Andalucía

La producción de aceite de oliva andaluz cae un 25%

  • Las asociaciones agracias prevén una merma de 100.000 toneladas de esta campaña y estiman pérdidas del 15% de los jornales.
Recogida de aceitunas. Foto: agencias.

Marta Ramos

La sequía y las inusualmente altas temperaturas registradas al inicio del otoño han hecho una importante mella en el olivar andaluz, la falta de agua ha sometido a los campos a una situación de estrés hídrico, lo que hará que la producción final de aceite de oliva del conjunto de la región no sea la esperada.

Según estiman organizaciones agrarias como COAG la cosecha de oro líquido en esta campaña caerá entre un 20 y 30 por ciento, unas previsiones que no han mejorado con las precipitaciones registradas a mediados de octubre y que podrían empeorar si no llueve en lo que queda de estación.

El principal problema, comenta a "el Economista Andalucía" Juan Luis Ávila, responsable de Olivar de COAG Andalucía, es que este año se están retrasando mucho las lluvias y además se ha registrado un verano intenso de temperaturas muy altas, lo que unido a los dos años de sequía que ha sufrido la Comunidad, ha provocado daños irreparables en el olivar andaluz.

"Hay una gran cantidad de fruto que se está cayendo al suelo y además se está produciendo una merma en el índice graso de la aceituna, es decir en su rendimiento, que se produce sobre todo en los meses de septiembre y octubre", indica Ávila.

Cada campaña en Andalucía se producen de media entre 800.000 y 850.000 toneladas de aceite de oliva y este año, según las previsiones, se podrían perder cerca de 100.000 toneladas. Aunque es complicado calcular el impacto económico que esto genera en la región, lo que si es cierto que en provincias como Jaén, Granada y Córdoba en aceite de oliva supone el principal motor de la economía.

Esta situación está afectando tanto a los olivares de regadío como a los de secano, aunque estos últimos son los más perjudicadas porque son los que más cosecha tenían para esta campaña y las altas temperaturas y la ausencia de agua está provocando que el fruto se momifique y caiga al suelo completamente seco.

Estos árboles se encuentran dañados de forma irreversible, sin posibilidades de recuperación para esta campaña y con el temor de que esta situación pase factura en los años venideros. Las aceitunas que no se han caído son de pequeño calibre y es posible que ni si quiera se recoja, esto se debe a que el olivo como mecanismo de escape a la sequía ha acelerado la maduración del fruto sin apenas producir aceite.

En el caso de los cultivos de riego, la situación tampoco es buena, ya que, a pesar del agua que reciben, el fruto no consigue la turgencia necesaria y se arruga en pocos días, de tal forma que la maduración no se realiza de manera adecuada.

"En nuestro sector y en nuestro clima el hecho de que se retrase el otoño y vengamos de un año de sequía no es una excepción, el problema que tenemos este año es que precisamente en los olivares de secano es donde más cosecha teníamos, por tanto el efecto que está teniendo en la producción final es muy importante", asegura el experto.

Uno de los aspectos más afectados por esta situación es el empleo, la campaña de recogida de aceitunas genera cada año en Andalucía en torno a en torno a 1,4 millones de jornales y aunque el porcentaje de pérdidas de jornales no es lineal con las mermas de cosecha va bastante aparejado, es decir, si se pierde un 20 o un 30 por ciento de cosecha el empleo se podría reducir entre un 10 o un 15 por ciento.

"Conforme se vaya produciendo la merma en la campaña se van a ir reduciendo el número de jornales, además si no llueve el secano en algunas zonas de Jaén y de otras partes de Andalucía es posible que ni si quiera se recoja y ahí es donde estará las perdidas más importantes de empleo", asegura Ávila.

Entre los agricultores las sensaciones están divididas en función de estar en secano o regadío, los de secano están en una situación límite, viendo como lo que lo que podría ser una buena cosecha está siendo de las peores. Mientras en regadío, donde la campaña se presentaba como media, el hecho de haber estado regando hace prever que los resultados serán mejores de lo esperado.

En cuanto a los precios, después de tres años situándose por encima de los costes de producción en torno a tres euros por litro, las previsiones son de que se mantengan, ya que, según dos datos de COAG, "son buenos tanto para los productores como para los consumidores".

Según las palabras del experto, es muy difícil calcular si van a subir o no los precios del aceite de oliva esta campaña, lo que se puede decir es que habrá existencias "justas para cubrir el año".

Mientras asociaciones y comerciantes hacen cálculos de los posibles precios, los agricultores continúan mirando al cielo y esperando que el otoño traiga algunas lluvias que palien la situación en la que se encuentra el olivar andaluz.