Andalucía

LA CRISIS EN EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN

  • Por Manuel Parejo Guzmán Director General FLACEMa.
Manuel Parejo Guzmán Director General FLACEMA. Foto: elEconomista.

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El sector de la construcción ha conseguido recuperar durante 2021 muchos de los niveles previos a la crisis del Covid-19. La licitación pública total en España se situó en el primer semestre de 2021 en 10.555 millones €, por lo que es previsible que a final de año se alcancen los 18.188 millones de € de 2019.

No obstante estas cantidades resultan del todo insuficientes si las comparamos con los más de 40.300 millones de licitación pública total del año 2007 (Datos: SEOPAN).

Si analizamos los datos de visados de obra nueva en España ocurre algo similar: es muy probable que a final de 2021 se recuperen valores similares a los que ya teníamos a final de 2019, justo antes de la pandemia. También estaremos ante datos muy por debajo de los que se manejaron antes de la crisis de 2008.

Los indicadores de consumo de cemento también nos ofrecen datos bastante positivos. A nivel nacional, según datos de Oficemen, se espera un crecimiento del consumo de cemento de un 9,5% aproximadamente. A nivel regional este incremento podría situarse en el entorno del 13,5%.

Estos datos, a primera vista tan positivos para el sector de la construcción, deben ser tenidos en cuenta con mucha prudencia. La deuda total de nuestro país supera ya el 122% y el déficit se situará a final de año en el entorno del 8,6%. Por otro lado España sigue manteniéndose a la cabeza de la UE en materia de desempleo, con una tasa de paro del 14,6%. Esta circunstancia, unida a una inflación galopante del 5,4%, no resulta nada positiva, teniendo en cuenta además que los niveles de recuperación del PIB están muy por debajo de lo deseado. En 2020, el PIB se redujo un 10,45% y, en este año, a pesar de que algunos prevén un rebote de un 6,5%, los más conservadores (la UE) lo sitúan en el entorno del 4,5%. En este 4,5%, está ya incluido el efecto positivo que podrían tener los fondos Next Generación, a pesar de toda la incertidumbre que rodea a estos fondos. Existen otras amenazas, como el precio de la electricidad, del gas, de los derechos de emisión de CO2 y de muchas materias primas, que enturbian aun más esta percepción tan positiva, restando competitividad a la industria en general.

En este contexto resulta fundamental mandar a los mercados señales de estabilidad, seguridad jurídica y apoyo a la iniciativa privada, para que sea capaz de generar empleo, que es la mejor y única medicina para mejorar la situación. Resulta esencial que las distintas administraciones (locales, autonómicas y centrales) ordenen sus cuentas aprobando presupuestos austeros, basados en ingresos realistas y orientados a reducir el gasto superfluo e improductivo. En épocas de crisis se debe invertir y gastar en políticas sociales y en actuaciones que redunden en mejores servicios para los administrados y que sirvan para dinamizar el tejido empresarial y la creación de empleo.