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Justicia para Gisèle Pelicot: sus 51 violadores declarados culpables, poniendo fin a uno de los más brutales casos de agresión sexual


elEconomista.es

El juicio a los 51 acusados de haber violado bajo sumisión química a Gisèle Pelicot de 2011 a 2020 ha dictado una histórica sentencia: el tribunal ha declarado culpable de todos los cargos a Dominique Pelicot y le aplica la pena máxima de Francia (20 años), a la espera de conocer las penas para los otros 50 acusados por violación, también declarados culpables, en uno de los más brutales casos de agresión sexual de la historia.

Dominique drogó y violó a Gisèle Pelicot de manera sistemática durante 10 años, actos en los que no solo participaba él, sino que otras 50 personas han sido acusadas de violar a Gisèle cuando ésta se encontraba inconsciente. El ya acusado como culpable, organizaba los encuentros a lo que los otros 50 hombres (es probable que haya más participantes que no se han dado a conocer por el momento) aceptaban a ir sabiendo las atrocidades que iban a cometer sobre una persona que se encontraba bajo los efectos de la sumisión química.

La vista en la que se conocerán los veredictos y las penas para los 51 acusados de haber violado bajo sumisión química a Gisèle Pelicot comenzó este jueves, a las 9.47 (8.47 GMT), en medio de una gran expectación y fuertes medidas de seguridad, recoge EFE.

En la vista se encuentra Gisèle Pelicot, quien llegó minutos antes con aspecto calmado, pese a la muchedumbre que la esperaba a la puerta del tribunal penal de Aviñón (sureste de Francia).

La mujer, de 72 años, fue recibida con aplausos de decenas de personas que se acercaron este jueves para mostrarle su apoyo con pancartas en las que se leían leyendas como 'Gracias Gisèle'.

No realizó declaraciones a la entrada, pero sí indicó que se pronunciaría después de la audiencia, que ha sido presidida por el juez Roger Arata y otros cuatro magistrados (tres mujeres y un hombre).

"Habrá un antes y un después", dijo el pasado 27 de noviembre la fiscal del tribunal penal de Aviñón (sureste de Francia), Laure Chabaud, consciente de la repercusión mundial de este caso, que han seguido por cerca de 180 medios, 86 de ellos extranjeros, especialmente españoles.

El Tribunal ha establecido medidas excepcionales para la lectura de las sentencias, ya que se encuentra cortada la calle que da acceso al palacio de Justicia y la sala está cerrada al público, salvo para los familiares de víctimas y acusados.

También se han habilitado cuatro salas de escucha para periodistas, frente a la única sala del resto del juicio, que comenzó a principios de septiembre.

La petición de la fiscalía

La Fiscalía pidió 650 años de cárcel para el conjunto de los acusados, 51 hombres con edades que van de los 27 a los 74 años, de todas las clases sociales: bomberos, camioneros, periodistas, enfermeros, militares o también jubilados.

Dominique Pelicot se expone a la pena máxima

Dominique Pelicot, de 72 años, se expone a la pena máxima, de 20 años, al ser el cerebro de las múltiples violaciones que sufrió la víctima, su exmujer y con quien estuvo casado durante 50 años. Él abusó de ella y la puso en peligro de muerte de 2011 a 2020, drogándola con altas dosis de ansiolíticos e invitando a otros hombres a que la violaran, tras haberlos contactado en internet.

La menor pena solicitada por la Fiscalía, de 4 años, es para otro hombre que está acusado de agresión sexual, sin cargos de violación.

El resto se enfrentan a solicitudes de condenas que van de los 10 a los 18 años de cárcel por violación agravada.

Gisèle Pelicot, símbolo feminista a nivel global

Gisèle Pelicot, de 72 años, es ya un símbolo feminista a nivel global, al decidir que el juicio fuera público "para que la vergüenza cambie de bando". De hecho, se ha convertido en una de las mujeres más influyentes del año y miles de personas en todo el mundo se han manifestado por ella y por las víctimas de violación.

En la pequeña ciudad de Aviñón, de hecho, es parada constantemente por ciudadanos, especialmente mujeres, que la animan a seguir su lucha, que pasa también por un cambio legislativo para que el consentimiento sea el elemento central de toda relación sexual entre dos personas, como ya ocurre en países como España.