La ultraderecha avanza en Alemania y fuerza unas elecciones en Francia
- El PP europeo se hace con 189 eurodiputados, trece más que en 2019
- Los socialistas perderían cuatro escaños y se quedarían con 135
- Las formaciones de extrema derecha ECR e ID sumarían 72 y 58 asientos, respectivamente
Lidia Montes
Bruselas ,
La extrema derecha de Marine Le Pen arrasa en Francia y también en Alemania, dado que los ultras son la segunda fuerza en la primera economía europea. La coalición Unión Demócrata Cristiana (CDU) fue la opción más votada en las elecciones al Parlamento Europeo en Alemania (29,5%), según unos resultados que sitúan a la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) como segunda fuerza política, con un 16,4%, lo que supone un importante ascenso con respecto al 11% de hace cinco años.
Tras conocerse estos datos, el número dos del grupo parlamentario CDU/CSU, Jens Spahn ha insinuado que el canciller Olaf Scholz debería pedir una moción de confianza en el Bundestag. "La coalición semáforo ha sido derrotada otra vez, Scholz ya no tiene una mayoría entre la población por sus políticas (...) ¿Cómo tiene que ser de duro el bofetón una y otra vez para que la coalición semáforo, para que Olaf Schol comprenda que las cosas no pueden ser así", ha planteado.
Por otro lado, las elecciones europeas han dejado un escenario en país galo en el que la formación ultraconservadora Reagrupación Nacional ha aglutinado en torno al 32% de los votos, duplicando los resultados del grupo de Emmanuel Macron. El jefe del Ejecutivo galo ha decidido disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas anticipadas, menos de una hora después de conocerse los resultados.
Veintisiete convocatorias de elecciones en veintisiete países, llamadas a hacer historia en las que se han confirmado las estimaciones de las últimas semanas: un empuje de la extrema derecha y los populares repiten como primera fuerza política.
En clave europea
En una Eurocámara compuesta por 720 eurodiputados, los populares europeos serían la primera fuerza política con 189 escaños, trece más que en 2019. El grupo socialista contaría con cuatro asientos menos, 135. Los liberales de Renew con 83 asientos constatarían su caída, perdiendo unos veinte eurodiputados frente a los anteriores comicios, según las primeras estimaciones. Las formaciones de extrema derecha ECR (Conservadores y Reformistas) e ID (Identidad y Democracia) experimentan un impulso con 72 y 58 escaños, sumarían tres y nueve escaños más, respectivamente. Los Verdes constatarían su caída, con 53 asientos, dieciocho menos que en 2019 y 35 para la Izquierda, que perdería un eurodiputado.
Todo el foco en esta convocatoria está puesto en la deriva de la ultraderecha, y el riesgo de que se convierta en segunda fuerza política por delante de los socialistas. Los liberales aguantan, según las primeras proyecciones de la Eurocámara, para sumar estos 360 eurodiputados que tendría que sumar la mayoría de coalición, con populares y socialistas. Mientras ID experimenta un revulsivo respecto a anteriores convocatorias.
Tras conocerse los primeros resultados de las elecciones, la candidata popular, Ursula von der Leyen, ha tendido la mano a cerrar alianzas con los socialista y los liberales, grupos que serán su prioridad a la hora de intentar formar una coalición como la formada en la anterior legislatura. Prioriza, con este movimiento, las alianzas con grupos de centro frente a los de ultraderecha. Cabe recordar que durante la campaña hizo un acercamiento a ECR de la primera ministra Giorgia Meloni.
El candidato socialista Nicholas Schmit se ha mostrado dispuesto a pactar con los populares pero ha rechazado cualquier coalición que suponga un acercamiento a la ultraderecha. También los Verdes han abierto la puerta a Von der Leyen de cara a los pactos de la siguiente legislatura.
La falta de acuerdos entre las dos principales formaciones, ID y ECR, dificulta cualquier tipo de alianza entre la ultraderecha. Si los primeros, capitaneados por Marine Le Pen mantienen posturas pro Putin y defienden un discurso de menor integración europea y mayor competencia nacional. Los segundos, liderados por la codiciada de estas elecciones, la primera ministra Giogia Meloni, se posicionan por Ucrania y tienen posturas más europeístas. Sin embargo, ambos grupos tienen líneas muy duras contra la inmigración y se apoyan en un discurso económico de liberalismo radical.
Ciertamente, nada se da por sentado en el juego de alianzas entre fuerzas políticas. Tampoco con la extrema derecha. Pese a que las recientes posturas de justificación del nazismo hayan propiciado la expulsión de los ultraconservadores alemanes AfD del grupo de extrema derecha ID, sus 18 eurodiputados podrían sumarse a los del partido de Le Pen y al de Meloni. En una nueva agrupación de extrema derecha podrían incluirse el Fidesz del primer ministro húngaro Víktor Orbán y otras formaciones nacionales más pequeñas, como Se Acabó la Fiesta de Alvise Pérez.
Las perspectivas
Todos los pronósticos apuntaban para estas elecciones europeas un alza en las fuerzas de extrema derecha. De partida, la hasta ahora presidenta de la Comisión Europea y aspirante de los populares es la única candidata (spitzenkandidat) que partía con alguna posibilidad de hacerse con las riendas de la Comisión Europea. No era rival el desconocido candidato socialista, el hasta ahora comisario de Empleo, Nicholas Schmit, ni tampoco el resto de formaciones, aunque sí serán claves para determinar desde la bancada del parlamento europeo a quien respaldan finalmente los eurodiputados.
Meloni, y por extensión el partido de ultraderecha que capitanea ECR, ha sido la gran codiciada de esta campaña. Ha tenido varios frentes abiertos tanto por parte de los populares como de la formación, todavía más a la derecha de la extrema derecha, de Le Pen. Ante los pronósticos de unos liberales debilitados, Von der Leyen tendía la mano a la primera ministra italiana para posibles acuerdos tras las elecciones.
La alemana tildaba a Meloni de proeuropea, proestado de derecho y antiPutin. Trazaba, con estos mismos límites, distancia con la formación de Le Pen, principalmente (aunque no solo) por su afinidad hacia el líder del Kremlin. Sin embargo, la postura adoptada por Von der Leyen fue ampliamente criticada por socialistas y por Renew. De hecho, la aritmética se complica al considerar que la formación liberal ha rechazado cualquier tipo de alianza que incluya a la extrema derecha.
Von der Leyen tendría que escoger, por tanto, entre pactar con socialistas y Renew o extrema derecha. Se juega mucho más con esos flirteos con la formación ultraconservadora. El canciller alemán, Olaf Scholz, ya advirtió a Von der Leyen de que no apoyará su reelección si pacta con la extrema derecha.
Es el gobierno de coalición alemán el que tendrá que determinar quien es el candidato por parte de Berlín y la CDU, en la que se inscribe Von der Leyen, no forma parte del Ejecutivo germano. Asoma, en este marco, la postura del presidente francés, Emmanuel Macron, que ha mostrado sus pretensiones de que el exprimer ministro italiano, Mario Draghi, pase a liderar la próxima Comisión Europea.