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Las claves para aplicar el mindfulness en la empresa


    Eva Sereno

    En el día a día de la empresa, se suele dedicar mucho tiempo a "apagar fuegos" y se puede perder la visión general y la productividad. El mindfulness se perfila como una herramienta clave para "no perder el norte".

    Un día de trabajo normal suele caracterizarse por una agenda con múltiples reuniones, frecuentemente interrumpidas por mails, mensajes, chats, llamadas telefónicas y todo tipo de emergencias que requieren la máxima atención.

    Sin embargo, suele suceder que, tras haber terminado una tarea, y sin haberse dado un respiro, surge la pregunta de "¿qué sigue ahora?", lo que es consecuencia de la dedicación a "apagar fuegos", por lo que se pierde la visión general y la productividad.

    Gestión de las emociones

    En estos casos, el mindfulness o atención plena es de ayuda, por lo que se está convirtiendo en una herramienta a considerar en el ámbito de la empresa para facilitar la gestión de las emociones y evitar que el espacio mental de cada uno esté inundado por preocupaciones y distracciones, según explican los profesores Javier García Campayo y Virginia Gasión, del Master de Minfulness de la Universidad de Zaragoza, que imparten cursos de formación de esta herramienta en la Cámara de Comercio de Zaragoza, a elEconomista.es

    Además, la ventaja de esta herramienta es que se puede aprender fácilmente y de forma sencilla para disminuir la actividad mental innecesaria y adiestrar la atención, aparte de tener capacidad de situarla en el momento presente, es decir, en el cuerpo.

    La atención a la respiración, a la postura o los movimientos corporales, a las sensaciones como los sonidos, permiten calmar la mente y experimentar mayor bienestar psicológico en cualquier situación. Pero, específicamente, para el mundo de la empresa, hay algunas técnicas sencillas que pueden resultar muy útiles.

    1. Definir el objetivo: los primeros momentos de la mañana son clave para no dejarse atrapar por la inercia y centrar el objetivo del día. Se puede plantear un objetivo personal y uno profesional porque tener definido qué queremos conseguir facilita acercarse a esa meta, y en los momentos mindful del día, se pueden formular preguntas para ver que tal van esos objetivos.

    2. Pausa con intención: consiste en interrumpir intencionalmente el ajetreo mental mediante la adopción de unos momentos de pausa, varias veces al día, con el objetivo de prestar atención al momento presente, al cuerpo. No es necesario interrumpir la actividad. De hecho, la intención es crear un espacio en mitad del "piloto automático" que lleva a la lista de los pendientes más cercanos y que impide ver la estrategia y el medio plazo.

    Además, sincronizar varias veces la mente con el cuerpo, por ejemplo, al tomar un café, desplazarse a la mesa del compañero o marcar un número de teléfono, permite cultivar la presencia, la creatividad y una mayor capacidad estratégica, tan necesaria para liderar en los puestos de trabajo. Uno de los momentos clave para realizar esta práctica es antes de leer los mensajes de correo electrónico que se han generado en el día.

    3. Anclar la atención durante los momentos rutinarios: se calcula que se dedican unas dos horas al día en actividades como desplazarse, vestirse, higiene personal y limpieza de la casa, comer y preparar comida, o esperar en distintas actividades como un semáforo, un tranvía o la cola del supermercado. Pequeñas paradas en estos momentos, tomando varias respiraciones lentas y poniendo la atención en el cuerpo, convierten esas rutinas en actividades interesantes y descansan la mente del parloteo inútil que embarga a la persona.

    Con estas pautas, ya se ve cómo empieza a cambiar la mente y se pasa de ser zarandeado por la corriente de pensamientos de "debes", de tareas y emociones, a empezar a ser más fácil utilizar las sensaciones corporales para permanecer en el momento presente, y que la mente pueda descansar y refrescarse.

    No obstante, hay que tener cierta constancia en la práctica. Los resultados científicos son convincentes: se desarrollan capacidades clave como la concentración, memoria, mejor manejo de las emociones, menos ansiedad y también una perspectiva más amplia sobre cómo lograr mejor los objetivos y estrategias.