Actualidad
Relevo en el campo bravo: las nuevas generaciones saltan al ruedo
- Los jóvenes ganaderos defienden el valor medioambiental de la cría del toro bravo
- Reclaman su papel para aportar nuevas ideas en una actividad que consideran "una forma de vida"
- Los altos costes, la falta de apoyo de las administraciones o la escasez de personal especializado, entre los obstáculos
Rafael Daniel
Valladolid,
Los jóvenes ganaderos de toros de lidia defienden el valor medioambiental de una actividad que consideran "una forma de vida" y reivindican su papel para aportar nuevas ideas.
María Benítez-Cubero Buendía, Carlos Domecq Martel y Manuel Criado ponen cara al relevo generacional en la cría del toro de lidia. Depositarios de una tradición ganadera que ha permitido preservar el tesoro ecológico de la dehesa y una raza única en el mundo, encaran con ilusión un futuro marcado por los altos costes, la falta de apoyo de las administraciones o la escasez de personal especializado. Descárguese aquí gratis el último número de elEconomistaAgro
Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, María Benítez-Cubero-Buendía, asegura que la ganadería "es una forma de vida, en la que he nacido y me he criado, tanto yo como mis dos hermanas. Hasta los 13 años he vivido en el campo, entre toros, caballos y todo lo que rodea este mundo. Por parte de madre igual, mi abuelo materno también fue ganadero y un gran ganadero. Siempre hemos sabido y querido continuar con ello siempre que se pudiera".
La ganadería Cubero Buendía cuenta con tres fincas, dos de ellas totalmente de sierra, en el término municipal de Morón de la Frontera, que albergan las vacas. La otra, de unas 1.400 hectáreas y situada también en Sevilla, concretamente en Marchena, está dedicada al laboreo agrícola y al olivar, aunque unas 300 hectáreas están reservadas para que pasten los machos.
Para María, la actividad ganadera "es una profesión muy bonita, en la siempre estás aprendiendo. Estás en contacto directo con el mundo rural y con todo lo que ello conlleva, y el ganado es muy agradecido, al igual que el campo, con todo lo que se le hace". Pero también reconoce que es "una profesión muy sacrificada, donde no se conoce de horarios, ni festivos. Pero realmente no se conoce bien, o mejor dicho, cada vez se conoce menos, porque la gente está menos relacionada con el campo y somos todos más urbanitas".
Para Carlos Domecq Martel, la ganadería es complementaria a su actividad profesional en el sector financiero. Estudiante de ADE y con un postgrado en Agricultura realizado en Inglaterra, este jerezano de cuna vive en Madrid aunque dedica, al igual que toda su familia, gran parte de su tiempo a la ganadería "que disfrutamos y tenemos como forma de vida".
Las explotaciones familiares se encuentran en Andalucía, en concreto, en la provincia de Cádiz, algunas puramente agrícolas y otras mixtas que se combinan con ganadería, actividades cinegéticas y de aprovechamiento forestal. En cuanto a ganadería, a la tradicional cría del ganado bravo se une la de otros bovinos, entre las que destacan dos razas autóctonas, una de ellas en peligro de extinción como es la raza Berrenda en Colorado y la raza Retinta. También se dedican "a otra de nuestras pasiones, con larga tradición en nuestra familia, la cría de ganado caballar. Todo siempre en extensivo y de la manera más natural posible", señala.
La labor agrícola, además de estar transformando una explotación en olivar superintensivo, se centra en el cultivo del cereal, leguminosas o forrajes para el ganado. El aprovechamiento forestal consiste en la extracción de corcho de una manera muy sostenible, siempre repoblando y cuidando la masa forestal, "algo que vemos fundamental, pues nuestras explotaciones se encuentran en un paraje de gran valor ecológico como es el Parque Natural de los Alcornocales".
Vuelta desde el extranjero
Manuel Criado no dudó en volver del extranjero, donde trabajaba como veterinario, para involucrarse en el negocio familiar. "Surgió de una manera natural. A diario soy consciente de la suerte tan grande que es poder hacer lo que quiero, a la vez que siento el peso de la decisión de seguir con el sueño de mis abuelos, continuado por mi padre, y que ahora vivimos en familia. Para mí, la ganadería de toros de lidia es algo tan profundo y vocacional que no me puedo imaginar en otro lugar ahora mismo". Es más, reconoce que "el exceso de pasión, el no poder controlar las emociones, a veces tan fuertes, te aíslan un poco emocionalmente en ocasiones", asegura este joven de 32 años.
La ganadería Juan Manuel Criado pasta en una clásica dehesa, en el término municipal de Mérida, en Extremadura. El sistema de explotación es extensivo puro, en el que conviven las razas cárnicas junto con el ganado de lidia y la fauna salvaje. Es una finca muy enfocada al toro bravo ya que tiene todo tipo de particularidades para el manejo diario de este tipo de animales, tan distintos al resto de animales domésticos.
Este joven de 32 años confiesa que "el día a día en el campo se hace a veces cuesta arriba y sería imposible tirar para adelante sin el gran equipo que formamos. Al final los animales están vivos, les pasan cosas, y con el toro de lidia el cariño o cercanía al animal supera lo económico. También las dificultades sanitarias y trabas burocráticas son nuestro día a día. Como veterinario algunas las entiendo y otras no. Pero aquí seguiremos porque es lo nuestro, y me gusta pensar en positivo".
Falta de personal
María Buendía coincide en que "uno de los grandes problemas" en la gestión son los saneamientos y controles veterinarios, "cada vez son más y más frecuentes y con la dificultad que tiene el manejo de estos animales". En ese sentido, pone sobre la mesa la falta de personal especializado, que se suma a la escasez generalizada de mano de obra en el sector agroganadero. Los altos costes son "otra de las grandes dificultades" que señala María Benítez-Cubero Buendía "que luego no es compensado a la hora de la venta y en muchas ocasiones e incluso ni te pagan".
Carlos Domecq destaca entre los "muchísimos inconvenientes" de la actividad ganadera "el poco apoyo por parte de las administraciones y el escaso valor que se le da a una raza con una riqueza genética y cultural incalculable. Los ganaderos aportamos un gran valor ecológico, que es absolutamente ignorado".
Denuncia "unas políticas ambientales sin sentido y una ley de bienestar hecha para animales muy distintos al toro bravo que exponen tanto al animal como al profesional a riesgos e incomodidades innecesarias. Los lobbies animalistas están muy bien financiados y preparados. Y, por otro lado, tenemos una subida de costes que hacen nuestras explotaciones casi insostenibles".
¿Y el futuro, cómo se presenta? "Yo quiero ser positiva y pensar que hay futuro. Hemos pasado por situaciones y momentos muy difíciles, y de una incertidumbre total como fue la época del Covid, y se salió adelante con mucho esfuerzo y sacrificio y aquí seguimos. La verdad sería una grandísima pena que se perdiera este mundo del toro bravo, por lo que significa, por ser tan autentico y único, porque yo estoy segura de que el toro bravo se perdería o pasaría a ser una especie en extinción", explica la joven ganadera.
Carlos Domecq asegura que "tenemos un futuro muy incierto por delante, con unos políticos deseando acabar con nosotros. Los ganaderos tenemos que esforzarnos en divulgar la crianza del toro bravo como sustento de un ecosistema único, motor de un desarrollo un rural sostenible y creador de puestos de trabajos en la España olvidada. También tenemos que dar a conocer la riqueza cultural y el tesoro genético animal que tenemos en España, una raza con muchos siglos de selección y desarrollo, criada para un espectáculo único en el mundo".
Legado histórico
Y ahí este joven financiero de 28 años de edad considera una "gran noticia" que cada vez haya una mayor involucración de los jóvenes en la ganadería. "Se está llevando a cabo un cambio generacional en este sector. Podemos aportar ideas nuevas a la sabiduría, templanza y veteranía de nuestros padres. Lo que nos hace seguir trabajando en un negocio a contracorriente es mantener un legado histórico que está intrínseco en nuestra cultura".
Manuel Criado también apuesta por el empuje de las nuevas generaciones. "Creo que los jóvenes no debemos confundir respeto con miedo. Nos cuesta que se nos tome en cuenta. Creo en un mundo del toro más vanguardista y rompedor, lógicamente creciendo desde nuestros cimientos y el respeto a toda nuestra tradición y el peso de la historia".
Y el reto al que se enfrentan no es cosa menor. "El futuro de la cría de ganado bravo dependerá del futuro de las corridas de toros y este dependerá de los que formamos este mundo. Los toros deben ser defendidos desde la ecología de nuestras dehesas, desde el mundo de la cultura y desde la explicación del propio espectáculo con sus colores, olores y sensaciones tan fuertes que hacen que nos hayamos enamorado de este rito tan total. Los toros deben ser contracultura y vanguardismo basado en la tradición. Hay que aceptar que es un espectáculo no apto para todos los públicos, sino sólo para el que se acerque sin prejuicios y con la mente abierta. Y ahí está nuestro poder, hay que llegar a esa gente. Lo demás es propaganda".