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Zela Ibiza, despliegue cosmopolita en menú, oferta de vinos y entorno


    Ana Marcos

    Cocktail-bar, barra de sushi, tres privados, dos terrazas de ensueño y la mejor música. Se llama Zela y es lo último en Ibiza. Un nuevo negocio de Abel Matutes Prats y Manuel Campos Guallar, en cuyo accionariado están Enrique Iglesias, Rafa Nadal y Pau Gasol, todos fundadores de Tatel Madrid, Ibiza y Miami. Para esta aventura, con nombre de mariposa indochina, han acudido a Ricardo Sanz (Kabuki), quien asesorará el restaurante y ha ideado una carta específica de inspiración japo-mediterránea.

    En Zela todo es un despliegue chic. Desde su emplazamiento al lado del Pachá, en Talamanca -cerca de Marina Botafoch y Marina Nueva-, a su decoración: un impactante local de tendencia asiática y colonial, con cocina vista y terrazas cuajadas de vegetación. Proyectado por el mundialmente famoso Studio Gronda, han sabido crear un entorno mágico y cosmopolita, con cocina abierta hasta las 2 de la madrugada y perfecto para seguir con champagne, copas o cócteles hasta las 6.

    La impronta de Ricardo Sanz, chef ejecutivo del Grupo Kabuki (cuatro estrellas Michelin), se deja sentir en clásicos suyos de siempre como la espectacular ostra con ponzu, apio nabo y gazpacho clarificado, el arroz tostado en mantequilla y wagyu o el delicioso tartar estrellado de atún con huevo revuelto y wasabi. No falta un amplio repertorio de sashimi, nigiris, makis...

    Pero estamos en el Mediterráneo y junto a estas preparaciones cien por cien Kabuki, Sanz ha ideado muchas otras cargadas de imaginación y sabiduría, entre ellos el pato Zela a las cinco especias, el ramen -caldereta de langosta y almejas (servido tibio)- o el soberbio waygu asado durante 48 horas, sabroso, caramelizado y de toques salinos. En líneas generales, una carta muy seductora y amplia pensada para una clientela internacional, con distintos apartados, desde originales ensaladas a una selección dedicada al caviar. En el día a día, Víctor Planas, chef de Kabuki durante años, dirige un staff de 15 personas en cocina.

    La carta de vinos se corresponde con el resto de la refinada oferta. Todo un derroche, con numerosas referencias de champagnes (cinco añadas de Krug y cuatro de Cristal, por ejemplo), verticales de Pingus o L'Ermita, y las etiquetas internacionales más cotizadas. Lástima que, quizá porque aún están en rodaje, los vinos no llegan a la mesa a la temperatura correcta.

    En cualquier caso el balance no puede ser mejor. No todo en Ibiza es pura fachada y Zela es el mejor ejemplo. Una sinfonía chic y de calidad que ampliará negocio este otoño en Los Ángeles y Filadelfia.