Este año, el sorteo de la Lotería de Navidad ha comenzado con la excitación habitual que rodea a este evento tan esperado. A las 11:28, el número ganador, el 72480, resonó en el ambiente como el grito de esperanza que millones de españoles aguardaban. Sin embargo, casi media hora después, la emoción se tornó en confusión cuando otra de las niñas del Colegio de San Ildefonso proclamó "cuatro millones de euros", generando un revuelo entre los asistentes. Afortunadamente, tras aclarar la situación, se confirmó que el premio era de solo 1.000 euros, una pedrea, lo que permitió que el sorteo continuara sin más contratiempos.

Los errores en la lectura de números por parte de los niños no son comunes, pero cuando ocurren, generan momentos memorables que quedan grabados en la memoria colectiva. Uno de los incidentes más recordados tuvo lugar en 1987, cuando una niña, Gemma Llorente, confundió el número agraciado con el Gordo, desencadenando un momento de incertidumbre en el sorteo. La situación se tornó caótica cuando el funcionario de Loterías, don Felipe, le recriminó enérgicamente: "Pero niña, ¿qué has cantado?" Esta anécdota se ha convertido en parte de lo pintoresco de la Lotería de Navidad.

Las anécdotas en los sorteos de la Lotería de Navidad son frecuentes y suelen protagonizarlas los niños del Colegio de San Ildefonso. Cada uno de ellos espera con ilusión el momento de cantar el Gordo, consciente de que su actuación será seguida de cerca por medios de comunicación y el público en general. Sin embargo, el miedo a cometer errores siempre está presente, aunque nada puede compararse a la confusión que se vivió en 1987, cuando la pequeña Gemma se vio atrapada en una situación de tensión ante la mirada atenta de periodistas y fotógrafos.

El incidente de 1987 tuvo lugar en una época donde las pesetas eran la moneda de uso en España. En ese entonces, Gemma, con solo 13 años, se sintió abrumada ante el revuelo que se formó en la mesa de las bolas. La periodista de Televisión Española que cubría el evento trató de mantener la calma, describiendo la escena en vivo mientras don Felipe insistía en la necesidad de aclarar el error. La pequeña, entre lágrimas, atribuyó su confusión a los flashes de las cámaras, lo que hizo aún más conmovedora la situación.

La historia de Gemma Llorente es solo una de las muchas que han marcado la historia de la Lotería de Navidad. Un año antes, otra niña también había cometido un error al cantar un premio inferior al Gordo, lo que demuestra que, a pesar de la seriedad del evento, los momentos de alegría y confusión son parte del encanto de esta tradición. Así, la Lotería de Navidad no solo reparte premios, sino también risas, anécdotas y recuerdos que perduran en la memoria de todos los que participan en esta celebración única.