Banca y finanzas

El seguro de automóvil afronta un alza del 8,5% en el coste por daños personales

  • Tendrá lugar en 2023 al estar ligados los gastos por lesiones al IPC de pensiones
  • Obligará a las compañías a revisar los precios al ser un negocio casi deficitario
Foto: Dreamstime

Eva Contreras

Al negocio del seguro de automóviles se le multiplicarán los frentes el próximo año y obligarán a las compañías a revisar las políticas de precios o, incluso, las estrategias. La ley impone actualizar las indemnizaciones y gastos asociados a los daños personales que se produzcan en accidentes de tráfico conforme al IPC de pensiones y eso implica que en 2023 deberán encajar un aumento automático del 8,5% en todos los gastos por lesiones y fallecimientos de una tacada aunque la inflación se modere y al margen del encarecimiento que ya vienen soportando en las reparaciones de vehículos por la propia evolución del IPC.

El problema para el ramo es que llueve sobre mojado y sus márgenes está tan fuertemente comprimidos que a, escala sectorial, este negocio resulta, incluso, deficitario. Su ratio combinado (primas menos costes operativos y por siniestralidad) estaba en septiembre en el 100,22% para las coberturas de responsabilidad civil, es decir, los gastos ya excedían a los ingresos asociados al negocio.

El dato, compilado por la dirección General de Seguros y Planes de Pensiones, mejora el 103,79% que llegó a marcar en junio pero dista del 93,08% reportado durante la pandemia (entonces, ganaban casi 7 euros de cada 100 recaudados por primas). En el resto de coberturas no obligatorias la tasa era del 91,80%.

Margen comprimido

El margen asociado a este negocio ha sufrido un empeoramiento abrupto durante este ejercicio al dispararse, precisamente, los costes de forma exponencial por múltiples factores.

Por un lado, el sector estrenó el año con las nuevas tablas indemnizatorias del baremo de autos (no se habían actualizado desde 2016) y que subieron gran parte de los criterios indemnizatorios con un incremento medio, por ejemplo, del 8,8% en las compensaciones por lucro cesante. Se trata de un sistema de valoración de daños creado para el seguro del automóvil, pero que se utiliza de referencia para cifrar los pagos en otros siniestros (aéreos, ferroviarios, en embarcaciones o, incluso, laborales), lo que convierte en aún más sensible para las víctimas y las aseguradoras cualquier cambio en sus tarifas, incluida la futura actualización del 8,5%.

Junto a las nuevas tablas, la factura para el ramo se ha ensanchado por la combinación de un incremento de la siniestralidad por encima de cotas pre-Covid y el encarecimiento de las reparaciones por los problemas de abastecimiento de repuesto y la subida de la inflación. El número de accidentes y golpes de chapa ha crecido porque, al levantarse las restricciones de la pandemia, la circulación es superior y se viaja incluso más que antes.

Del lado de los ingresos, al negocio le pesa que las compañías abaratasen las pólizas hasta precios mínimos en mitad del Covid por la fuerte competencia y gracias, precisamente, al alivio en costes que supuso el descenso de la siniestralidad por la imposibilidad de mover el coche y el nuevo negocio no acaba de despuntar.

Está afectado por las matriculaciones, que se contraían un 4,4% hasta noviembre y siguen un 36% por debajo de 2019, según los datos de los fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam). También le impacta el envejecimiento del parque automovilístico. Tiene 13,5 años de media y se están vendiendo, de hecho, más coches viejos que nuevos. Traducido a seguros supone que la contratación apenas crecen en volumen y se suscriben pólizas con menos coberturas y más baratas porque el todo riesgo suele reservarse a los vehículos a estrenar, además de crecer el riesgo a los accidentes por el simple envejecimiento del utilitario.

Con todo, el resultado asociado al ramo de seguros de autos en las compañías se situó entre enero y septiembre pasados en 403 millones de euros, con un descenso del 50,1% en comparación con los 808 millones que sumaban en el periodo equivalente de 2021, según datos de ICEA. Se trata de un ramo que aporta el 19% de la facturación y penaliza la rentabilidad de la industria (el ROE bajó al 9,49% en septiembre frente al 12,41% de cierre del año pasado).

Algunas compañías han ratificado hasta ahora su estrategia de precios competitivos y otras han declarado que no irán a volumen sino a riesgos y tarificarán en consecuencia en función del perfil individual del cliente. En los últimos meses, se ha apreciado un encarecimiento claro de las pólizas y algunas compañías dan por seguro que acabará generalizándose.

La agencia de solvencia Fitch cree, sin embargo, que la subida de los precios no será tan agresiva como para compensar el coste de la siniestralidad y una actualización del baremo que augura que añadirá 2 puntos porcentuales al ratio combinado. "Esperamos que la rentabilidad del seguro de automóviles se deteriore aún más en 2023, impulsada por la alta inflación en los siniestros, los vientos en contra por los cambios en las tablas de baremo utilizadas para calcular los costes asociados a las lesiones corporales además de un retraso en las correcciones de precios", pronostica.

La presión para escalar precios también depende de las estrategias y de si las compañías pueden compensar su deterioro con mejores resultados en otros ramos o actividades de negocio o, incluso, con inversiones financieras.