Fascinación eterna al sur de Cerdeña
- Una costa alejada de los excesos de la Costa Esmeralda y Stintino
- Un lugar ideal donde relajarse y descubrir el auténtico Mediterráneo
- Turismo de playa y cultural, gracias una área arqueológica de gran valor
Regina de Luca
Madrid,
Quien piensa en Cerdeña imaginando solamente aguas cristalinas y playas doradas no sabe que esta gran isla sorprende en cada rincón. El encanto de la tranquila costa suroeste de la isla atrae a todos los amantes de unas vacaciones relajantes y a la vez culturales porque es posible tomar el sol pero también explorar las maravillosas ruinas ocultadas por el mar o asistir a un espectáculo en un teatro romano.
Los 'nuragos' de Cerdeña
Gracias a su posición estratégica en el Mediterráneo y a su aislamiento, Cerdeña conserva un enorme patrimonio cultural e histórico. Las primeras señales de la presencia humana datan de un periodo de hace 500.000 a 100.000 años. En el periodo Neolítico, por ejemplo, hubo un enorme impulso cultural, una rica producción en cerámica y un gran desarrollo en su cultura inmaterial y religiosa que les llevó a la construcción de las enormes tumbas en círculo que se pueden encontrar sobre todo en Gallura. Sin embargo, fue a partir del periodo Nuragico (1.800-1.600 A.C.) cuando Cerdeña empezó el crecimiento de su población a través de nuragos, construcciones cónicas parecidas a torres alrededor de los cuales se desarrollaba la vida social y económica de la población.
Los habitantes de estas construcciones, los nuragicos, fueron los dominadores de la isla durante más de mil años. Estaban organizados en una sociedad tribal que tenía muchos conocimientos náuticos y que se movía a lo largo de todo el Mediterráneo manteniendo contactos con las poblaciones de la época: los cretenses, los micénicos, los etruscos y los íberos. Cerca de Cagliari, capital de Cerdeña, se puede visitar el nurago de Antigori (Sarroch), un complejo de torres que se integran a las rocas hasta la cima de la colina. No muy lejos, se puede visitar la grandiosa necrópolis de Montessu (Villaperuccio) rica por sus decoraciones geométricas, bajorrelieves y bandas de ocre rojo símbolo de la sangre de la vida.
Pula, Nora y los fenicios
Tierra de puertos y de tráfico marítimo, entre el siglo X y el VIII A. C. los fenicios se integraron en los pueblos costeros llevando nuevas tecnologías y nuevas formas de vivir a la sociedad nuragica de aquel momento, que estaba al máximo de su poderío.
Probablemente en los vestigios de la ciudad de Nora, al lado de la actual localidad de Pula, fue donde se desarrolló el primero y más importante centro fenicio de la isla, cuyos restos fueron descubiertos por casualidad cuando un violento maremoto sacó a la luz parte del edificio funerario del Tophet.
No obstante, los descubrimientos arqueológicos más llamativos tienen que ver con la época de los romanos, que conquistaron Cerdeña en el año 238 A. C. De este pueblo se conserva un teatro que está actualmente en uso gracias a sus perfectas condiciones de conservación. También se conserva una columnata romana y un foro, centro social y económico de la ciudad.
Tras la visita arqueológica, es muy recomendable descansar en la conocida como playa de Nora, que destaca por su arena dorada, sus aguas cristalinas y por la iglesia de San Efisio. Una edificación casi a orillas del mar que fue construida en la zona del cementerio de las afueras de la ciudad de Nora. Está en un lugar donde, según la tradición, fue martirizado San Efisio, guerrero romano que se convirtió al cristianismo.
El clima de esta zona sur es típicamente mediterráneo, templado en invierno y cálido en verano con vientos que mueven el aire al atardecer. En concreto, los vientos del maestral y el siroco sirven para refrescar los días más tórridos de agosto y su brisa resulta muy agradable después de un día sereno de mar en las playas de arena blanca que aparecen entre los enormes bosques de pinos.
La gastronomía
Los campos cercanos al mar atraen a los turistas con sus olores a mirto y a especias, mientras que las familias sardas –nativas de la isla de Cerdeña y siempre más abiertas a los turistas curiosos– preparan una cena que empieza con el pan casarau, un crujiente de hojaldre de trigo duro que acompaña todas los platos de la cena y el mismo desde los tiempos de los nuragos.
El vino Canonau es otra especialidad antiquísima. Parece, de hecho, que su uva procede de Egipto y Mesopotamia y que gracias a los fenicios fue importada a la isla. Fueron encontradas uvas carbonizadas en el yacimiento de Duos Nuraghes que datan de hace más de 3000 años. El queso pecorino, famoso queso de oveja, tiene un rol importantísimo en toda la comida isleña. Este queso se sirve fresco o curado, se puede catar solo, con una gota de miel o acompañado con peras. Además, enriquece todos los platos de pasta que no lleven marisco o pescado. Y está presente hasta en el postre más típico, las seadas.
Los anfitriones sirven el vino mientras que cortan el delicioso porceddu, un cerdito cocido muy lentamente en un fuego campestre. Casi todos los primeros platos sardos se basan en la pasta, de trigo duro o hecha a mano con harina o con patatas. Una de las más descriptivas del mundo sardo son los Culurgiones de patata, rellenos de ajo, hierbabuena y pecorino fresco. Se sirven en salsa de tomate fresco y con otro pecorino, esta vez muy curado y rallado por encima.
Un plato típico de los pescadores es la burrida, que se sirve como un auténtico manjar. Es una mezcla de un pescado sardo, el gattuccio, que es cocinado en su hígado y es aliñado con una mezcla de almendras y vinagre. La botarga de muggine es el rico producto realizado con las huevas de este pescado, saladas y curadas. Llamada también oro de Cerdeña, la bottarga es uno de los productos más típicos de la zona y que combina perfectamente con pasta y almejas locales. Para acabar la cena es el turno de las seadas, un postre excepcional y difícil de describir pero que siempre lleva un poco de queso pecorino. Es una masa frita que además se cubre con miel o azúcar.
Solo quien tiene la suerte de pasar unos días en estas tierras mágicas en medio del Mediterráneo podrá vivir esta experiencia.