Olga Khokhlova, la figura picassiana que marcó toda una época

Italia y el Ballet Parade fueron el primer escenario de la que se convirtió en una de las historias de amor más famosas del mundo del arte. Se trata de la historia de Pablo Picasso (España, 1881- Francia, 1973) y Olga Khokhlova (Ucrania, 1891-Francia, 1955), dos jóvenes que se conocieron en 1917 cuando el pintor español se encontraba en el país italiano para presentar, junto con la Compañía de los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev, la mencionada pieza de ballet donde Olga formaba parte del cuerpo de baile.

Tan solo un año después, la bailarina ucraniana se convirtió en la primera esposa del artista y, durante el tiempo que duró su relación, hasta su separación en 1935, fue la modelo perfecta del conocido como periodo neoclásico de Picasso.

Ahora, con la intención de analizar la aventura plástica, vital y sentimental de esta etapa de la trayectoria picassiana, Caixa Forum Madrid presenta Olga Picasso, una exposición que se podrá disfrutar en la institución cultural hasta el 22 de septiembre. La muestra, que surge de una intensa investigación a partir de cartas y fotografías halladas en el baúl de viaje y el archivo de Olga por Bernard Ruiz-Picasso, el nieto de la pareja y uno de los comisarios, ha sido organizada por el Musée national Picasso-París junto con la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte, y con la colaboración de la Caixa el Museo Pushkin de Moscú y el Museo Picasso de Málaga.

En total, la exposición reúne 335 obras, entre pinturas, dibujos, obra gráfica, esculturas, fotografías, películas, documentación y objetos. La mayoría, documentos personales, muchos de ellos inéditos. Y es que, en el baúl, Ruiz-Picasso encontró cartas y fotografías de su abuela que han permitido reconstruir una historia personal y artística que transcurre paralela a otra historia política. De esta manera, la muestra traza un recorrido en el que se entrecruzan la evolución artística de Picasso en los años compartidos con Olga, donde ella siempre fue su musa y modelo principal, y la del periplo vital de la pareja, en el que son protagonistas el amor y el desamor; así como la maternidad y el sufrimiento de Olga por la situación que vivía su familia en Rusia.

Su periplo vital

Olga fue la figura femenina más representada por Picasso de los años 1910. Al inicio de la relación, ella aparece dibujada con aspecto melancólico y frío, debido a las dificultades que estaba atravesando su familia desde el estallido de la Revolución Rusa. Tras el nacimiento de su primer hijo, en 1921, Olga y el niño serán la inspiración principal del pintor, que los plasma en lienzos con ternura y serenidad, que ponen de manifiesto su nuevo interés por la Antigüedad y el Renacimiento. Sin embargo, desde que Picasso se enamora de la joven Marie-Thérèse Walter, la figura de su esposa se transforma, y empieza a representarla de manera deformada, violenta, influenciado, además de por su crisis matrimonial, por el movimiento surrealista.