La temporada de resultados de las empresas no comenzará en serio hasta el próximo día 10. Wall Street, que cerrará mañana, dejará a las bolsas europeas a la espera de referencias.
La semana pasada el mercado intentó romper el movimiento lateral en que se habían metido los índices norteamericanos desde los mínimos del 14 de junio. Y lo hizo para donde menos probable parecía: al alza. Eso deja un fallo bajista (esos mínimos auguraban continuidad de las caídas), lo cual podría ser alcista. Y eso indica que la semana que hoy comienza deberíamos ver nuevas subidas, en un movimiento que debería buscar los altos dejados en el rebote que culminó el 2 de junio, o incluso hasta los máximos del año.
Como ya sabe todo el mundo a estas alturas, el detonante de la ruptura alcista fue el cambio en el comunicado de la Fed que indica que no habrá subidas de tipos después de agosto (aunque se deja la puerta abierta por si acaso, como siempre).
Esta semana no habrá datos que cuestionen a priori este mensaje, y tampoco comenzará en serio la temporada de resultados en EEUU hasta el día 10. Pero quizá lo más relevante sea el impacto de la festividad del 4 de julio, que acortará la sesión de hoy y mantendrá Wall Street cerrada mañana martes. De ahí que no se esperen grandes movimientos de las cotizaciones esta semana.
Respecto a los datos, la estrella de la semana será el paro de junio, que se conocerá el viernes. También serán relevantes el ISM industrial (hoy lunes) y de servicios (el jueves). Completarán el calendario el gasto en construcción (hoy) y los pedidos de fábrica (el miércoles).
En cuanto a las empresas, tendremos las ventas comparables en junio de las principales cadenas comerciales (el jueves) y también las ventas de los grandes fabricantes de automóviles (el lunes).
También habrá que prestar atención al resto de mercados, en especial al desplome que inició el dólar tras la reunión de la Fed y al nuevo rally de las materias primas favorecido por dicho desplome.