El FMI alerta que la banca puede sufrir un déficit de capital de hasta 220.000 millones de dólares bajo un escenario adverso
- La probabilidad de que el crecimiento global caiga por debajo de cero en 2021 es cercana al 5%
- Persiste la desconexión entre los mercados financieros y el débil desempeño de la economía "real"
- Las presiones de liquidez podrían fácilmente transformarse en insolvencias
José Luis de Haro
Nueva York,
El Fondo Monetario Internacional ha presentado su Informe Global de Estabilidad Financiera (GFSR) donde avisa sobre cómo algunas vulnerabilidades financieras preexistentes antes de la pandemia "se están intensificando, representando posibles vientos en contra para la recuperación". Previamente, dio a conocer sus Perspectivas de Crecimiento Mundial, donde España, se postula como la economía peor parada por la pandemia.
En este sentido el Departamento Monetario y de Mercados de Capital del Fondo, liderado por Tobias Adrian, pone de manifiesto cómo los riesgos para el crecimiento todavía se inclinan a la baja.
"La probabilidad de que el crecimiento global caiga por debajo de cero en 2021 es cercana al 5%. Este "riesgo de cola" sugiere que el futuro económico sigue siendo precario, en medio de enormes incertidumbres", explicó Adrian durante su rueda de prensa en Washington.
Además, según su equipo, también existe la posibilidad de que las medidas políticas implementadas para paliar la crisis económica derivada tras la pandemia tengan consecuencias no deseadas
En este sentido, se pone de manifiesto cómo, por ejemplo, persiste una desconexión entre los mercados financieros, donde ha habido un aumento de las valoraciones del mercado de renta variable, y el débil desempeño de la economía "real". Esa brecha puede reducirse gradualmente, si la economía se recupera rápidamente. Pero si la recuperación se retrasa, el optimismo de los inversores puede disminuir.
Si la recuperación se retrasa, el optimismo de los inversores puede disminuir
Al mismo tiempo, el GFSR da la bienvenida a las medidas que han permitido a las empresas hacer frente a la escasez de efectivo generalmente asumiendo más deuda. Este apalancamiento adicional ha ayudado a evitar una ola de quiebras en las primeras etapas de la crisis, pero también ha generado a un mayor aumento de la carga de la deuda empresarial.
"Muchas empresas ya tenían niveles muy altos de deuda antes de la crisis y ahora el endeudamiento en algunos sectores está alcanzando nuevos máximos. Esto significa que los riesgos de solvencia pueden haberse trasladado al futuro. Las presiones de liquidez podrían fácilmente transformarse en insolvencias, especialmente si la recuperación se retrasa", recalcó el principal consejero financiero del FMI.
Esta situación también pondrá a prueba la resistencia del sector bancario, que entró en la crisis del Covid-19 con colchones de capital y liquidez más fuertes que al comienzo de la crisis financiera de 2008. El éxito de las reformas emprendidas durante la última década ha permitid a los bancos ser parte de la solución, en lugar de ser parte del problema.
No obstante, en un escenario macroeconómico adverso, el FMI destaca cómo algunos sistemas bancarios "pueden sufrir importantes déficits de capital". En este sentido, se incide en que un gran número de empresas y hogares no podrán reembolsar sus préstamos, incluso después de tener en cuenta las medidas de política actualmente implementadas, y su rentabilidad se tambaleará.
El déficit de capital medio en un escenario adverso se acerca al 1% del PIB
De esta forma, según el análisis de la institución, las insuficiencias generales de capital de la banca con relación a los amplios requisitos regulatorios, que incluyen las reservas de capital anticíclicas, las reservas de conservación de capital y las reservas sistémicas, podrían alcanzar los 220.000 millones de dólares, incluso después de tener en cuenta las políticas de mitigación orientadas a los bancos y los prestatarios. Esto implica que el déficit de capital medio en un escenario adverso se acerca al 1% del PIB.
Por su parte, las instituciones financieras no bancarias han conseguido afrontar la turbulencia en los mercados provocada por la pandemia gracias al apoyo de la política económica, pero las fragilidades siguen siendo altas. Al respecto, los gestores de activos, por ejemplo, podrían verse forzados a ventas masivas si las pérdidas de cartera se ahondan y las amortizaciones duran más que durante la venta masiva de marzo.
Este tipo de entidades desempeñan un papel creciente en los mercados de crédito, inclusive en los segmentos de mayor riesgo, y el aumento de los vínculos entre este tipo de firmas y los bancos implica que las fragilidades podrían propagarse por el sistema financiero.
Por último, el GFSR también manifiesta como las vulnerabilidades soberanas han aumentado debido a que los países han ampliado el apoyo fiscal, y el sector soberano podría afrontar un drástico aumento de los pasivos contingentes. Las vulnerabilidades se han recrudecido en múltiples sectores y 6 de las 29 jurisdicciones con sectores financieros de importancia sistémica muestran ahora un nivel elevado de vulnerabilidad en los sectores empresarial, bancario y soberano.