Dee Hock, el fundador de Visa que revolucionó el sistema financiero mundial
- No creó las tarjetas de crédito, pero sí la infraestructura que las rodea
- Muy pocos pueden superar el impacto e influencia de este granjero de Utah
- Hock fundó Visa en 1958 y murió el pasado miércoles a los 93 años
Alejandro Serrano Martínez
"El impacto e influencia de Dee Hock superan los de casi cualquier otro líder en el último medio siglo". Estas son palabras de Alfred Kelly, actual CEO de Visa, durante un tributo en memoria de Hock, un visionario que, entre otras cosas, anticipó que el dinero se volvería digital y se movería de una forma u otra de manera instantánea y segura.
Hock fundó Visa en 1958 y fue director ejecutivo emérito hasta el miércoles pasado, cuando murió a los 93 años. Este granjero de Utah pasó a la historia, no solo por crear esta multinacional, sino por apostar en el negocio de las tarjetas de crédito en un momento en el que había serias dudas sobre su futuro. Imaginó un mundo de comercio sin fricciones en el que cualquier persona, en cualquier lugar, pudiera intercambiar valor "las 24 horas del día, los siete días de la semana", y rompiendo la barrera del idioma, la cultura y la moneda. Y no iba mal encaminado.
Aunque eso sí, los inicios para construir un sistema para la infraestructura moderna de pagos electrónicos no fueron nada sencillos. Los primeros programas estaban plagados de fraudes, con procesos de autorización lentos que llegaron a ser difamados internamente. "Dee sería el primero en admitir que él no inventó la tarjeta de crédito. Sin embargo, aplicó una combinación de visión, impulso y una gran dosis de riesgo para forjar una organización que ha cambiado la forma en que el mundo paga en el transcurso de los últimos 60 años", recuerda Kelly.
Una de las mayores características de Hock es su competitividad. Hock era extremadamente competitivo, y cuando escuchó que otra red de pago estaba desarrollando un sistema computarizado de autorización, compensación y liquidación al mismo tiempo que National BankAmericard, - fue el nombre que se le dio a la organización de licencias de BankAmericard antes del cambio de nombre a Visa en 1976 - impulsó a su equipo a lanzar VisaNet en 1973, asegurando que sería la primera organización en digitalizar las transacciones con tarjeta en el punto de venta.
Con todo esto, el primer objetivo estaba ya superado. Había que ir a por el segundo, casi igual o más complicado. Y no era otro que convencer a la gente de querer usar las tarjetas y a los comerciantes de querer aceptarlas. Hock terminó sus deberes y dejó la empresa en 1984 para dedicarse a otros emprendimientos, aunque siempre manteniendo su interés en Visa. Algunas voces revelaron incluso un enfrentamiento entre Hock y la junta, según informa Marketwatch.
Frases célebres
En su autobiografía One From Many (Uno de muchos, en español), Dee Hock deja multitud de frases para el recuerdo. Estas son algunas de ellas.
- El dinero no era una moneda, una moneda o una tarjeta de crédito, sino cualquier cosa que se usa habitualmente como medida de valor equivalente y medio de intercambio.
- Sin la gestión de uno mismo, nadie es apto para la autoridad, no importa cuánto adquiera. Cuanta más autoridad adquieren, más peligrosos se vuelven. Es la gestión de uno mismo la que debe ocupar la mitad de nuestro tiempo y lo mejor de nuestra capacidad. Y cuando lo hacemos, los elementos éticos, morales y espirituales del autocontrol son ineludibles.
- He tenido una vida maravillosa. ¿Cuántas personas conoces que hayan tenido ese tipo de sueño loco, un sueño aparentemente imposible, y sin embargo vivieron para verlo nacer, verlo fructificar, verlo madurar, verlo ir más allá de mí?
- El dinero motiva ni la mejor gente, ni la mejor de las personas. Puede mover el cuerpo e influir en la mente, pero no puede tocar el corazón o mover el espíritu, que se reserva para las creencias, principios y la moral.