Banca y finanzas

Eduardo Dávila (profesor de Yale): "Que la banca tenga una percepción distorsionada tiene más riesgo que si la tienen los hogares"

  • Sistema bancario: "Menos bancos y más grandes o más bancos y más competencia. Es la gran pregunta"
  • Europa y EEUU: "Ha habido una tendencia a la concentración. Cada vez  se parecen más"
  • Futuro: "Trabajo en un método para poner un valor a personas que nunca van a vivir en el mismo tiempo"
     
El profesor de Economía y Finanzas de la Universidad de Yale, Eduardo Dávila. EE

Carles Huguet
Barcelona,

El profesor de Economía y Finanzas de la Universidad de Yale, Eduardo Dávila, hace años que estudia cómo hacer más eficientes los mercados financieros para eliminar las imperfecciones que, asegura, tienen sectores como el bancario o la innovación. El académico canario acaba de ser galardonado con el XXIII premio a la investigación económica de la Fundación Banc Sabadell y atiende a elEconomista.es para explicar sus análisis pasados, presentes y futuros. Abre un nuevo terreno de juego: el impacto de fenómenos como el cambio climático o las políticas públicas en el valor de las generaciones de hoy y del mañana.

El académico no duda en citar a Ginés de Rus, profesor de la Universidad de Gran Canaria, y Andreu Mas-Colell, profesor de la Universitat Pompeu Fabra y exconsejero de Economía de la Generalitat, como los dos nombres clave para saltar del archipiélago canario a las mejores universidades de Estados Unidos.

Quisiera empezar con un tópico: ¿el mercado se regula solo?

El mercado hace cosas muy bien y es muy importante. Cuando el mercado funciona hace las cosas muy bien. Está en todos los papers. Lo que pasa es que en muchos sectores de la economía hay una serie de fricciones que provocan no funcione tan bien como sería deseable. En los mercados financieros, por ejemplo, hay muchas de estas fricciones y hace falta esta regulación.

¿Qué sectores son los más afectados por estas imperfecciones que menciona en los artículos?

El sector financiero, por ejemplo, es uno en el que se dan los ingredientes para que el mercado no funcione bien por si mismo: información asimétrica, información imperfecta, incertidumbre... De una forma histórica se ha demostrado sistemáticamente: sin regulación crisis continua. Antes de la creación del fondo de garantía de depósitos en Estados Unidos existían crisis bancarias continuas. Otros sectores como la innovación, con todo el tema de las patentes, es un claro ejemplo en el que se necesita regulación. Con los monopolios naturales lo mismo. Y no pido que sea el legislador el que intervenga directamente. Si se puedes es mejor que se pongan los incentivos correctos para que sea el propio sistema el que lo pueda hacer.

¿Y cómo se crean estos incentivos?

Lo ideal es alinear el beneficio de la empresa con el beneficio social. La empresa siempre tendrá el objetivo de maximizar beneficio. Y el beneficio es importante. Hay que tener contento a todo el mundo, tanto al empresario como a los consumidores. Es bueno que las empresas tengan beneficios y que los costes sean bajos, pero es importante que estas ganancias pasen a los consumidores.

¿Cómo alinearlos y qué hacer con estas ganancias?

Más competencia hará que los beneficios, teóricamente, vayan a los consumidores. Parte de mi investigación te permite entender quién gana y quién pierde, pero yo no soy un político. Esta es parte de la razón por la que muchas veces no he hecho tanto énfasis en la redistribución, pero con mis herramientas si se puede hablar de quién gana y quién pierde.

También estudió las percepciones de estos mercados...

Es una de las cosas más originales en las que he trabajado. en mi carrera como académico. Qué sucede cuando los acreedores y deudores tienen percepciones diferentes o distorsionados de la realidad. En los mercados financieros no está clara la probabilidad de los eventos, la gente puede estar en desacuerdo con lo que va a ocurrir. Por ello parte de mis trabajos tratan de pensar en la regulación del apalancamiento cuando los que prestan y los que se endeudan tienen percepciones distintas. Y lo verdaderamente importante es que las instituciones o los bancos tengan las percepciones correctas. Si la banca tiene las percepciones distorsionadas puede tener un coste muy grande, como se vio en la crisis de 2008; si te pasas con el crédito tiene consecuencias. Si tienen la percepción correcta y son los hogares los que la tienen incorrecta, estos están más restringidos por el crédito y las consecuencias son menores.

Entonces, en sectores como el bancario. ¿Qué es más importante, menos bancos pero más fuertes o más bancos y más competencia?

Hay muchos argumentos para defender uno y otro lado. Es ahora mismo la gran pregunta. Los argumentos son los de siempre: la concentración te ayuda a tener más eficiencias, pero en el sistema hay menos competencias. Luego, claro, el fenómeno del demasiado grande para caer, porque un problema en un banco grande te genera un problema global.

Hace no tanto en Estados Unidos se ha visto el problema de los bancos regionales, con entidades como el Silicon Valley Bank como claro ejemplo

En mi opinión, al regulador se le pasó por alto ver que buena parte de los depósitos no estaban asegurados. Y eso es clave para la estabilidad financiera. En Silicon Valley Bank, por ejemplo, el problema venía por un modelo de negocio muy basado en las start ups, y ese modelo de negocio paso a suponer una fragilidad importante con este tipo de negocios y los cambios en los tipos de interés. De cara al futuro creo que se va a tener mucho más cuidado con el sistema de garantía de depósitos.

¿Y qué diferencias ve entre los bancos americanos y los europeos?

En el sistema americano hay bancos más pequeños, pero hay una tendencia de concentración muy fuerte. Desde 2008, tras años con una tendencia intelectual muy fuerte a la desregulación, el sentido es hacía regular más y desde entonces cada vez se parecen más. Hay una tendencia a cada vez entidades más grandes.

Ahora está focalizado en otro campo de estudio, ver las implicaciones de políticas en el valor de las generaciones futuras, ¿cómo se hace eso?

Lo complicado es ponerle un valor comparable a personas que nunca van a vivir a la vez. Comparar a dos personas vivas se puede hacer, pero lo complicado es medir las ganancias o pérdidas del cambio climático, por ejemplo, en la generación presente y la futura. Esto se puede hacer con el concepto de bonos perpetuos, algo habitual en países como el Reino Unido. La valoración de estos bonos es clave, porque nosotros tendremos una valoración por este bono, nuestros hijos la tendrán...