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¿La crisis de crédito ha terminado? El final todavía parece lejano

Ainhoa Giménez, Bolságora
18/10/2007 - 7:03

El optimismo sobre la economía de EEUU y la subida de la bolsa habían anestesiado las preocupaciones sobre la crisis de crédito. Argumentos como que lo peor ha pasado y que el impacto está descontado han hecho fortuna en el mercado. Sin embargo, las dudas de esta semana nos devuelven a la cruda realidad: la crisis dista mucho de haber terminado.

Peter Eavis enumera en la revista Fortune las cinco condiciones que deben cumplirse para ello:

1.Mucha más transparencia por parte de los bancos, que deben admitir lo que está pasando realmente y la gravedad de la crisis. Por ejemplo, varios grandes bancos –con la ayuda del Tesoro- están montando un fondo para inyectar liquidez en el mercado de los vehículos estructurados de inversión. Citigroup tiene 83.000 millones de dólares en estos activos fuera de balance. La creación del fondo significa que hay un problema con estos vehículos, pero Citi no ha dicho por qué no puede resolverlo él solo ni ha dado ninguna estimación del impacto posible si tiene que incluirlos en su balance. Hay 400.000 millones en estos vehículos, y el público apenas sabe nada de ellos.

2. Mayor realismo. Aunque el presidente de la Fed, Bernanke, y el secretario del Tesoro, Paulson, han advertido de que la crisis está lejos de acabar –Paulson reconoció que los problemas hipotecarios se han extendido fuera del ámbito subprime -, el mercado sigue sin asumirlo. La semana pasada, Moody s rebajó masivamente la calificación crediticia de bonos respaldados con hipotecas subprime. En agosto rebajó 700 emisiones y la bolsa reaccionó con desplomes; ahora lo ha hecho con 2.200 y no ha pasado nada. El problema es que sí pasa, porque esto tendrá un efecto muy importante en los derivados de crédito, los tristemente famosos CDO, cuya valoración seguirá despeñándose en el balance de los bancos.

3. Un giro de 180 grados en la visión de que la liquidez volverá en breve al mercado y que los precios de los activos no están tan descolocados. La realidad es la contraria: la liquidez no puede volver masivamente hasta que los precios de los bonos caigan a niveles atractivos. Bernanke parece el defensor de la primera visión cuando dice que la Fed tiene que evitar que los precios de los activos caigan muy por debajo de su valor fundamental, lo que elevaría el riesgo de insolvencia de las entidades. Pero si ese valor fundamental es mucho más bajo del que piensa la Fed –los mercados estaban muy sobrevalorados-, las bajadas de tipos sólo estarán retrasando lo inevitable. Y en este tipo de crisis, siempre es mejor ajustar esos valores de una vez para que el sistema intente volver a la normalidad.

4. Una oleada de consolidación en el sector financiero. Los bancos más fuertes deben comerse a los débiles para que se incremente la eficiencia del conjunto del sistema. Eavis se muestra muy radical al aplaudir la entrada del chino Citic en Bear Stearns y al sugerir que el mismísimo Citigroup debería ser adquirido por sus problemas con los vehículos estructurados. Claro que esta oleada también necesita una bajada de precios, en este caso de los bancos en bolsa.

5. Un desapalancamiento de empresas y familias. En Bolságora ya les hemos hablado de este proceso, probablemente el más arduo en la situación actual. Todo el mundo se ha endeudado en exceso y llevará años reducir estos niveles. Las obligaciones de los hogares suponen el 195 del valor de mercado de sus activos totales (casas, coches, acciones, etc.), la tasa más alta de los últimos 50 años. Si algo tienen de bueno los 'credit crunch' es que reducen los niveles de endeudamiento y preparan el terreno para la recuperación.

En todo caso, la receta de Eavis es la misma para los bancos y los individuos: para que acabe la crisis, primero hay que dejar que se desarrolle por completo. Por muy doloroso que sea.

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