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Napoleón, icono imperialista en pintura y 'blockbuster' en taquilla: el cuadro que inspiró la escena de su coronación
- La superproducción cinematográfica tiene todos los mimbres épicos para mantenerse en lo alto de los ranking esta Navidad
- Hay una escena nuclear en el biopic de Ridley Scott que recrea con fidelidad milimétrica el cuadro de Jacques-Louis David de 1804
Ana Gómez Viñas
La superproducción de Ridley Scott, Napoleón, arrasa en su estreno mundial con 78,8 millones de dólares. Un cuadro del Louvre inspiró la escena de la coronación.
Llega y arrasa. Como el mismísimo emperador, símbolo del imperialismo francés. Napoleón ha alcanzado 78,8 millones de dólares de recaudación global en su estreno en taquilla: 32,5 en EEUU y 46,3 en el resto del mundo. Hay una escena nuclear en el biopic de Ridley Scott que recrea con fidelidad milimétrica el cuadro de Jacques-Louis David de 1804. Se trata de La consagración del Emperador Napoleón y la coronación de la Emperatriz Josefina, que se exhibe en el Museo del Louvre de París. Con el mismo gesto de poder vemos en la película de Scott al actor Joaquim Phoenix (Napoleón) coronando a su mujer, Josefina (Vanessa Kirby).
La obra pictórica tiene un impresionante formato a escala real. El artista, pintor cortesano y artífice de la propaganda napoleónica de la época, plasma en el lienzo la escena de la ceremonia que consagra el poder absoluto de Bonaparte. El militar, con laureles de oro como esplendor de sus gestas castrenses, alza la corona y se la coloca a su mujer. Les contempla, sumisa, la corte y el pontífice. Imagen inferior: Consagración del Emperador Napoleón I. (1804-1806). Pintura de Jacques-Louis David, del Museo del Louvre.
Seguimos en esta escena crucial, que Scott, en su superproducción, refleja fielmente: para su coronación, el militar prescindió del papa Pío VII, quien queda relegado a un segundo plano como testigo pasivo. Fue el propio Napoleón quien alzó la corona para autoproclamarse emperador en un gesto de absolutismo total y de supremacía sobre la todopoderosa Iglesia. Después, procedió a coronar a Josefina, que esperaba su momento de gloria con las dos rodillas hincadas en el suelo y su mirada gacha. Dos damas de compañía recogen con esmero su capa roja. Detrás de ellas, se puede ver, en una silla pequeña, a la madre del emperador, Marie Laetitia Bonaparte. La presencia de Marie Laetitia es una licencia que se toma el propio artista, ya que no asistió a la ceremonia debido a las fuertes disputas familiares, tal y como recoge el digital Artnet.com. El escenario que envuelve la ceremonia es la catedral de Notre Dame. Jacques-Louis David reproduce tapices, alfombras y pinturas que visten la seo. La luz cenital transmite ese halo de poder divino. Este cuadro clásico sirve de inspiración para el biopic de Scott sobre el auge y caída de Bonaparte.
El actor Joaquim Phoenix da vida al Napoleón que amó de forma tóxica y obsesiva a Josefina (Vanessa Kirby) y que sembró de muerte el campo de batalla. Se casaron en 1796. Ella, viuda y seis años mayor que él, tenía dos hijos de un matrimonio anterior. En 1809 y sin descendencia, ambos resolvieron divorciarse. Pese a la ruptura, Josefina conservó su título de emperatriz hasta el año en que murió, en 1814.
Waterloo, su gran derrota
Cónsul antes que emperador, su ambición expansionista le llevó a desgarrar Europa en las Guerras Napoleónicas de principios del siglo XIX. Hasta que fue derrotado y desterrado a Elba. El corso logró fugarse de la isla del mar Tirreno en 1815. Se reinventó a sí mismo, reclutó a 600 hombres y desembarcó en Cannes, desde donde inició su marcha triunfal a París. El rey Luis XVIII huyó y dio comienzo el llamado Gobierno de los 100 días.
La nueva escalada bélica sucumbió en Waterloo, su gran derrota. Después de trece años, concluía el sueño del emperador más temido que quiso apoderarse de la vieja Europa. Dejó un continente maltrecho, caldo de cultivo de nuevas corrientes revolucionarias, impulsadas por ideas nacionalistas y románticas.
Rendido ante los británicos, Bonaparte se entregó y fue enviado al destierro. Su segundo destierro después de Elba, en la isla de Santa Elena, fue su destino durante seis años hasta su muerte, en 1821. Tenía 51. Allí vivió, enfermó y escribió sus memorias. El relato de una enfermedad hepática como causa de la muerte siempre se puso en duda ante la sospecha de un envenenamiento lento. Llamada a convertirse en uno de los blockbuster del año (con permiso de Oppenheimer y Barbie), Napoleón tiene todos los mimbres épicos para mantenerse en lo alto de los ranking esta Navidad.