Los fondos de inversión ponen sus ojos en el campo andaluz
- El año empieza con la compra por De Prado de 9.000 hectáreas de Elaia
- El olivar creció en 10.000 hectáreas, y el almendro en más de 6.000
- Se registran más de 2.000 operaciones de compraventa en un año de crisis
Juan Esteban Poveda
Sevilla,
El agrobusiness andaluz coge temperatura en el inicio de año. Atitlan, el grupo inversor que dirigen Roberto Centeno, yerno del presidente de Mercadona, Juan Roig, y Aritza Rodero, alcanzó un acuerdo preliminar con el Grupo De Prado para la venta de los olivares y almendros de su participada Elaia. De esta forma, el grupo cordobés asumirá cerca de 9.000 hectáreas dedicadas al cultivo de aceite y almendro, así como dos almazaras que hasta ahora pertenecían a Elaia. Los expertos auguran más operaciones de calado en una actividad económica atractiva para inversores que en 2020, a nivel nacional, propició movimientos por valor de 700 millones de euros, según estimaciones del sector.
Los fondos de inversión siguen buscando fincas "buenas y grandes", de 500 hectáreas o más. Fundamentalmente cultivos leñosos: olivar, almendro, avellana, aguacate y cítricos, fundamentalmente, aunque están empezando a encontrar también atractivos los cultivos tropicales como el mango.
Las inversiones en agro, que llevan años en auge, no han cesado durante la pandemia. Con buena parte de la actividad económica seriamente afectada, el olivar aumentó en 2021 su superficie en Andalucía en más de 10.000 hectáreas (cerca de un 2%, para una superficie total de 1,6 millones de hectáreas); se plantaron más de 6.200 hectáreas nuevas de almendro, cultivo que ya ocupa más de 200.000 hectáreas, con niveles de crecimiento muy importantes en los últimos años; el aguacate tiene ya más de 16.000 hectáreas en la comunidad tras crecer más de 850 en el último año. Y el mango, que está dando altas rentabilidades, crece en 12 meses 400 hectáreas y ronda ya las 5.000 de superficie total en Andalucía.
Hay más estadísticas que confirman la temperatura del mercado: Según datos del pasado mes de noviembre facilitados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística, Andalucía se situó a la cabeza de la lista de compraventas de fincas rústicas, con 2.211 operaciones; mientras que las siguientes comunidades fueron Castilla y León (1.934) y Castilla-La Mancha (1.718).
Detrás de las operaciones de mayor envergadura y de la mayor parte de las nuevas plantaciones, superintensivas o intensivas casi al 100%, en explotaciones altamente tecnificadas, digitalizadas y monitorizadas incluso con drones, y con sistemas de riego de última generación y máxima eficiencia, están fondos de inversión, grandes corporaciones y family office.
Las inversiones de los fondos en el campo se concentran, en un mercado global, en siete países, de cuatro continentes que ofrecen características especialmente atractivas y posibilidades de desarrollo: Estados Unidos, Australia, Portugal, Túnez, Italia, Grecia, Portugal y por supuesto España. Dentro de España, Andalucía tiene un papel preponderante fundamentalmente de la mano del olivar y en los últimos años de la almendra. Y ahora también en aguacate y mango, también en el punto de mira de los inversores.
Fincas y empresas
No sólo buscan fincas. También compañías de la cadena de valor que sean integrables vertical u horizontalmente. Empresas que facturen entre 30 y 40 millones de euros con EBITDA de 4 ó 5 millones. La cadena de valor del campo también tira de una variada industria: compañías de equipamiento agrícola, de fertilizantes, de tecnología alimentaria, productores de semillas, plantones para los leñosos y productos fitosanitarios, fabricantes de tractores o cosechadoras, operadores de tierras agrícolas, firmas de agricultura de precisión, de salud de los animales, de logística o incluso de comida B2C y B2B. La innovación en agricultura está siendo estos años importante, aumentando la rentabilidad de las explotaciones -la digitalización, por ejemplo, reduce de forma importante el gasto en fertilizantes o fitosanitarios-. La tecnología está actualmente propiciando una auténtica revolución en numerosos sectores, tanto en el campo como en los procesos productivos que necesita y que está demandando con fuerza. Una demanda que los vuelve interesantes para los inversores.
Los rangos de rentabilidad de estas inversiones están actualmente como mínimo en el 8%, aunque en ocasiones saltan a las dos cifras e incluso a rangos superiores al 20%, apuntan fuentes del sector agrícola.
A principios de este año el sector aún estaba digiriendo la ruptura de Sovena y Atitlán en Elaia, con la que llegaron a controlar 15.000 hectáreas de nuevas plantaciones en 80 fincas y con cuatro almazaras, con intereses en la provincia de Córdoba (además de en Extremadura, Portugal y Marruecos). La operación de la familia De Prado pesca en esas aguas en un movimiento de relevancia estratégica para el emergente olivar superintensivo y el almendro.
De Prado
De Prado, que actualmente ya es uno de los mayores productores de aceituna en todo el mundo, se consolida como el mayor productor mundial privado de aceite, aceituna de mesa y almendra, según un comunicado de Atitlan, que no desvela el importe de la operación de venta de sus activos a la cordobesa.
La empresa familiar cordobesa contaba antes de las compras realizadas con 19.100 hectáreas bajo su gestión ubicadas en España, Portugal, Chile y Estados Unidos, y sumará así 9.000 hectáreas más de cultivos. De ellas, 6.000 hectáreas se corresponden a olivar de aceite y otras 3.000 hectáreas a almendro, cultivo en el que también tiene presencia.
No ha sido la única operación relevante que ha trascendido en los últimos meses. En el último trimestre de 2021, informó Abc, se han sucedido otros movimientos como la entrada de Alantra en Aceitunas Guadalquivir.
¿Qué buscan?
¿Qué está ahora en el punto de mira de los fondos? Rastrean todas las opciones: paquetes minoritarios de empresas agrarias que entren dentro de los rangos de rentabilidad que buscan, sin implicarse en la dirección. A veces llegan hasta el 49%, y sí se implican en la dirección, pero sin tomar el control.
También compran empresas completas, asumiendo toda la responsabilidad. Aunque suelen dejar dentro al equipo anterior en puestos de gestión para mantener la inercia positiva que los llevó a ser atractivos. Y ya están entrando en arrendamientos por 25 ó 30 años.
"La entrada de fondos de inversión en el campo andaluz supone la revitalización del sector de forma significativa, mejoran la profesionalización de las empresas agrícolas, revalorizan todo el ámbito de la agroindustria y aportan innovación. A su vez encuentran seguridad, estabilidad, una inversión muy sólida. El campo andaluz es ahora muy eficiente, muy rentable. Son inversiones estables, con remuneraciones de activos altas", asegura Juan Vilar, consultor estratégico especializado.
La temperatura del mercado la recoge también el precio de la tierra. Es difícil encontrar ya en muchas comarcas una buena finca, con fácil acceso, con agua, apta para leñosos, sin que haya que pagar por ella más o menos entre 30.000 y 50.000 euros la hectárea, según condiciones concretas del terreno. En busca de una buena inversión están fondos especializados en temas agrarios y de agroindustria, americanos, canadienses, británicos, de los emiratos, algunos hispanoamericanos y también españoles.
Familias y grandes compañías
También cobran peso los family office, de familias con tradición agrícola o en un eslabón de la cadena de valor que invierten en otros escalones del negocio, como Martín Navarro o De Prado, la gran protagonista del inicio del año con su adquisición de fincas de Atitlan.
Y grandes compañías como Don Simón (cítricos) o Sovena (aceite) que invierten en su propio abastecimiento añadiendo a sus cadenas de distribución centros de producción y transformación de materias primas y también plantaciones para tener producción propia que las proteja de los vaivenes del mercado.
La presencia de fondos de inversión en el agro es antigua. En la bolsa de Chicago este tipo de fondos cotizan desde hace más de un siglo. Y nunca han dejado de ser atractivos, aunque en ocasiones han estado ocultos tras otros productos financieros de proyección coyuntural.
Estratégico
Con la pandemia del Covid-19, las inversiones en agricultura se volvieron aún más interesantes, ya que el sector primario mantuvo su pulso al 100% como actividad esencial y reforzó su posición estratégica para los países, que no podían descuidar la producción de alimentos. En los primeros meses de 2021 los fondos temáticos de agricultura ganaban en el año un 7,52% de media muy cerca de los fondos tecnológicos, que ofrecían a esas alturas un 8,04%. Y superaban incluso a temáticas tan alcistas como los fondos ecológicos, que no pasaban del 3,5%. La opinión de los expertos era que aún estaban infravalorados por los inversores.
Los fondos agrícolas también se benefician de otra tendencia estructural para los próximos años, como es la sostenibilidad, un tema sobre el que en Europa existe mucha concienciación de las autoridades y que también crece entre los consumidores. Las nuevas exigencias están llevando a la reorientación o reconversión de la actividad de empresas tradicionales del sector hacia lo sostenible.