplicar las reglas de ayuda de Estado, el régimen aplicable antes de que entrara en vigor la nueva directiva de rescates bancarios.

En este caso, aunque varias categorías de bonistas también sufrirían perdidas, éstas no se extenderían tanto como con el nuevo esquema. "Nuestro objetivo es proteger a los pequeños inversores", decían las mismas fuentes.

Sin embargo, la Comisión no se pronunciará hasta que no llegan las propuestas de saneamiento desde Italia. El FMI también ha pedido mano izquierda. En su informe sobre Italia publicado este mes, el Fondo advirtió que "las preocupaciones relacionadas con el bail-in de los pequeños inversores deberían ser tratados apropiadamente".

Para poder aplicar las reglas de ayudas de Estado en lugar de la directiva, las entidades tienen que ser solventes, una asunción con la que trabajan los servicios comunitarios. Parte de la respuesta a esa hipótesis llegará el 29 de julio, cuando la Autoridad Bancaria Europea y el Mecanismo Supervisor Único presenten los resultados del test de estrés. Nueve bancos italianos suspendieron el examen de 2014.

Este caso refleja el mismo dilema al que se enfrenta el Ejecutivo comunitario al aplicar las reglas fiscales europeas con España. El incumplimiento del déficit obligó a castigar a nuestro país, además de a los portugueses. Sin embargo, para España y otros aliados, como la propia Italia, dar este paso en este momento es "absurdo". La decisión salomónica en este caso fue abrir el procedimiento sancionador este mes, aunque la multa que se propondrá en los próximos días será seguramente simbólica.