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Buffett y Gates se quedan solos: solo nueve ricos han cumplido su promesa de donar la mitad de su fortuna
- Bill Gates, su mujer y Warren Buffett se unieron para lanzar The Giving Pledge en 2010
elEconomista.es
Madrid,
Corría el año 2010 cuando los multimillonarios Bill Gates, su mujer, Melinda French Gates y Warren Buffett se unieron para lanzar The Giving Pledge, una campaña benéfica que invita a las personas y familias más ricas del mundo a comprometerse a donar al menos la mitad de su riqueza, ya sea durante sus vidas o en sus testamentos.
Durante todos estos años en los que The Giving Pledge ha estado activo, muchos han sido los multimillonarios que confesaron aportar ese granito de arena en favor de la filantropía. Sin embargo, según un informe del Instituto de Estudios Políticos, The Giving Pledge at 15, replicado por Fortune, solo nueve de los 256 cumplieron con su promesa de donar al menos la mitad de su patrimonio.
Una de las personas que ha estado detrás de la realización de este informe es Chuck Collins, heredero de Oscar Mayer, que donó a los 26 años toda su fortuna y se ha dedicado durante muchos años a investigar la desigualdad de la riqueza.
Muchos de esos nombres no han sido desvelados, pero el de otros sí que han salido a la luz, como por ejemplo los de Laura Arnold y John Arnold, una pareja de filántropos multimillonarios conocidos por su fundación, ahora llamada Arnold Ventures, que donaron la mitad de su fortuna. Laura es abogada y exejecutiva de una compañía petrolera, mientras que John es exgerente de fondos de cobertura y fundador de Centaurus Energy, una firma especializada en productos energéticos.
Otro nombre que a muchos le puede venir a la cabeza es el de Charles Feeney, el hombre que se hizo millonario con Duty Free y donó toda su fortuna en vida. Feeney fue en realidad una fuente de inspiración para montar la Fundación Bill y Melinda Gates y The Giving Pledge. "Chuck fue una piedra angular en términos de inspiración para Giving Pledge", confesó Warren Buffett a Forbes.
Los 8.000 millones de dólares que el empresario pudo reunir se repartieron por proyectos en Irlanda, la tierra de su familia, Cuba, Sudáfrica… entre otros muchos países. Preguntado sobre el porqué de renunciar a ella y no esperar como tantos otros a, llegado el día de su muerte, donarlo todo a la caridad, Feeney explicaba que "no puedo pensar en un uso de la riqueza más gratificante y apropiado que darla mientras uno está vivo, y ayudar de este modo a mejorar la condición humana". De los 22 donantes estadounidenses fallecidos, solo ocho cumplieron su promesa antes de morir; tan solo uno, Chuck Feeney, donó toda su fortuna en vida.
Más un acuerdo verbal que escrito
En realidad, esa promesa es más un compromiso público y moral que un contrato legalmente vinculante, en el cual los participantes firman una carta abierta explicando sus motivos para donar y pueden elegir las causas y organizaciones benéficas que apoyan.
El informe aboga por regresar al espíritu de "dar mientras se vive" ejemplificado por Chuck Feeney, y pide reformas sistémicas para garantizar que las donaciones caritativas sirvan al interés público, no sólo a los intereses fiscales y hereditarios de los ultraricos.