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Así es Enoteca María, restaurante con receta casera y donde todas las chefs son abuelas de diferentes países: "Comida con sabor familiar"

Foto: elEconomista.

Cristian Gallegos

Enoteca María es un pintoresco restaurante norteamericano que rinde homenaje a la cocina casera y tradicional de la mano de diferentes abuelas del mundo, también conocidas como 'nonnas'. Se encuentra en pleno corazón de Staten Island, Nueva York, y tiene una capacidad para 30 comensales. Su objetivo: mantener con vida la receta de la abuela que entrega ese condimento de hogar que muchos locales de comida han perdido en el tiempo.

Este restaurante sorprende por su formato poco convencional: en lugar de chefs profesionales, las cocinas están a cargo de mujeres matriarcas, conocidas como "nonas", que tienen entre 50 y 90 años y traen consigo recetas tradicionales que llevan a un viaje culinario a sus respectivas culturas.

Este fantástico sitio de Staten Island fue fundado en 2006 por Jody Scaravella con el objetivo de que no sea solo un restaurante; es un refugio para aquellos que buscan el "consuelo de los sabores familiares".

Scaravella, motivado por su propio dolor tras la pérdida de gran parte de su familia, decidió crear un espacio que sirviera como un recordatorio de las comidas caseras que tanto atesoraba. "La verdadera historia detrás de este lugar es el dolor", compartió Scaravella a Washington Post y resaltó el significado íntimo que este lugar tiene para él.

El aplauso a la 'nonna' y el menú casero internacional

El fenómeno y popularidad de Enoteca María ha hecho que aumente la demanda de sus clientes: las reservas se deben hacer con semanas de anticipación. Cada noche, los comensales son testigos de un ritual que ha cobrado vida propia. Al finalizar la cena, todo el restaurante se une en aplausos para honrar a la 'nonna' que ha preparado el banquete. Esta celebración no solo reconoce el esfuerzo detrás de cada plato, sino que también convierte cada visita en una experiencia comunitaria y familiar.

El menú, que cambia con frecuencia, es una mezcla deliciosa de tradiciones culinarias de diferentes países. Desde los ravioles de la 'nonna' Maria Gialanella, de 88 años, hasta los dumplings de la 'nonna' japonesa Yumi Komatsudaira, cada platillo cuenta una historia de amor y pertenencia. Gialanella, quien también ha ganado seguidores leales, se siente orgullosa de ver a extraños disfrutar de sus creaciones, y su pasión por la cocina se transforma en un lazo afectivo con cada cliente que entra por la puerta, según su relato a Washington Post.

Un aspecto para destacar de Enoteca María es su inclusividad. Aunque inicialmente solo trabajaban abuelas italianas, Scaravella decidó expandir los criterios para incluir mujeres de diversas culturas que desearan compartir su herencia culinaria. Esta apertura ha permitido que el restaurante cuente con una gama diversa de sabores y técnicas, desde platos sudamericanos hasta recetas del Medio Oriente, creando una verdadera simbiosis de influencias gastronómicas.

La cocina como lenguaje común entre las chefs

Además, existe un fuerte vínculo que se forja entre las 'nonnas'. A pesar de venir de diferentes países y hablar distintos idiomas, han encontrado en la cocina un lenguaje común que va más allá de las palabras.

Según Paola Vento, gerente del restaurante, "hay mucho amor en la sala". Este sentido de comunidad se refleja no solo en la forma en que las 'nonnas' se apoyan mutuamente, sino también en cómo se involucran con los clientes, creando una atmósfera de calidez y amistad.

La experiencia de este restaurante va más allá de la comida, según WP. Se trata de la cultura, de la historia familiar y del legado que se transmite a través de la gastronomía. En un mundo cada vez más globalizado, este restaurante se presenta como un recordatorio de la importancia de honrar nuestras raíces mientras compartimos un pedazo de ellas con los demás.

Jody Scaravella ha conseguido eso. Ha creado un espacio donde la comunidad, la historia y la cocina se entrelazan en un abrazo cálido y acogedor. Enoteca María no solo es un restaurante; es un homenaje a la vida, a las abuelas y, sobre todo, a la herencia cultural que nos conecta a todos.