Banca y finanzas

El sector no bancario copa ya un 34% de los activos financieros gestionados en España

  • Su balance ha crecido casi un 25% en la última década frente al 10% del sector bancario
     

Eva Contreras

La combinación de unos tipos de interés atascados en el cero por ciento durante años y cierta limitación del crédito en algún momento del ciclo se convirtieron en el caldo de cultivo idóneo para que floreciese la financiación e inversión al margen del canal bancario. La expansión del llamado sector financiero no bancario ha sido, de hecho, muy superior al propio ritmo de crecimiento del negocio bancario en la última década tanto en España como en Europa, bajo el atento escrutinio de supervisores porque el fenómeno plantea retos claros para la estabilidad financiera.

En España, esa actividad canaliza ya un 33,8% del activo total del sistema financiero, aunque su peso continúa muy alejado del 59,9% que representa en el área euro. A finales de 2024 y según datos del Banco de España, el activo total no consolidado de las entidades bancarias y del sector financiero no bancario alcanzaba en el mercado nacional 3,09 billones de euros y 1,58 billones, respectivamente.

En el conjunto del área euro la relación ascendía a su vez a casi 38,56 billones en el sector bancario y 57,49 billones de euros en el no bancario. Pero más allá de la foto final, lo significativo del fenómeno descansa en el ritmo de su avance. Mientras que el activo total gestionado por la banca creció cerca de un 10% en España entre los ejercicios 2015 y 2024, aquel otro canalizado por el circuito no bancario se incrementó en aproximadamente un 25%, es decir, más del doble.

En la zona euro la progresión fue del 30 y 40% en la última década igualmente, respectivamente, según se infiere del último Informe de Estabilidad Financiera publicado por el Banco de España.

Bajo la etiqueta de no bancariose recoge tanto la "banca en la sombra" (shadow banking), carente de los férreos requerimientos que tienen las entidades financieras, junto a un largo etcétera de operadores regulados y vigilados como empresas de seguros, fondos de pensiones, fondos del mercado monetario y no monetarios o establecimientos financieros de crédito, fondos de titulización o sociedades y agencias de valores. También incluye la actividad de sociedades de capital riesgo, Socimis, entidades de pago, tasadoras o filiales instrumentales emisoras de valores.

Por la parte de la financiación, el BCE reconoce en su último informe anual de 2024 que el sector no bancario (IFNB, por sus siglas en inglés) mantuvo su capacidad de resistencia frente a episodios de volatilidad en los mercados y respaldó la financiación de mercado en la zona del euro en todas las categorías de riesgo de crédito. Sin embargo, también observa que "las vulnerabilidades relacionadas con la concentración de exposiciones, los desajustes de liquidez y el elevado apalancamiento en algunas partes del sector de fondos de inversión siguieron siendo motivo de preocupación".

Entre los riesgos que monitoriza figura la posibilidad de que ocurran "variaciones bruscas de las valoraciones" que provoquen salidas "repentinas" de fondos y ajustes de los márgenes, "amplificando las dinámicas de mercado adversas y provocando efectos de desbordamiento a otras partes del sistema financiero".

Según Financial Times, los reguladores de la UE prevén realizar el primer estrés test para buscar vulnerabilidades en el sistema financiero no bancario bajo un escenario de crisis agravada de los mercados. El examen incluiría a firmas de capital privado, fondos de cobertura y monetarios, pero también a aseguradoras y fondos de pensiones, siguiendo el ejercicio similar efectuado por el Banco de Inglaterra el año pasado.

El objetivo es examinar cómo se propagaría una crisis entre las distintas partes del sistema financiero y si esto podría magnificar el impacto en lugar de absorberlo.

Test de estrés con simulacro de crisis de mercado

Los supervisores europeos preparan una prueba de resistencia para las entidades financieras no bancarias. Simularía cómo puede afectar una eventual crisis de mercado a los fondos de pensiones, aseguradoras, fondos de cobertura o firmas de capital privado según Financial Times. Se lanzaría en 2026 para comprobar su capacidad de resistencia, identificar vulnerabilidades y los riesgos de transmisión.