Empresas y finanzas

Solo uno de cada cinco fármacos recupera su gasto en I+D


    Alberto Vigario

    La nueva insulina para diabéticos Tresiba, de la farmacéutica danesa Novo Nordisk, ha demostrado ser la mejor del mercado. Al contrario que las anteriores, el paciente puede escoger la hora más cómoda para pincharse, lo que minimiza el riesgo de hipoglucemias, el mayor temor para los diabéticos.

    Sin embargo, tras llevar un año y medio disponible en España, su utilización es muy reducida. ¿La razón? Muchos gerentes de hospitales consideran que las mejoras reales y comprobadas de este nuevo medicamento no justifica pagar más que por las versiones antiguas, que también ofrecen un buen resultado para los pacientes. El precio de Tresiba es de 110 euros, el de las otras insulinas, 78 euros; un 30% más baratas.

    De hecho, la filial española de Novo Nordisk no tuvo fácil conseguir que el Ministerio de Sanidad financiara el medicamento en nuestro país. "Estuvimos casi dos años de conversaciones con los responsables de Sanidad, de 2013 a finales de 2015, para llegar a un acuerdo sobre el precio que las autoridades públicas podían pagar", reconoce a elEconomista la director de Relaciones Institucionales de Novo Nordisk en España, Marta Carrera.

    El caso de la insulina de Novo Nordisk no es el único. Los últimos datos de la industria farmacéutica aseguran que apenas uno de cada cinco medicamentos que llegan al mercado genera ingresos que superen los costes medios invertidos en su investigación y desarrollo.

    Sobre todo en EEUU, donde el comprador mayoritario no es la Administración sino compañías aseguradoras y grupos de farmacias, el debate sobre si merece pagar más por medicamentos algo mejores ha sacudido también en el último año a otras grandes farmacéuticas como Sanofi, Amgen o Novartis. Según destacaba recientemente un artículo en The Wall Street Journal, los dos primeros laboratorios negocian desde hace meses con los seguros privados para que su nueva clase de medicamentos para reducir el colesterol tengan un principio con el que poder recuperar lo invertido.

    Los tratamientos han demostrado una mayor reducción de los niveles colesterol que las estatinas más antiguas, pero ambos cuestan cerca de 12.000 euros para un tratamiento de un año, antes de los posibles descuentos, según destaca el diario. Las estatinas más antiguas, muy usadas aún, apenas cuestan unos pocos euros.

    La suiza Novartis también esperaba -según el mencionado artículo- que su nueva medicina para la insuficiencia cardiaca Entresto le supusiera un buen empujón a sus ingresos. Sin embargo, las aseguradoras han incentivado a los médicos para recetar más antiguos y baratos, por lo que la cuota de mercado del fármaco de Novartis ha sido mucho menor del esperado.

    Debate sobre las patentes

    El dilema se ha instalado ya en la industria farmacéutica. ¿Merece la pena seguir invirtiendo una media de 2.500 millones de euros en el desarrollo de un nuevo medicamento innovador que hoy en día no tiene nada asegurada su financiación por los sistemas sanitarios? La mayoría de los laboratorios sigue en la carrera de la investigación, para intentar dar con la molécula que suponga un auténtico avance en el tratamiento de una enfermedad y todos los Estados no duden en financiarlo, como sucedió hace dos años con la hepatitis C.

    Sin embargo, lo habitual es que la innovación en los medicamentos sea muy gradual, de poquito a poco. Pero si ese pequeño avance no trae asociado ingresos para las farmacéuticas, no habrá recursos para adentrarse en el siguiente, sostienen desde el sector.

    La industria farmacéutica también lucha en paralelo para que se garantice uno de los sistemas que al menos les ha protegido hasta ahora en este sistema: el de las patentes y la protección intelectual en la innovación farmacéutica. Según los datos de la industria farmacéutica europea, a través de la federación de asociaciones EFPIA, a la que pertenece la patronal española Farmaindustria, la esperanza de vida en Europa se ha incrementado en casi una década en los últimos 50 años; dos de cada tres pacientes de cáncer ya viven al menos cinco años tras el diagnóstico; la infección por VIH ha pasado de ser una sentencia de muerte a una enfermedad tratable, y más del 90% de los pacientes de hepatitis C pueden curarse con un tratamiento de 12 semanas.

    "Todos estos logros, y otros similares, nunca hubieran sido posibles sin una sólida protección de la propiedad intelectual en el ámbito farmacéutico, un factor esencial para asegurar la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos que permitan avanzar en la lucha contra las enfermedades, mejorar la salud de las personas y reducir los costes de los sistemas sanitarios, como ha venido ocurriendo en las últimas décadas en Europa", afirman desde Farmaindustria.