Andalucía
ec2ce aplica inteligencia artificial para combatir la plaga de la mosca del olivo
- Esta tecnología ya se ha puesto en funcionamiento en la provincia de Jaén
José Luis Losa
La "startup" forma parte de la aceleradora de empresas "Andalucía Open Future", gestionada conjuntamente por Telefónica y la Junta de Andalucía. Su novedoso proyecto, basado en la tecnología y la innovación, ayudará a reducir las pérdidas de 600 millones anuales que tiene el país derivadas de los daños causados por la "Bactrocea oleae".
Es uno de los emblemas de Andalucía. Una marca, una seña de identidad. Hablamos del olivo. Presente en más de 300 pueblos de la geografía andaluza, este longevo árbol ocupa un millón y medio de hectáreas en toda la comunidad, lo que representa nada más y nada menos que el 17 por ciento de su territorio. La Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía cifra en 170.000 las explotaciones de olivar, en torno a las cuales se concentra el 40 por ciento del total del empleo agrario. Asimismo, esta región produce el 40 por ciento del aceite de oliva mundial, con una media anual que roza el millón de toneladas y casi medio millón de toneladas de aceituna de mesa. Según datos de la Administración, podemos estimar el valor económico que supone la producción del olivar -tanto del aceite, como de la aceituna- en unos 3.000 millones de euros anuales. Sin embargo, este pilar de la economía patria no está exento de enemigos. El mayor de todos: la mosca del olivo o «Bactrocera oleae».
Este insecto supone la principal plaga para los productores de aceite de oliva, ya que ataca directamente al fruto provocando la disminución de la producción y la propia calidad del aceite. Los daños ocasionados pueden alcanzar entre los 250 y los 600 euros por hectárea. Teniendo en cuenta sólo Andalucía, el impacto económico podría representar como mínimo un total de 375 millones de euros.
La evolución de esta plaga es explosiva, lo cual dificulta su control porque el agricultor necesita iniciar el tratamiento en la semana previa a dicha explosión, quien generalmente actúa a destiempo y sobredosificando el tratamiento debido a la dificultad para detectar cuándo va a ocurrir el daño. El aceite obtenido de las aceitunas atacadas alcanza una enorme acidez -expresada en ácido oleico- de entre el 2,1 y el 10 por ciento, según el grado de infectación. Teniendo en cuenta que todos los aceites de oliva vírgenes tienen unos límites máximos de acidez de entre el 0,8 y el 2 por ciento, podemos decir que miles y miles de toneladas son desechadas a causa de la temible mosca. Por ello, los tratamientos para contrarrestarla son poco efectivos y generan un impacto ambiental alto.
Según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, España produce el 60 por ciento del aceite mundial. Y los datos que maneja la International Olive Council son de unas pérdidas globales en torno a los 1.000 millones de euros a causa de la temible plaga. Pues ya solo queda hacer cuentas: nuestro país pierde unos 600 millones de euros cada año. Lo que afecta de manera grave en la exportación a los principales mercados, como son: Europa central, América del norte y Asia.
Conocer pues con anticipación la ocurrencia de la plaga es fundamental para controlar su expansión y paliar así su efecto nocivo, pudiendo mantener el riesgo por debajo del umbral mínimo, reduciendo de esta forma la aplicación de productos fitosanitarios y haciendo un control integrado de la plaga más eficiente. La tecnología desarrollada por la empresa sevillana ec2ce, basada en la aplicación de inteligencia artificial a partir de «big data», permite predecir hasta con cuatro semanas de anticipación la evolución de la plaga de la mosca, logrando una actuación más cuidadosa con el medioambiente y un considerable ahorro económico para el agricultor. Además, esta gestión preventiva ayuda al cumplimiento de las condiciones que se exigen en la nueva Política Agraria Común ?PAC-, en las que priman la sostenibilidad y la productividad.
ec2ce es una «start-up», o lo que es lo mismo, una empresa emergente apoyada en la tecnología y la innovación, que fue creada en 2014. Su plantilla está integrada por auténticos cerebros: ingenieros de telecomunicación, ingenieros informáticos, físicos o matemáticos. Y forma parte de la llamada Andalucía Open Future, una aceleradora de «start-ups» que gestionan conjuntamente Telefónica y la Junta de Andalucía. Su reciente participación como finalista en un certamen internacional para negocios especializados en agricultura de precisión en Silicon Valley, California ?donde se asientan Google o Apple, entre otros gigantes-, destacando entre más de 200 empresas de 35 nacionalidades, le ha valido para que en Estados Unidos se interesen ya por su ingeniosa tecnología.
Pedro Carrillo, CEO de ec2ce, comenta que en 2016 piensan multiplicar su facturación por 8, con respecto al año pasado. Si en 2015 fue de 10.000 euros, para este 2016 los cálculos pronostican que rebasarán los 80.000 euros. Cifra que ya prevén duplicar para 2017. ?Nos hemos financiado con préstamos participativos orientados al desarrollo tecnológico y con capital propio. El gasto total en I+D invertido en el producto ha sido de 400.000 euros?. Carrillo afirma de manera entusiasta que ?ec2ce está colaborando con varias administraciones y con asociaciones nacionales de productores de olivar para abarcar el mercado nacional, e incluso con productores de otros cultivos de alto valor, afectados también por plagas de características similares, tales como los cítricos, almendros, y frutales. Del mismo modo, hemos iniciado los contactos con otros actores en la Unión Europea y EE.UU., para expandir el uso de estos modelos predictivos más allá de nuestras fronteras?.
Esta tecnología cien por cien andaluza ya se ha puesto en funcionamiento a lo largo de 1.200 hectáreas en Jaén, dentro de un proyecto piloto de la Consejería de Agricultura. Un modelo que se extenderá en breve a dos provincias adicionales: Sevilla y Córdoba.
Sin duda, todo un ejemplo de valor y coraje el de estos jóvenes emprendedores y científicos, que darán mucho que hablar en los próximos meses.