Lorena del Río: "El fracaso es, al final, la superación a nivel personal y profesional"
Eva Sereno
Querer ser grande siendo pequeño y poner demasiado corazón en lo que se hace sin pensar bien todas las decisiones relativas al negocio han llevado a Lorena del Río a hacer una parada en su trayectoria profesional para tomar aire y comenzar su camino tras la experiencia, junto a su marido, en las panaderías-degustación Dolce Vita.
Lorena del Río cuenta con una amplia experiencia en el sector de la panadería en el que comenzó siendo muy joven -con 18 años-, compaginando su actividad laboral en Alcampo con sus estudios. Tras estar varios años en la panadería, pasó a ser cajera y a gestionar 83 panaderías de Eroski en Aragón para continuar su trayectoria profesional en Madrid para formar a los jefes de zona de esta cadena.
Una trayectoria que cambió cuando su marido decidió montar un establecimiento de panadería y repostería con zona de degustación, de nombre Dolce Vita, en Zaragoza y, a tres días de la apertura se quemó la mano por lo que Lorena del Río tuvo que pedir una excedencia rápidamente para ponerse al frente del negocio y abrirlo.
Como el negocio iba bien, siguió encadenando excedencias para, finalmente, acogerse al plan de bajas incentivadas de Eroski y, tras tres años de la apertura de Dolce Vita en el Paseo de las Damas de Zaragoza, se lanzó junto con su marido a poner en marcha otro establecimiento bajo el mismo nombre que, inicialmente, iba a ser gestionado por familiares y a abrir otro nuevo establecimiento también en la capital zaragozana porque surgió la posibilidad de coger un local en una de las calles más céntricas de la ciudad.
Sin embargo, este último establecimiento no funcionó bien ante la imposibilidad de dedicarle tiempo al tener que estar en la primera tienda y en la segunda que se abrió bajo el nombre de Dolce Vita en la calle San Miguel de Zaragoza para gestionarla sus familiares, pero que tuvieron que asumir tras su marcha, lo que generó también problemas en el seno familiar. A ello se sumó la enfermedad de su suegro y su embarazo.
"La fastidiamos"
Y ahí es donde "la fastidiamos", según explica Lorena del Río, propietaria de Dolce Vita, a elEconomista.es, quien ha participado en la nueva edición de las Fuckup Nights, que se ha celebrado hoy en Zaragoza para hablar del fracaso y contar la experiencia, en esta ocasión, de tres mujeres.
"Nos dejamos llevar por el corazón. El banco nos dio la financiación, pero la tienda no funcionó y se comía los beneficios de las otras. Tuvimos que pedir una refinanciación" porque se había hecho una inversión de 120.000 euros, además de tener que hacer frente a las penalizaciones por incumplimiento.
"Todo fue en un año y medio caótico y estábamos desbordados. De todo se sale, pero fue caótico", reitera Lorena del Río, quien reconoce que fue una época en la que "se bloqueo y, si te bloqueas, se para todo. No se es capaz de hacer nada. Hay que pensar bien lo que haces en los negocios".
La solución a esta situación pasó por hablar con su marido para buscar posibles medidas. "Vimos la posibilidad de cerrar. Tuvimos que pensar en pasar cuatro años malos o bien cargarnos las otras dos tiendas. Asumimos el cierre".
"He aprendido que no puedes pretender ser uno grande siendo uno pequeño. Somos dos, no tenemos departamento de desarrollo, expansión, capacidad económica? y no tuvimos capacidad de reacción para adaptarnos a los problemas que teníamos. Nos emocionamos, pensábamos en franquiciar... Era algo que se hablaba en casa, pero no nos asesorábamos sobre ello. Los negocios son los negocios y hay que estar siempre con los pies en la tierra", añade Lorena del Río.
Ahora Lorena del Río, reconoce que está comenzando a ver la luz. "Tengo claro lo que quiero hacer". Y esta decisión pasa por tomarse un año sabático para finalizar sus estudios de Filología Hispánica porque "tengo 228 créditos de 240 créditos. Siempre he tenido una espinita clavada por Dolce Vita, pero es el proyecto de mi marido y yo tengo camino por delante. Veo que cerré mi carrera y lo dejé todo".