Andalucía
Rafael Sánchez-Alcalá: "Hay que acabar con la falsa imagen del constructor de cochazo y puro"
José Luis Losa
Acaba de asumir la presidencia de la patronal andaluza de la Construcción con el reto de unir al sector y devolverle el prestigio en una sociedad que sigue culpándoles de la actual crisis económica.
¿Cuáles son los objetivos que se ha marcado al frente de los constructores andaluces? Cuando me propusieron hace unos meses que me presentara a la presidencia de Fadeco, había varios temas urgentes que resolver. El principal era la unidad de las ocho provincias y ha sido un reto que hemos superado en un corto espacio de tiempo. Excepto Huelva, que no estaba funcionando dentro de la estructura de Fadeco desde hace algunos años, el resto estamos ya como una piña trabajando todos juntos. Las siete provincias me han mostrado su apoyo y estamos trabajando como un equipo. El segundo objetivo era la situación económica. Quiero un Fadeco que se autofinancie, que dependa de la cuota de los afiliados, algo que espero que para final de año esté solucionado. Yo he dado los pasos necesarios para que así sea, ayudado por la CEA y por el gabinete Price Waterhouse, y pienso que vamos a lograr que la viabilidad de Fadeco en los próximos años sea correcta y viable.
¿Cuáles son los datos de Fadeco a día de hoy? Fadeco es una federación de asociaciones empresariales con implantación en cada una de las provincias de Andalucía. Aglutinan aproximadamente a unas 150 empresas contratistas cuyo cartera de proyectos y obras adjudicadas representan el 80 por ciento del volumen de negocio que genera la inversión pública y privada en Andalucía.
¿Cómo califica la situación del sector de la construcción 10 años después de su desplome? Puedo decir que el empleo ha crecido el último año en nuestro sector, que representa entre el 12 y el 15 por ciento del PIB andaluz. Hay una evolución positiva, pero tampoco son datos como para tirar cohetes, porque estamos en una situación delicada. Hay una serie de problemas, sobre todo el principal es que no hay obra pública en Andalucía, algo en lo que estamos en permanente lucha, reivindicado las obras e infraestructuras que nuestra comunidad necesita para su normal desarrollo social y económico. Hay también una diferencia desgraciada entre las provincias andaluzas y entre Andalucía y el resto de España. Por ejemplo, Jaén tiene una inversión por habitante en infraestructura de 77 euros; Sevilla en torno a los 130 euros; Andalucía está de media en unos 120 euros; y, por ejemplo, el País Vasco está en 700 euros y Madrid en 340 euros. No creemos que esto sea justo. ¿Tienen datos del volumen de licitaciones de este año? En los seis primeros meses de 2018, la licitación pública en Andalucía de todas las Administraciones Públicas -central, regional y autonómica- fue solo de 980 millones de euros, cuando el volumen de licitaciones en el año 2007 fue de más de 7.000 millones. En el caso de la licitación promovida por el Estado, por importe de 367,02 millones de euros, el incremento respecto de la registrada en el mismo período de 2017 es del 163,6 por ciento. En cuanto a la promovida por la Junta de Andalucía, la acumulada hasta el mes de junio aumenta un 18,7 por ciento, mientras que la realizada por el conjunto de la Administración local tan solo crece un 16,2 por ciento; en ambos casos muy por debajo del incremento promedio a nivel nacional, del 28 y del 47,2 por ciento, respectivamente. Hace 10 años ya desde el comienzo de la crisis.
¿Qué lecciones ha sacado el sector de todo esto? Quizá conocer el daño que hace el intrusismo, la piratería de empresas que se acercan en determinados momentos y que de alguna manera promueven una inflación en el sector. Los que intentamos mantener durante 30 años una empresa con el mismo CIF, el mismo teléfono y el mismo equipo profesional que se ha ido formando año a año, tenemos que navegar con aguas turbulentas, pero sabemos que, de alguna manera, la competencia leal es muy correcta, pero con una competencia desleal se sufre mucho. Esta crisis por la que hemos pasado ha sido muy dura, pero también ha sido reconfortante superarla. Incluso hay empresas con 60 años en el sector, donde el relevo generacional continúa y siguen adelante como el día de su constitución hace décadas. Y eso que es un sector muy complicado y difícil, pues con todos los problemas por los que se pasan, muchas veces a tu hijo no le inculcas el que siga en este mundo. Hay muchas dificultades y poco reconocimiento social, pero construir es algo muy importante. Y cuando vas por algún sitio y dices "aquello lo construí yo", te sientes orgulloso de ello y de haber participado en ese proyecto.
¿Qué porcentaje de constructores cayó debido a la crisis? Pues en torno al 40 por ciento de la pequeñas y medianas empresas. Eran empresas muy fuertes, pero las inversiones no realizadas a tiempo o al no haber aplicado las correctas, las llevaron a la desaparición. Parte del 'boom' inmobiliario fue responsabilidad de los promotores.
¿Cree que la sociedad les ha echado la culpa a los constructores? Claro. Aquí hablamos de constructores, no de promotores. Un constructor puede ser promotor de una obra, pero un promotor puede ser también un abogado o dentista que quiere meterse en este sector. Pero el constructor, realmente, no se ha beneficiado de los aumentos de los precios de la venta. Los primeros que se beneficiaron fueron los dueños del suelo, que no arriesgan nada. Luego viene el promotor y luego el que construye. Pero el constructor lo que hace, lo hace a precio de mercado. Si durante los 18 meses que dura de media la promoción de un edificio, resulta que sube un 32 por ciento su valor, el promotor no va al constructor y le dice "te voy a dar un 32 por ciento más porque yo voy a ganar más". Para nada.
¿Es partidario de que los constructores sean también promotores? Ese binomio, dentro de la misma estructura, no ha dado resultado en el pasado. Supongo que habrá algunas empresas que funcionen, pero yo conozco más casos de fracaso que de éxito. Ahora bien, un constructor puede tener una promotora independiente. ¿Son conscientes de la imagen que siguen teniendo en la sociedad? Desde Fadeco estamos trabajando para prestigiar a nuestro sector, porque no tiene la valoración suficiente que a nuestro juicio se merece. Hay que acabar con esa falsa imagen del contratista del cochazo y el puro. Esto no es así. Hoy día, las empresas constructoras son muy responsables, trabajan por la sostenibilidad ambiental, son empresas que trabajan para dar un producto de calidad buscando la excelencia… Esa es nuestra única manera de sobrevivir. Lo llevamos en nuestro ADN. El I+D+i siempre ha estado muy ligado a nuestro sector, a los fabricantes y a los distribuidores.
¿Se está volviendo a construir en Andalucía? Sí, mucho más en el sector privado que en el público, pero no tanto como la gente cree. Aún así, no se puede hablar igualmente de Huelva que de Málaga, por ejemplo. La Costa del Sol es la que se está llevando con diferencia los mayores porcentajes de edificación. Luego está Sevilla. También hay actuaciones importantes en Granada o en Almería, pero de menos nivel. En Sevilla tenemos grandes inversiones, como el Centro Comercial de Palmas Altas. Lo que sí está claro es que cuando vamos por la calle vemos cada vez más obras pequeñas, que son obras de rehabilitación o restauración. Estas también han crecido, y afortunadamente lo han hecho en todas las provincias andaluzas.
Hace diez años había un 'stock' de millones de viviendas no vendidas. ¿Se les ha dado salida ya a todas esas? Bueno, la mayoría de estas viviendas están en manos de los bancos y del llamado banco malo o Sareb. Pero actualmente uno de los grandes fondos ha comprado la mayoría de los activos de los bancos, por lo que estas viviendas están ahora en manos de estas estructuras financieras. Y ellas, a través de unas comercializadoras, son las que las están gestionando.
Los bancos están volviendo a financiar de manera muy importante a los promotores. ¿Hay peligro de volver a caer en los mismos errores? Hay quienes dicen dentro del sector que se nota una microburbuja en determinadas zonas de Andalucía. Pero yo no la veo, sinceramente.
¿Datos en cuanto a la rehabilitación? La rehabilitación puede crecer una barbaridad. Diez años sin construirse nada dan como para que muchos edificios necesiten de ella. Pero para rehabilitar por ejemplo los cascos antiguos, como los de Cádiz, Málaga o Granada, hay que actuar en dos líneas fundamentales. Una es la fiscalidad y la otra la financiación que permita poner en valor el casco antiguo. Con la fiscalidad me refiero a que si un abuelo vive en una casa que tiene 100 años, en un barrio tal, se la pueda dejar a su nieto sin ningún problema; que esa transmisión se haga a cero. Por otra parte, también hay que mejorar la fiscalidad municipal: la licencia de obras, el ICIO. Que haya una rehabilitación de nuestra historia y de nuestro urbanismo, y que el ICIO sea el mínimo posible, o financiada, o una ayuda municipal. Y ganaríamos todos, ya que rehabilitaríamos nuestros centros urbanos, nuestras viviendas, y además daríamos acceso a nuestros jóvenes al centro de las ciudades para que se vayan a vivir allí. Haríamos un negocio redondo. Pero necesitamos que haya facilidad y rapidez en la concesión de la licencia. Si hay que aumentar la edificabilidad en el casco histórico y en las viviendas, que se faciliten las areas. Por ejemplo, si no tiene trastero, ponerle uno; o si no hay ascensor, colocar uno. Los bancos también deberían conceder líneas de crédito en este sentido, con los intereses más bajos. Con ellos conseguiríamos rehabilitar nuestros barrios, nuestros edificios y darle la oportunidad a la gente joven que vuelva donde se criaron con su familia. Estaríamos haciendo con ello el círculo perfecto.
¿Hay algún municipio que esté actuando así? Nosotros tenemos previsto para febrero unas jornadas a través de Fadeco en las ocho provincias, donde queremos traer un ejemplo de gestión urbanística municipal, que son los ayuntamientos de Úbeda y Baeza, donde en 30 días conceden una obra en el casco histórico. Y queremos trasladar ese tema a todos los ayuntamientos, para que vean que se puede hacer. Porque si se puede hacer en Úbeda o Baeza, donde sus cascos históricos son impresionantes, que vean que es posible. A ver si damos de una vez por todas el paso de ayudar a la rehabilitación.
Las rehabilitaciones que estamos viendo están ligadas al sector turístico, por nuevos hoteles o apartamentos turísticos... Aquí en Sevilla, Gaesco, que es la patronal provincial, a través de su presidente Francisco Martín y de su secretario general Juan Aguilera, gestionaron la llamada Declaración Responsable, algo que ha facilitado actuaciones en el casco histórico, y rehabilitar edificios para su reconversión en hoteles. Pensemos en cuántos miles de empleos se crearían si las miles de licencias que están pendientes de conceder en todos los ayuntamientos se pusieran mañana en marcha, en una comunidad con tanto paro. En algunas provincias puede incluso haber 100 licencias paradas, y tardan incluso un año en darlas. ¿Se han preguntado esto los políticos? Una actuación tan lenta puede perjudicar tanto a una actividad que da tanto trabajo... ¿Son conscientes de esa irresponsabilidad? ¿Y de qué depende esa lentitud?
¿Hay falta de voluntad política? Es sencillamente que se ha creado una estructura burocrática que es la que hay y que funciona así de mal. Sin más. Bueno, pues esto no debe ser lo que hay. Debe haber una solución. Por eso vamos a traer a estas dos ciudades tan históricas en febrero para que expliquen cómo lo solventan todo tan rápido, con el objetivo de que en el resto de Andalucía tomen nota nuestros responsables públicos de que se puede hacer.