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El 50,5% de las familias eligen el valenciano como lengua base en el colegio en el referéndum convocado por Mazón

  • En las provincias de Valencia y Castellón se impone con amplios porcentajes
  • El Alicante ocurre a la inversa y el castellano logra el 65,8%
  • Ahora habrá que ver como se lleva la elección a cada colegio de la comunidad
El conseller Rovira durante la presentación de los resultados.

elEconomista.es
Valencia,

El referéndum convocado por la Generalitat Valenciana de Carlos Mazón para que los padres y madres elijan la lengua base de sus hijos en el colegio, ya tiene sus resultados generales. Y lo cierto es que vuelven a reflejar como la lengua materna sigue siendo una de las grandes diferencias entre los ciudadanos de la Comunidad Valenciana, como bien conocen los partidos políticos que apelan a la guerra lingüística en función de sus intereses.

El 50,53 por ciento de las familias de la Comunidad Valenciana que han participado en la consulta convocada la semana pasada para elegir la lengua base han escogido el valenciano, frente al 49,47% que ha optado por el castellano, según los datos hechos públicos por el conseller de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, José Antonio Rovira.

El mapa por provincias marca claramente las diferencias de la lengua predominante. El valenciano es la opción preferida con una gran diferencia en Castellón, con un 70,50% frente al 29,50% del castellano; mientras que en Alicante ocurre lo contrario y el castellano ha obtenido el 65,89% de los apoyos mientras que el valenciano, el 34,11%.

En la provincia de Valencia, aunque el resultado está más igualado, las familias han optado en mayor medida por el valenciano, con un 57,84% frente al 42,16% del castellano.

Las grandes ciudades

El resultado también exhibe las profundas diferencias entre las grandes ciudades y los municipios de menor tamaño. En Valencia capital el valenciano representó el 36,14 % y el castellano el 63,86%, mientras que en Alicante capital el valenciano apenas supuso el 16,93% y el castellano el 83,07%. Algo que contrasta con la vecina Elche, donde el valenciano se eleva al 40,25 % aunque con el castellano por delante con el 59,75%. En esa provincia, en Alcoy y Denia el valenciano es el más votado, como ocurre en Gandía, Sagunto, Alzira o Xàtiva en la provincia de Valencia.

En Castellón de la Plana, como en toda la provincia el valenciano gana con el 61,9% frente al 38,10% castellano. De hecho, en varias de sus poblaciones el valenciano supera el 80% como Onda o Vall d'Uixo. Pero también es un reflejo de que tampoco hay uniformidad por provincias, ya que en zonas castellanoparlantes como Segorbe esa es la lengua más votada.

En este referéndum ha votado el 58,61 por ciento de las familias incluidas en el censo de Educación. Así, participaron 339.411 familias, 42.264 de ellas en la provincia de Castellón -es la demarcación con más porcentaje de votos, el 59,81%-; 170.141 en Valencia (58,81%) y 127.006 en Alicante (57,96%).

Los precedentes

La consulta, fruto de una norma aprobada cuando Vox estaba en el Gobierno valenciano y de la promesa del propio Carlos Mazón en la oposición, había sido duramente criticada por colectivos docentes y asociaciones a favor del valenciano, que consideraban que era una medida destinada a reducir su peso en la escuela.

Según Rovira se demuestra "que no era una competición entre valenciano y castellano, como algunas entidades han querido ver". "Ganan ambas lenguas", ha valorado, al tiempo que ha defendido que han sido "las familias quienes han decidido, ni esta administración ni ninguna" otra organización.

El titular de Educación ha mostrado su "satisfacción" puesto que la "radiografía" de los datos de la consulta "demuestra que los valencianos han optado por el equilibrio y la convivencia entre las dos lenguas cooficiales de la Comunitat Valenciana".

Según la Conselleria, con esta consulta se dará ahora "el último paso en el proceso de planificación del próximo curso", en el que "va a mandar únicamente lo que han decidido las familias, ni más ni menos". Sin embargo, desde los sindicatos educativos se considera que será muy difícil adaptar la decisión de cada familia a la realidad de cada colegio.