Por fin llegó el gran día de la reunión de la Reserva Federal. Todo el mundo prestará atención a la decisión (por supuesto), al comunicado que la justifica y a la reacción de Wall Street. Pero el sitio más importante al que debemos mirar es el mercado de deuda, porque su mensaje puede ser decisivo para el futuro.
Los tipos de los bonos a largo plazo (10 años), no se mueven al unísono con los tipos a corto plazo. Los primeros los fija el mercado y los segundos, la Fed. De hecho, a veces hay grandes discrepancias entre ambos (el famoso 'conundrum' de Greenspan consistía en que los rendimientos de los bonos no subían pese a que él subió los tipos del 1% al 5,25%, lo cual invirtió la curva de tipos: tipos a corto más altos que a largo plazo).
Otro ejemplo de divergencia se dio precisamente con la bajada de tipos de septiembre. La Fed sorprendió con un recorte superior al esperado, pero los tipos de los bonos subieron con fuerza. La interpretación de este fenómeno es que el mercado juzgó que la actuación de la Fed era inflacionista. Y eso es muy preocupante, porque significa que el mercado empezaba a perder la confianza que tenía en la capacidad de Bernanke para evitar una recesión manteniendo controlada la inflación.
La confianza es el principal activo de un banco central. Si se pierde, Keynes aseguraba que la relajación de la política monetaria tiene el efecto contrario al deseado: en vez de estimular la actividad, hace que empresas e individuos restrinjan sus operaciones por el miedo al futuro. Y el efecto de estos esfuerzos vanos del banco central es la inflación.
Ésa es la razón por la que la reacción de los bonos a la decisión de hoy es tan importante. Si los tipos a largo plazo caen, será una buena señal; pero si suben como ocurrió en septiembre, la tesis de que la Fed está perdiendo el control subirá muchos enteros.
¿Y qué pude pasar? Mark Hulbert, editor de 'Hulbert Financial Digest', resume las apuestas de los newsletters especializados en bonos. Los divide en dos grupos: los que han batido a la estrategia pasiva de comprar y mantener en la última década y los que no. Los primeros son más alcistas en el precio de los bonos (bajistas para sus tipos) que los segundos: los mejores recomiendan una exposición media al mercado del 64% frente al 46% de los peores.
Si suponemos, como parece lógico, que los que lo han hecho mejor tienen más probabilidades de acertar, debemos concluir que es más probable que los tipos de los bonos bajen si la Fed finalmente recorta de nuevo los tipos a corto. Ahora bien, Hulbert advierte que la diferencia entre ambos grupos es demasiado pequeña como para tomar esta conclusión por segura.
En todo caso, si se cumple este pronóstico, significará que el mercado ha recuperado parte de la fe en Bernanke que perdió en septiembre. Y eso será un mensaje estupendo para la economía y para Wall Street.