El derecho de España sobre los restos del Titanic más de 110 años después del hundimiento
- Existen un tratado sobre la preservación del pecio entre Estados Unidos y Reino Unido
- Los restos del buque podrían desaparecer por completo para 2050
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Elena Garagui
El barco más famoso del mundo yace desde hace más de 110 años a casi 4.000 km de profundidad a más de 600 km al sudeste de la Isla de Terranova, Candá. Si bien el Titanic era propiedad de la naviera británica White Star Line naufragó en aguas internacionales, dejando un vacío legal sobre su propiedad solo resuelto hace cinco años. No obstante, la erosión permanente a la que está expuesta el pecio podría acabar con el mismo en un plazo máximo de 25 años, lo que acelera los intentos por recuperar ciertas partes del navío, así como valiosos objetos y reliquias, como joyería, vajilla y prendas de vestir.
Desde que en 1985 fueran descubiertos los restos del Titanic, en una expedición liderada por el oceanógrafo estadounidense Robert Ballard, las 'excursiones' al fondo del mar para admirar, y sobre todo rescatar algunas partes, fueron constantes hasta el 2025, incluidas aquellas inmersiones del director Jamen Cameron para filmar diversos planos que más tarde utilizaría su largometraje más famoso.
A partir de ese momento, comenzaron a sucederse exposiciones sobre el Titanic con innumerables objetos rescatados y restaurados de esas expediciones que algunos llegaron a calificar de pillaje, pues solo la empresa RMS Titanic ha tenido el derecho exclusivo de rescate de los objetos encontrado en el pecio, no así de las visitas, fotografiáis o filmados de aficionados y curiosos.
Sin dueño en aguas internacionales
El gemelo del Olympic y del Britannic (todos de la White Star Line) se hundió la noche del 14 al 15 de abril y, a pesar de hacerlo frente a las costas de la Isla de Terranova, se hundió en aguas internacionales, por lo que realmente el pecio del Titanic nunca ha tenido dueño, aunque sí ha estado protegido por la Convención de la Unesco sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático.
La naviera británica dueña del Titanic se disolvió en 1934 y hasta su fin no ofreció ningún proyecto de rescate ni para los fallecidos ni para el pecio. Durante los primeros años posteriores al hundimiento del navío fueron los familiares los más interesados en llevar a cabo labores de rescate, pero dados los poco medios disponibles en el momento resulto imposible.
Así, entre 1985 y 2005, grupos de expediciones estadounidenses, británicos y franceses, principalmente, lograron descender hasta la ubicación exacta del Titanic. De la misma manera, investigaciones en 2012 revelaron "daños recientes en el casco del Titanic" debido a la incursión de los submarinos, y advirtieron de "cantidades inquietantes de desechos y escombros arrojados por barcos en la superficie o abandonados cerca del pecio".
Entonces ya existía un tratado entre Estados Unidos y Reino Unido firmado en 2003 pero activo solo desde 2019, con el fin de preservar los restos del navío que ahora se tratarán "con la sensibilidad y el respeto debidos al lugar donde descansan 1.500 personas", según palabras de la exsecretaria británica de Estado de transporte marítimo, Nusrat Ghani. Este acuerdo crucial convierte a ambos en los únicos países con la capacidad de conceder rechazar licencias para sacar objetos del pecio.
La única compañía con derechos: RMS Titanic
Pero, en las últimas décadas, la única empresa con derechos exclusivos de salvamento ha sido RMS Titanic, quien ha realizado hasta un total de ocho expediciones al pecio del buque con el resultado del rescate de innumerables piezas destacadas como objetos de porcelana, platos, tazas, collares, pendientes, mantelería, etc. Unas inmersiones que se minimizaron justo en noviembre de 2019 cuando entró en vigor el acuerdo entre EEUU y UK y aumentaron los requisitos legales.
Desde ese momento, RMST tan solo ha podido realizar algunas inmersiones superficiales para captar imágenes del aspecto exterior del barco, pero sin poder fotografiar el interior ni recuperar más objetos. De la misma manera, tampoco ha podido llevar a cabo el proyecto de exploración que incluía rescatar la radio Marconi que se utilizó en el Titanic para mandar las primeras señales de ayuda. Con las mismas, la compañía británica ha decidido suspender de manera indefinida sus incursiones hasta poder tener una solución legislativa que le permita devolver a la tierra todos los objetos antes que el tiempo y el sistema orgánico marino terminen por erosionar y hacer desaparecer cualquier resto del naufragio.
A pesar del tratado y de los derechos de RMST, no existe realmente ningún país o empresa con la propiedad absoluta del pecio del Titanic, por lo que cualquier podría reclamar la posesión.
España tiene derecho sobre algunos objetos del Titanic
De esta manera, la legislación de cada país establece el derecho de pertenencia sobre cualquier bien físico, en este caso el Titanic.
Según Javier Carrascosa González, catedrático de Derecho internacional privado de la Universidad de Murcia, tanto Estados Unidos, Reino Unido y España rigen una ley similar al respecto que indica que "la posesión, la propiedad y los demás derechos sobre bienes inmuebles, así como su publicidad, se regirán por la ley del lugar donde se hallen. La misma ley será aplicable a los bienes muebles".
Una norma en cada país sin que exista una comunitaria, por lo que es cada nación la responsable de reclamar sus propios derechos, pero cuyos sistemas judiciales podrían "cambiar el resultado final sobre la propiedad de los objetos del pecio del Titanic"
En lo referido a la legislación española, "es sabido que nadie ha reclamado o solicitado la extracción de los bienes propiedad de españoles que puedan hallarse en el pecio del Titanic. Por tanto, en el caso de litigación sobre el dominio de los mismos, cabe decir, por sorprendente que parezca, que los bienes de los ciudadanos españoles que se hallan en el pecio del Titanic son ahora, para las autoridades españolas, propiedad del Estado español."
Esto implica que España no tiene ningún derecho sobre la propiedad del malogrado navío británico, pero sí sobre todas aquellas pertenencias que en origen eran españolas.