Vaso medio vacío o medio lleno. Para los que ven el mercado de la primera forma, ayer tuvimos una nueva exhibición de impotencia de un mercado que ha empeorado su aspecto notablemente en la última semana. Para los segundos, la corrección se ha frenado sin haber alcanzado en ningún momento niveles preocupantes.
Los primeros piensan que, después de estos dos días de pausa, las caídas se retomarán con fuerza, probablemente hoy mismo. Los segundos creen que la consolidación ha terminado y que el asalto a máximos históricos va a reanudarse de inmediato.
Los dos bandos tienen razones para justificar sus apuestas. Y, seguramente, no vamos a tardar mucho en averiguar cuál tiene razón. De momento, ayer el Dow Jones intentó durante todo el día entrar en positivo pero acabó repitiendo. El S&P 500 recortó un leve 0,08% y la excepción la puso de nuevo el Nasdaq con un avance del 0,21%.
Los elementos negativos de la sesión de ayer no difieren mucho de los de días anteriores. Malos resultados del sector financiero -en este caso de Bank of America, que alertó de que la cosa va a continuar en el cuarto trimestre y que cayó el 2,4% en bolsa- y nuevo récord histórico del petróleo, esta vez en 89,67 dólares.
Tampoco fueron buenos los datos económicos. Volvieron a subir las peticiones de subsidios de paro y el índice de la Fed de Filadelfia también salió más débil de lo esperado. El indicador adelantado mejoró el 0,3%, en línea con lo esperado. En el lado positivo, Google esperó con un alza del 1% sus resultados, que salieron mejor de lo esperado tras el cierre.
Los bonos aceleraron su escalada tras unos datos que abonan las expectativas de una bajada de tipos el día 31, con lo que su rentabilidad bajó al 4,52%. El dólar siguió debilitándose por la misma razón, y el euro superó los 1,43 dólares por primera vez en la historia.