Banca y finanzas

Draghi presta al 0% y el usuario paga el 8%


    Cristina García

    A pesar de los esfuerzos del BCE para que sus estímulos lleguen a la economía real, el interés que los bancos piden a los particulares por los créditos al consumo sigue siendo elevado, del 8,7%, aunque ha bajado. Detrás se encuentra la mayor morosidad en este tipo de préstamos frente al hipotecario y la falta de alternativas de la banca para obtener rendimientos en un entorno de tipos cero

    Cuando Mario Draghi (el presidente del Banco Central Europeo) dispara su bazooka, tiene entre sus objetivos impulsar el crédito. A familias o a empresas, da igual, el caso es aumentar el consumo para que la inflación repunte, que al final es el propósito último de todo banco central. Para ello el pasado 16 de marzo bajó los tipos al 0 por ciento y elevo aún más la tasa que cobra a los bancos que aparcan su dinero en él; abriendo la puerta a premiar con un 0,4 por ciento a aquellas entidades que presten a la economía real. Sin embargo, por ahora, los intereses que exigen a las familias por los préstamos al consumo siguen siendo elevados, del 8,7 por ciento, aunque han bajado respecto a años anteriores. Conviene recordar, no obstante, que este negocio, el de los préstamos al consumo a particulares, solo representa aproximadamente un 12 por ciento de toda su cartera crediticia y que, además, el sector financiero no está siendo capaz de ganar dinero con su negocio tradicional con los tipos al 0. Como ejemplo, Red Eléctrica se financiaba en el mercado al 1 por ciento a diez años esta semana.

    ?Se trata de una situación surrealista. Pedir un 8 por ciento es como decir nos sobra el dinero, pero no nos atrevemos a prestarlo y ocurre porque no confían en que la gente pague y eso a su vez sucede por la falta de confianza en la economía. De nada sirve un QE si no se equilibra con políticas económicas, los estímulos no llegarán a la economía real hasta que se reanime la demanda interna y para conseguirlo existen dos vías. Una es bajar los impuestos con el ánimo de elevar el consumo y la otra es aumentar el gasto público, siendo difícil con el nivel de déficit actual?, explica Víctor Alvargonzález, director de estrategia de Tressis. Si la gente tuviera más capacidad para consumir, argumenta el experto, pediría créditos e incluso estaría dispuesta a pagar más por ellos, lo que a su vez impulsaría los ingresos de las entidades. Sin embargo, la expectativa es que ?los bancos den pocos créditos muy rentables para que cubran los que no paguen?, añade.

    Los tipos actuales desincentiva la demanda por parte de los particulares. ?Los bancos ahora mismo son más proclives a dar crédito hipotecario que al consumo, porque en el primero existe menos morosidad?, argumenta Rose Marie Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March. También a empresas, donde se empieza a reactivar la concesión de crédito según explican fuentes del mercado. Para lograr una mayor garantía, algunas entidades, como Santander, donde la TAE puede alcanzar hasta el 10,47 por ciento, exige vinculación adicional como requisito para acceder al crédito, como la contratación de un seguro de vida de protección del préstamo con una prima única -además de la cuenta 1,2,3, de llevar la nómina o pensión, tres recibos trimestrales y de usar tres veces al trimestre su tarjeta crédito-.

    Debe tenerse en cuenta, también, la dificultad de la banca para obtener rentabilidades en un entorno de tipos cero, que ha propiciado que sus ingresos caigan a mínimos de diez años a cierre de 2015, según el Banco de España (BdE). Por no mencionar el descenso de sus márgenes, que explican -también- los altos intereses que exigen por sus créditos al consumo ofertados a particulares. La fijación de los intereses ?depende de muchos factores, que van desde el coste de funcionamiento del banco hasta el propio coste de financiación. El margen y los costes internos. Cuanto menor el primero, menores beneficios; cuanto mayor el segundo, menores beneficios?, arguye José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi en España, que recuerda que, si se miran en perspectiva los intereses de este tipo de préstamo, sí que están bajando.

    Según datos del BdE, un año atrás la media ponderada de todos los plazos era del 9,58 por ciento y hace dos, del 9,98 por ciento. Aunque el pico más alto se alcanzó en agosto de 2008, en pleno estallido de la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos, con intereses del 11,72 por ciento. Entonces, el precio oficial del dinero era del 4,25 por ciento. Ahora y a pesar de la bajada, lo cierto es que, de las grandes economías de Europa, solo en Grecia y Portugal se paga más por este tipo de préstamos a particulares, según las cifras correspondientes a febrero del BCE (ver gráfico). En la eurozona, por el contrario, la media está en el 6,84 por ciento.

    Las peculiaridades de España

    Si se va al detalle, a buscar qué ofrece banco a banco en nuestro país, el resultado es que, entre los grandes, el del Santander es de los más elevados -aunque la TAE final siempre dependerá de lo solvente que sea quién lo solicite-; mientras que en el lado opuesto se encuentra el de Bankinter (entre un 5 y 6 por ciento), el de ING Direct (6,11 por ciento) o el de Popular (7,88 por ciento). En este último, como sucede en el del Santander, también se requiere domiciliar la nómina y contratar un seguro de protección de pagos.

    Precisamente, la falta de demanda de estos productos -y que además sea solvente-, está llevando al sector a reactivar los préstamos preconcedidos en los que, tras estudiar el perfil del cliente, es la propia entidad la que, sin que éste lo solicite, pone a su disposición la posibilidad de acceder a una línea de financiación en condiciones personalizadas según sus características, en las que, en la mayoría de ocasiones, las TAE?s exigidas van acordes a las que se obtendrían en los préstamos al consumo no precondedidos.