Actualidad

Cómo llaman las grandes familias a sus parientes: resobrinos, choznos y recuñados

  • Felipe V fue el bisabuelo del retatarabuelo de la princesa y Sofía es su hermana colactánea
  •  La geneaología olvida a los recuñados, pero no a los salta corrales y rebisanietos
  • 'Huérfilo' se perfila como posible denominación del padre que pierde a un hijo
La princesa Leonor, durante la ceremonia de jura de la Constitución.

Antonio Lorenzo
Madrid,

El manual para identificar con precisión los rangos de parientes y demás allegados podría caer en manos de cuñados, recuñados o resobrinos en vísperas de las comidas navideñas. Basta con levantar la mirada de los mignardises para cruzar la conversación con personas con los que uno mantiene diferente grado de relación familiar, sin compartir necesariamente el apellido. Y lo mismo ocurre en bodas, bautizos, comuniones o funerales, donde confluyen personas más o menos allegadas, ya sean directos o políticos. Vaya por delante que, en favor de la economía del lenguaje y para evitar fragosidades en un texto de por sí intrincado, se evitará el desdoblamiento del sustantivo en su forma masculina y femenina. De esa forma, las hijas, sobrinas y nietas pueden darse perfectamente por aludidas con el genérico masculino de clase.

¿Qué relación mantienen entre sí los hijos de los primos? Es muy fácil, son primos segundos. Por la misma lógica, son tíos segundos cada primo de cualquiera de los padres. Si el hijo del hermano es el sobrino, los hijos de los primos son sobrinos segundos. Sigamos... ¿Cómo llamaría al hijo de un sobrino?, en Argentina lo tienen clarísimo: el resobrino, mientras que en España atiende por sobrino nieto. El opuesto sería el tío abuelo, pero nunca el retío.

No hay que irse muy lejos en el árbol genealógico para poner a prueba este tipo conocimiento. De hecho, los denominados hermanos de leche -hijos de la misma madre- pueden llamarse entre sí colactáneos y abrazarse de nuevo como si volvieran a conocerse.

Los padres saben desde el primer día quién es su primogénito y, salvo en familias regias, comparten los mismos derechos que los segundogénitos, tercerogénitos y cuartigénitos. La situación comienza a complicarse con los descendientes y ascendientes de segundo o tercer rango, junto con la multiplicidad de los colaterales de los mismos. Por lo pronto, un primo de cualquiera de los padres es un tío segundo. A todo lo anterior, se puede añadir la acepción "política", cuando el vínculo no es consanguíneo, con el uso de tío segundo político o sobrino segundo político, por ejemplo. Asimismo, el pariente que para uno es primo hermano (hijo de su tío), para su cónyuge es primo político.

A efectos prácticos, también pueden considerarse sinónimos los casados con los arrejuntados, amancebados o concubinos, para así generalizar lo que sigue. Los más mayores tienen muchas posibilidades de llamarse consuegros, siempre que coincidan suegros y padres de sus respectivos hijos casados.

Las definiciones se enriquecen según se prolonga la esperanza de vida. Si fuera verdad que nuestros bebés actuales llegarán a vivir 120 años de media, entonces habrá que recordar que tras los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos podrían llegar los choznos o salta corrales, junto con los trastatarabuelos, que también se conocen como cuadriabuelos. Después llegan los trasbisabuelos, rebisabuelos, retatarabuelos y bisretatarabuelos. Cada uno de los anteriores puede sumar tíos abuelos, tíos bisabuelos, tíos tatarabuelos y sucesivos. Por lo tanto, la princesa Leonor podría referirse a Carlos IV como su bisrebisabuelo. Y también a Felipe V, el primer rey Borbón de España, como el bisabuelo de su retatarabuelo (Fernando VII). La tía tatarabuela de la actual princesa es María de las Mercedes de Borbón, hermana de Alfonso XIII. Los que quieran indagar aún más en el borbónica dinastía pueden entretenerse para averiguar que Enrique IV (1553-1610) fue el tatarueblo del trasbisabuelo de la bichoznieta de la reina Isabel II de España, es decir, de la actual princesa de Asturias.

En sentido estrictamente contrario, están los nietos, bisnietos, tataranietos y choznietos (es decir, el hijo de tataranieto, también cuatrinieto o nieto en cuarta generación). Luego vendría bichoznieto, equivalente al quintonieto o hijo del cuadrinieto. En el ámbito de las familias políticas, ajenas a vínculos sanguíneo, el diccionario también distingue entre suegros, yernos, nueros, cuñados, además de padrastros, madrastras e hijastros. Los nietastros también existen, que se lo pregunten a los padres de hijos con hijastros, procedentes de parejas ajenas a la propia. Adherido a la familia nuclear aparecen los cuñados (popular esposo de la hija), junto a numerosos parientes políticos, que vienen a formar un universo digno de explorar. Así, conviene asumir que todos conocen que el padre y madre de cada esposo es el suegro o la suegra (admítase excepcionalmente en este caso el femenino).

La princesa Leonor es choznieta de Alfonso XII y bisretataranieta de Carlos III

Para simplificar, el yerno es el esposo de la hija y la nuera la esposa del hijo. En las parejas del mismo sexo -y reduciéndolo todos a la excluyente clasificación binaria- se asume la acepción femenina o masculina según sea el caso. Quien no merece cierta presentación es el cuñado, pareja del hermano. Y luego aparecen los medio cuñados, que son los esposos del hermanastro o hermanastra de cada uno, por no complicarlo con los medios concuñados, que son los esposos del hermanastro del cónyuge.

El riesgo de endogamia aumenta según se extiende y diversifica el ámbito de parentesco, por lo que resulta complicado de asegurar que la segunda sobrina política de mi nuera no haya sido en algún momento de su vida la pareja del primo segundo del hijastro.

La Fundeu abunda sobre estas terminología en su maravilloso libro '1000 curiosidades, palabras y expresiones del español', donde reconoce que aún no aparece en los manuales el término para referirse al padre que ha perdido a un hijo, posiblemente para no verbalizar uno de los conceptos y palabras más tristes de cualquier diccionario del mundo. No obstante, la misma fundación del Español Urgente señala que "va extendiéndose" el sustantivo huérfilo, posible rasgo de identidad para tan desgraciada y luctuosa circunstancia.