Aragón

Más del 80% de las aragonesas con familias monoparentales ve empeorar su situación laboral y económica con la COVID-19


    Eva Sereno
    Zaragoza,

    La pérdida de trabajo sin derecho a prestación, reducciones de jornada o tener que abandonar de forma voluntaria el puesto de trabajo ante la dificultad de conciliar son algunos de los principales factores que están detrás de este empeoramiento de la situación laboral y económica de las mujeres en Aragón.

    El 81,3% de las mujeres que lideran familias monoparentales ha visto cómo su situación laboral y económica ha empeorado con la pandemia de la COVID-19, que ha puesto aún más de manifiesto los problemas y dificultades que tienen los hogares que están sostenidos por un solo progenitor y, especialmente, por mujeres. Un colectivo que ya antes de esta crisis sanitaria -que ha derivado en una crisis económica-, contaba con más barreras y obstáculos para acceder al mercado laboral y compatibilizar la vida personal y laboral.

    Con la COVID-19, las redes de apoyo de familias y amigos se han visto reducidas por el confinamiento y las normas que se han ido poniendo para intentar frenar los contagios, lo que ha complicado significativamente la conciliación en los hogares monoparentales.

    A esta situación, se suma el empeoramiento que se ha producido en numerosos sectores de actividad, lo que ha conllevado a un aumento de las cifras de desempleo y una mayor incertidumbre laboral, según se recoge en el IX Informe Monoparentalidad y Empleo realizado por la Fundación Adecco y Endesa a través de una encuesta a 900 mujeres al frente de una familia monoparental.

    La encuesta refleja que el 25% de las mujeres al frente de hogares monoparentales estaba trabajando en la economía sumergida, perdiendo su trabajo con la COVID-19 y sin tener derecho a prestación.

    Además, llama la atención que el 18,7% se vio afectada por un ERTE, mientras que el 7,2% tuvo que optar por una reducción de jornada, agotar vacaciones o pedirse una excedencia de manera forzosa. El 5% era autónoma y tuvo que abandonar de forma voluntaria el puesto de trabajo ante la imposibilidad de compatibilizar con el cuidado de los hijos.

    Otro dato llamativo de la encuesta es que el 25,2% estaba en búsqueda de empleo, procesos que se paralizaron con la pandemia. Tan sólo el 19% apunta que no le ha afectado la crisis porque ha podido conservar el empleo, presencial o telemáticamente.

    La pandemia ha impactado así en la calidad de vida de esas familias. El 92% de las aragonesas afirma tener algún grado de dificultad para llegar a fin de mes, mientras que el 16,6% señala que lo acaba con "mucha dificultad". Un porcentaje que se eleva hasta el 58,3% en el caso de llegar "con dificultad" y que baja al 16,6% con "cierta dificultad".

    Cabe destacar que el 75% de las aragonesas encuestadas no ha podido salir de vacaciones. Pero, además, el 28,3% afirma que la crisis económica ha afectado a la cobertura de necesidades básicas como el alquiler de la vivienda, alimentación o ropa. El 52% reconoce que su urgencia de ingresos es ahora "mayor que nunca".

    Las afecciones no quedan aquí. Siete meses más tarde del inicio de la pandemia, el 86% de las madres afirma que afrontan el otoño con estrés psicológico, desmotivación, tristeza y apatía, según una encuesta de Malasmadres y DKV. Esta situación se agrava en el caso de las mujeres al frente de una familia monoparental.