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Helena Guardans: "La ley de mecenazgo es un buen principio, pero hay mucho desconocimiento"
- La presidenta del Consejo de Mecenazgo del Liceu afronta el reto de aupar la captación de fondos privados hasta el 20%
Aleix Mercader
Barcelona,
El Liceu es cosa de todos. Lo demuestra la intensa actividad de mecenazgo que supone, actualmente, un 15% de los ingresos del teatro de la ópera de Barcelona. La empresaria (y melómana) Helena Guardans preside el Consejo de Mecenazgo de la venerable institución, el organismo encargado de captar fondos privados del mundo empresarial. Su reto: llegar al 20% convenciendo al tejido productivo de las bondades del patrocinio cultural. El Liceu cuenta hoy por hoy con unos 100 mecenas... y subiendo.
--¿A qué se dedica el Consejo de Mecenazgo?
--El Consejo es un órgano compuesto por las empresas que apoyan al teatro y que tienen representantes tanto en el Consejo Ejecutivo como en el Patronato. Y es una fuente importante de ingresos para el teatro. Estas empresas son embajadores del Liceu y pienso que es importante que sean ellas mismas las que convenzan a otras empresas de la tarea tan importante que hacen.
--Hoy por hoy, ¿cuáles son sus aportaciones económicas?
--Hay diferentes categorías, desde colaboradores, patrocinadores, promotores... Desde los 20.000 euros de los colaboradores hasta los más de 120.000 euros de los mecenas. Que puede ser mucho más, pero es a partir de 120.000 euros. Dependiendo de la cantidad que des, el Liceu te ofrecerá más contrapartidas. Pero todas las aportaciones reciben una atención por parte del Liceu y es importante que estas empresas puedan utilizar el teatro tanto para comunicar a la comunidad, y también a sus clientes y empleados.
--Sobre los ingresos del teatro, ¿qué porcentaje representa el mecenazgo?
--Supone un 15% de los ingresos totales. El dinero público representa un 50% y el privado, otro 50%, quizá un poco más. En este momento estamos con un 52% privado y un 48% público. Entre los recursos privados está el ticketing, los mecenas y los benefactores.
--En el plan estratégico del Liceu hasta 2026 se quiere aumentar la cuota del mecenazgo.
--Se querría aumentar hasta el 20%, pero teniendo en cuenta que es un objetivo desafiante porque al mismo tiempo el presupuesto va aumentando. Queremos sobre todo aumentar el presupuesto del teatro. Y al aumentarlo, queremos aumentar además el porcentaje del mecenazgo.
--Tengo entendido que más allá de la contribución monetaria, los mecenas también colaboran en otros ámbitos.
--En el caso de Catalonia, El Palace y el Mandarin Oriental ofrecen habitaciones, pero también hay servicios de cátering, alquiler de espacios...
--¿Con cuántos patronos se cuenta ahora mismo?
--En estos momentos tenemos unas 100 empresas y estamos firmando convenios con dos más. Y aunque es un proceso largo, es verdad que se ha convertido en un eje para las empresas. Antes, ser mecenas era una forma de tener representatividad. Pero ahora, cada vez más, es también una forma de ganar pertenencia, de forma parte de este ecosistema. Al final, la cultura es importantísima para la sociedad. La une, la ayuda a crecer, la diferencia... y se debe cuidar entre todos. Cuando las empresas deciden instalarse en una ciudad en vez de otra hay muchos activos que valoran y el Liceu es uno de ellos.
--Evidentemente, las organizaciones reciben una serie de ventajas fiscales.
--En este momento, las empresas tienen una desgravación del 40%. Si repiten pueden llegar hasta 10 puntos más, hasta el 50%. Los particulares tienen el 45% y, si son reincidentes, pueden llegar también hasta el 50%.
--Esto respecto a los mecenas, ¿y la Junta de Benefactores que preside Cucha Cabané?
--Dependen también del Consejo de Mecenazgo y son otra vía de financiación. Los benefactores son personas físicas con gran afición a la ópera y gran apego al Liceu. Ahora tenemos unos 270 y son nuestros principales embajadores. Por supuesto, además, dan una aportación económica importante. Es como si fueran uno de los principales mecenas.
--¿Cómo valora la nueva ley de mecenazgo?
--Me parece un buen principio para comenzar a practicarlo, pero debe hacerse mucha formación y comunicación. Y también hacer un poquito más fácil su gestión. Hay mucho desconocimiento sobre la ley. Y si nos comparamos con otros países estamos muy por detrás.
--Siempre se habla del modelo anglosajón.
--Sí, pero es cultural. Por ejemplo, allí se da a título personal en las herencias. Hay mucha gente que deja en herencia una parte de su legado para la cultura. Aquí no tenemos tanta práctica. A veces pensamos que la cultura solo se paga con dinero público. Creo que es importantísimo que la cultura, que nos estructura como sociedad, sea también de las empresas y las personas, que tengan claro que es su responsabilidad.
--El Teatro Real cuenta con un consejo internacional. ¿Se han planteado crear un órgano similar?
--Me parece interesante la propuesta del Teatro Real. Sí es verdad que no tenemos este consejo per se, pero tenemos muchas relaciones con otros teatros con los que colaboramos en muchos ámbitos como la digitalización.
--¿Cree que el Liceu aún desprende cierta aura de elitismo?
--Cuando entras al Liceu, el entorno es muy definitivo... pero también es bonito, entras en un entorno especial que te predispone a una cierta actitud, una cierta disposición. No estás en un cine, estás en otro sitio. Hemos de conseguir extraer esta parte positiva. Cuanta más gente haya, menos incómodo te sentirás. Es un hábito, un poco como la ópera. Habrá gente que dirá: "Es que no me gusta, es que nunca la he escuchado". Pero a base de escuchar muchas veces cualquier música, terminas cogiéndole el gusto.
--En la presentación de esta temporada se señaló que el teatro ha liquidado su deuda histórica. Hay muchos proyectos en marcha, como la segunda sede en el antiguo Imax, la captación de público joven va muy bien... ¿podemos dar por superado el trance del Covid?
--Sin duda. No solo se ha dejado atrás, sino que nos ha dejado más animados y nos sentimos más acompañados. Además, en nuestra ciudad tenemos esto de que cuanto más difícil, más nos gusta. Cuando se quemó el teatro, su reconstrucción permitió que la ciudad se lo hiciera aún más suyo. El Covid ha ayudado a que la gente se implique más con el Liceu.