Banca y finanzas

Los argumentos de BBVA y Sabadell para conducir a la CNMC a su terreno en la opa

  • La Sala de Competencia dirime si da luz verde o abre un análisis  en profundidad
     
La presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), Cani Fernández.

Eva Contreras

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) debería despejar esta semana -probablemente hoy- la principal incógnita que encara la oferta pública de adquisición de acciones (opa) lanzada por BBVA sobre Sabadell. Su Sala de Competencia está citada para dirimir si resuelve sobre la operación o abre un análisis más pormenorizado, profundo y abierto a la intervención de terceros en la llamada "Fase II" que dilataría en el tiempo la resolución.

Se trata de un órgano integrado por la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, y los consejeros María Jesús Martín, Bernardo Lorenzo y Xabier Ormaetxea, cuya decisión hará pública el organismo una vez adoptada.

Aunque la CNMC se ha dirigido con sigilo con el proceso, la balanza parece inclinarse por el estudio pormenorizado de los eventuales riesgos asociados a la transacción sin menoscabo de que en su seno haya quien apostase por dar luz verde a la opa, aceptando diferentes compromisos de BBVA, frente a otros partidarios de ir hasta el final en la investigación de los riesgos.

BBVA se ha fajado en convencer de que no hay razón que justifique tal escrutinio dejando caer diferentes compromisos en foros públicos en línea, muchos de ellos, con los que en su día comprometió CaixaBank y a los que habría agregado otros en su diálogo confidencial con el organismo. El banco liderado por Carlos Torres ha garantizado, por ejemplo, financiación en circulante a las empresas durante doce meses, en un guiño claro a las pymes y autónomos.

Asegura una sede operativa en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) y la otra en la Ciudad Financiera de BBVA en Madrid; la creación de un hub europeo para startups en Barcelona; garantiza que no dejará ninguna localidad donde solo quede una sucursal suya o de Sabadell; asegura que el ajuste en personal será negociado, primando la voluntariedad y limitado frente a otras fusiones porque ambos bancos ya redujeron en 2021 sus plantillas y se ha comprometido a mantener el negocio de pymes de Sabadell, objetivo último de la operación.

Sabadell defiende ir a "Fase II" por la complejidad de la transacción. Según algunos expertos, es un paso obligado simplemente por la dificultad para realizar un análisis técnico adecuado cuando la operación es hostil -no se han conciliado los datos y podrían darse partidas contrapuestas complicando el trabajo de la CNMC a diferencia de la información concordante que se suministra en transacciones negociadas-.

En apoyo del banco vallesano figura la amenaza del Gobierno de vetar la fusión por atisbar riesgos y las alertas que distintas asociaciones de empresarios han hecho llegar vía carta a la propia presidenta del organismo.

Un negocio donde podrían excederse las cuotas con más claridad es en los TPVs, pero Sabadell ha puesto en foco en las pymes, el negocio que anhela BBVA y que, según la entidad catalana, sufrirá una merma simplemente por la necesidad de las empresas de buscar diferentes proveedores, pudiendo dañar ese suministro. Sabadell cifra, de hecho, en el 40% las pymes que enfrentarán problemas si desaparece el banco catalán y se ha volcado en recordar el millonario negocio que se perdió al integrar Popular en Santander en pymes y autónomos.

La CNMC dispondrá de tres meses si lleva el análisis a "Fase II" aunque no tiene que agotar el plazo y podría también extenderlo e, incluso, dar voz al Gobierno en algún momento en el caso más extremo. La mayoría de transacciones que pasan a esa etapa encaran condiciones severas, sin que esto sea una regla a cumplir. Podría ir a una "Fase II" para garantizar el superior escrutinio sin imponer fuertes "remedies" como ha defendido BBVA. O, como augura Sabadell, que exija vender negocio de pymes, lo que torpedearía la opa.