Aragón
Los agricultores piden cambios en el seguro agrario
Eva Sereno
La sequía de esta campaña ha puesto en evidencia las carencias del sistema de cobertura de siniestros, que debe ser más acorde a la realidad de los cultivos y a la situación del sector.
Esta campaña pasará a la historia agraria como la más dura por la sequía. "Es el peor año de la serie histórica desde que existe Agroseguro como superficie siniestrada e indemnizaciones en España", señala José Ignacio García Barasoain, director de la Territorial de Castilla. De hecho, estiman que indemnizarán con más de 201,5 millones de euros los siniestros en cereales y leguminosas. [Más información en la revista Agro de elEconomista]
"No lo he conocido nunca en 51 años. Pero es que mi padre, con 83 años, tampoco", explica Luis Miguel Quílez, agricultor en Langa del Castillo (Zaragoza), que tiene una explotación de 520 hectáreas de cereal de secano en la que este año recogerá unos 700 kilos por hectárea, "cuando lo normal son 3.000 ó 3.200".
La incidencia en España ha sido desigual. Los datos facilitados por Coag reflejan que en Castilla y León, en cereales, se calculan pérdidas de 1.300 millones de euros, mientras que en Andalucía el olivar se está viendo afectado y en Castilla-La Mancha se prevé un 10 por ciento menos de producción.
Unos daños en el campo que han puesto en el punto de mira a los seguros sobre los que el sector coincide en que son una buena herramienta, pero en la que hay que introducir cambios. "¿Que es mejorable? Como todo, pero tiene la particularidad de compañía privada, intervención del ministerio, comunidades, organizaciones profesionales agrarias, subvenciones estatales... Puede ser mejorable y nos gustaría que estuviera más implantado. El agricultor entiende el seguro, que lo ve como un coste de su explotación. Es una decisión empresarial que tiene que tomar", añaden desde Agroseguro, donde explican que el seguro se va cambiando. Entre las últimas modificaciones figuran coberturas de hasta el 80 por ciento, así como la modificación de los rendimientos de trigo, alfalfa... "El seguro es vivo y cada año se cambia", afirman.
Todo el sector agrario coincide en que la cuestión no es el peritaje porque el criterio es certero, lo que permite que se llegue a un acuerdo en la primera peritación. En Castilla y León, se registra en torno al 1,2 por ciento de disconformidad. En los casos en los que no hay acuerdo, cerca del 95 por ciento se arreglan en el segundo proceso y solo el 0,01 por ciento suele llegar a tercerías, siendo muy poco habitual recurrir a la vía judicial.
Y, entonces, ¿qué sucede? "El problema es cómo se barema de cara a las pólizas", apunta el ingeniero agrónomo Diego Aznar, que realiza peritajes cuando no hay acuerdo en la zona de Teruel. "No se parte de lo esperado por el agricultor, sino por el cálculo estadístico de años anteriores. El agricultor sabe la producción esperada, pero por partes de sequía anteriores o el histórico, no se puede asegurar esa cantidad".
En concreto, el agricultor tiene garantizado entre el 50 y el 80 por ciento. "Por ejemplo, en una explotación de 100.000 kilos asegurados, si tiene el 70 por ciento garantizado, serían 70.000 kilos. Esta cantidad es el límite hasta donde llegaríamos", exponen desde Agroseguro.
En el seguro se tiene en cuenta el histórico que indica los kilos que se pueden asegurar y el porcentaje que se asegura lo elige el agricultor al hacer la póliza y "paga más o menos dinero". Pero hay algunos requisitos que se deben cumplir, sobre todo relacionados con el nivel de riesgo y según ese histórico. En concreto, "el 80 por ciento solo lo pueden contratar aquellos cuyo nivel de riesgo esté por debajo de seis -se extrae de los resultados de años anteriores- y puedan contratar el 70 por ciento". El agricultor, en el 99,9 por ciento de los casos, cobra siempre, según Agroseguro.
Sin embargo, hay agricultores que están dejando de hacer seguros por sequía porque todos los años tienen incidencias y, al año siguiente, se penaliza. Así "se beneficia al que hace las cosas mal porque se adecúa el cultivo a las condiciones de la póliza en lugar de beneficiar al que intenta producir más", indica el perito. También se detecta que "no se asegura y se guardan, por ejemplo, los 4.000 euros que se pagarían como colchón si se tiene sequía".
"Yo no he dejado de hacer el seguro en 32 años, pero en esta zona sí porque es caro y tienes pocas coberturas. Tengo cubierto el 70 por ciento porque el año pasado y hace tres años hubo buenas cosechas y aumenté la cobertura. Me han venido a peritar todo, menos el centeno, pero el seguro no va a ser suficiente porque si me cubren 2.300 kilos, se me tendrían que cubrir 2.500 kilos porque tengo unos costes de producción y tengo que vivir y con eso no se cubre", asegura Luis Miguel Quílez.
Las condiciones del seguro "son las más apretadas. El precio del cereal es bajo y el gasto de siembra ha subido mucho. El seguro va al precio real de los kilos y no se cubren los gastos", explica José Antonio Miguel, agricultor en Gallocanta (Zaragoza), que cultiva cereal de secano y girasol y en la que la sequía ha hecho una importante mella porque recogerá unos 500 kilos por hectárea cuando la media es de 3.000.
Además, hay agricultores que están asegurados por debajo de 1, "lo que supone que tienen una baja cobertura y muy alto coste del seguro. Estos son los que van dejando de hacerlos. En mi pueblo -añade Quílez-, el 100 por ciento estaba asegurado hace diez años, ahora es el 60 por ciento".
Estas situaciones se producen por "la técnica aseguradora. Los seguros agrarios se realizan a través de un pool y se diseña una póliza. Hay veces que les viene bien a los agricultores y otras en las que no", matiza Gregorio Juárez, técnico de Seguros Agrarios de Asaja, quien añade que "el seguro no es un negocio. Es como el del hogar, no se mira si es rentable o no".
No siempre es rentable
Pero, ¿compensa el seguro? La respuesta no es sencilla, aunque hay situaciones en las que no es de ayuda, como en este caso real facilitado por Asaja relativo a una póliza de cereales en Castilla-La Mancha, en la que no hay mucho aseguramiento por tener los rendimientos máximos asegurables muy bajos.
En concreto, esta póliza -que se ha contratado para tener luego acceso al riesgo por pedrisco donde el agricultor puede complementar kilos-, es para una explotación de 113,90 hectáreas de trigo (2,02 T/ha) y avena (1,37 T/ha), con una producción asegurada de 230,61 toneladas, cobertura por sequía del 70 por ciento y con descuento de 0,25 toneladas por hectárea en caso de siniestro del 100 por ciento por no recolección (cosechadora). La producción garantizada por la póliza sería de 141,49 toneladas. El agricultor, que ha pagado por esta póliza 1.800 euros, cobraría 182,95 euros por hectárea cuando los gastos de producción están en 310 euros por hectárea. Aquí no sería rentable.
Otros casos demuestran que cubrir los gastos de la explotación con seguro es complicado. Según Uaga-Coag, con el módulo de seguro de pedrisco por parcela y sequía a nivel explotación de comarca, una finca de secano en La Puebla de Alborton (Zaragoza) de 50 hectáreas de cebada con 1.700 kilos asegurados para pedrisco, de los que 1.190 kilos por hectárea tienen riesgo de sequía (70 por ciento), y 15 hectáreas de trigo duro con 1.500 kilos asegurados por pedrisco y 1.050 kilos por sequía, tiene unos gastos de 22.500 euros y percibiría por el seguro 10.385 euros. Una vez descontado el coste de la póliza y las subvenciones, quedando 12.115 euros como gastos.
La polémica cláusula de la cosechadora
Los problemas también se concentran en una cláusula relativa a los gastos de recolección no incurridos. Desde UPA se ha denunciado que Agroseguro no pagará 20 millones de euros a los agricultores al descontarse el coste de la siega en las parcelas en las que no se va a cosechar. Una cifra que desde la aseguradora reducen a un millón de euros.
"Es una cláusula que se introdujo en 1992 y que propusieron las propias OPAs"- aseveran desde Agroseguro-, de manera que si la cosecha de la cuadrícula está por debajo de 250 kilos, no se evalúa y se pone 0. Se descuentan 250 kilos de recolección, "pero no se quitan en todas las parcelas y, luego, si se quiere se pasa la máquina y el agricultor tiene esos kilos".
Los agricultores no lo ven así. "Es un coste mal justificado. Nos descuentan por debajo de los 250 kilos, pero si hay cero lo descuentan igual y ahí está el problema. Tenemos que cosechar sí o sí porque hay que quitar la paja para poder sembrar", indica José Antonio Miguel. Una situación que conoce muy bien Luis Miguel Quílez: "Tengo diez parcelas peritadas a cero, pero tengo que limpiarlas y no me tendrían que descontar la cosechadora"-
¿Qué puede hacerse?
Ante estos problemas, los agricultores plantean algunas medidas. "La Administración no debería acordarse solo de los seguros cuando hay siniestros", señalan desde Asaja, organización que reivindica que en las mesas sectoriales "los agricultores y el Ministerio pesen más. Si desde el Mapama se dice que hay que hacer una cosa, hacerla y pagarla".
La revisión para el perito Diego Aznar debe basarse en "pólizas más personalizadas que reflejen la realidad del cultivo, revisándolo cuando está en condiciones de terminar el ciclo". Así, se dispondría de dos informes periciales: expectativas y producción real.
Los propios agricultores van más allá. José Antonio Miguel propone que "si el siniestro es pequeño, no me paguen nada. Y, si es grande, todo". Una opinión secundada por Luis Miguel Quílez porque "cobrar cuatro euros no me supone nada, el importante es este año".
Además, reclaman que la cobertura por sequía sea del 90 o 100 por ciento y que, en los años con también con pedrisco, se determinen los kilos para todo y no se declare un parte por sequía y otro por pedrisco.
"Al final -incide Quílez-, habría que diseñar un seguro que cubra nuestras necesidades y luego que Agroseguro diga cuánto vale y ver cómo se paga. No queremos un seguro por la cara".