Ni hielo ni agua fría: esta es la mejor forma para refrescar a tu perro o gato en caso de golpe de calor en verano
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elEconomista.es
Con el avance del verano y las altas temperaturas que perduran en nuestro país durante el mes de agosto, hay que prestar mucha atención a nuestros animales de compañía, tanto a los perros como a los gatos, que sufren las consecuencias del calor y, en algunos casos, no se consigue actuar a tiempo para evitar el golpe de calor.
De hecho, los gatos y los perros pueden sufrir golpes de calor de forma más frecuente de lo que se piensa, ya que su organismo no regula bien la temperatura interna, algo que sí que pasa con los humanos. Esto es debido a que tienen pocas glándulas sudoríparas, principalmente, en las almohadillas de las patas, que no son suficientes para refrescar su cuerpo y bajar la temperatura corporal de forma efectiva.
¿Cómo bajan la temperatura corporal?
En primer lugar, hay que saber que tanto los perros como los gatos se enfrían principalmente jadeando, un comportamiento que es muy visible en los perros, que jadean constantemente cuando hace calor o cuando han realizado esfuerzo físico.
Sin embargo, en los gatos este comportamiento no es muy común o, por lo menos, no tan perceptible para los humanos, ya que los felinos tienden a descansar más en los días de mucho calor, por lo que es habitual que en los meses de verano el gato permanezca mucho más inactivo, posiblemente, tumbado en algún lugar fresco de la casa.
¿Qué pasa cuando tienen mucho calor?
Cuando el cuerpo de un perro o un gato se sobrecalienta, estos muestran síntomas similares, que pueden ser los siguientes:
- Jadeo
- Salivación excesiva
- Encías enrojecidas
- Desorientación
- Vómitos
- Taquicardia
- Disminución de la producción de orina
Cómo actuar en caso de golpe de calor
De este modo, si notas alguno de estos síntomas en tu mascota, hay que trasladarla rápidamente a un lugar más fresco, preferiblemente a un ambiente con aire acondicionado. También se pueden usar toallas húmedas para envolver al perro o gato, siempre que no esté demasiado fría.
Igualmente, hay que evitar darle hielo, ya que puede bajar la temperatura corporal demasiado deprisa, algo nada recomendable. Así, es mejor optar por un baño frío o rociar a la mascota con agua a temperatura ambiente.
Es aconsejable también tener a mano un cuenco con agua fresca y, si el animal no bebe por si solo, darle unas pequeñas cantidades de agua con un cuentagotas para hidratarle correctamente.