Teletrabajo: ¿por qué no funciona?
- El teletrabajo requiere nuevas formas de conectar en el plano social porque las relaciones tradicionales se van perdiendo
- Los empleados no están educados en la efectividad personal
- La comunicación es decisiva para trabajar a distancia de forma exitosa
Eva Sereno
Zaragoza,
En pandemia, era habitual escuchar que el teletrabajo había venido para quedarse. ¿Realmente está sucediendo así? Los datos no lo corroboran. Más bien cabe decir lo contrario: el teletrabajo no ha venido para quedarse, al menos, en España, país en el que su adopción ha bajado. Entre 2021 y 2022, se ha pasado del 13,6% al 12,5%. Un porcentaje que, en comparación con la Unión Europea, está por debajo de la media situada en el 15,3%. La diferencia es mayor si se atiende a Países Bajos, que está en cabeza con el 53,8% en la implantación de esta forma de trabajar, al igual que Suecia y Luxemburgo con el 46,2% y el 45,1%, respectivamente, según datos del INE y Eurostat.
¿Y qué sucede? ¿Por qué no aumenta este porcentaje y se equipara a Europa? "Estamos dando pasos a atrás", afirma Alberto Serrano, Business Transformation Expert (Agile Circle) en Paradigma Digital y con un bagaje de más de diez años en trabajo a distancia, a elEconomista
"En la pandemia -añade-, nos vimos obligados a adoptar estas medidas para continuar con nuestra actividad, pero ahora vemos que está bajando el teletrabajo habitual (desciende del 7,9% al 6,4%), y el ocasional está subiendo (del 5,7% al 6,1%)".
Varios son los factores que atañen tanto a empresas como a empleados. "Es una cuestión en la que no hay ni buenos ni malos. Hay responsabilidad por todas las partes", incluyendo también la del país en cuanto a normas y legislaciones "porque, a día de hoy, sigue ordenando esta parte y se generan lagunas".
Es recomendable que las empresas sean como una pirámide invertida con un liderazgo al servicio de los empleados
Y, precisamente, la falta de claridad sobre la implementación del teletrabajo -no solo a nivel normativo-, es una de las principales causas que explican los pasos dados hacia atrás. "Por ejemplo, sí estamos ahorrando en la parte de la gasolina, pero ¿quién garantiza tener un espacio de trabajo o el pago de la luz? A nivel humano es cierto que da muchos beneficios, pero también implica un punto de autoconciencia, responsabilidad, de marcarte límites, permitirte desconectar y de tener las condiciones adecuadas para hacerlo. Esto, si no eres capaz de gestionarlo, deriva en estrés y ansiedad, que está creciendo", añade Alberto Serrano, quien incide en que "no nos han educado para ello. Si miramos a nivel educacional, ¿cuántas asignaturas tenemos enfocadas a trabajar a distancia con las personas con las que formamos equipo?".
Comunicación y organización
Otro factor que influye en el éxito del teletrabajo es la comunicación. En este sentido, no hay que olvidar que la mayor parte es "no verbal" por lo que un gesto tan simple como no conectar la cámara cuando se está en una videollamada puede generar tensiones.
Y, por supuesto, también hay que tener en cuenta la parte organizacional porque "tampoco se ponen las medidas para que esto funcione. Nos tenemos que mover de la productividad a la efectividad, del control a los resultados, pero tampoco nos han educado en esto y empiezan a emerger muchos miedos. Por ejemplo, acabo de lanzar un chat, pero la persona no me está respondiendo por lo que te planteas qué estará haciendo. No se ponen los medios ni las formaciones necesarias. No se genera el ecosistema adecuado".
Medidas que sí funcionan
Una de las claves para que el teletrabajo tenga éxito depende del nivel legislativo porque "si todo está arreglado es más fácil tener las conversaciones porque son las normas del juego" en relación a temas relacionados, por ejemplo, con los costes de la luz o del agua por trabajar en casa. "Es una cuestión de aceptación -incide el experto-, porque, si no tienes espacio adecuado para trabajar a distancia, no podrás hacerlo pensando en qué resultados vas a producir".
Y esto entronca a su vez con el aspecto psicológico. "No nos han dado formación para tener efectividad personal. Si no eres efectivo y te tienes que enfrentar a una situación en la que estás solo y no con el resto de personas alrededor, puede ocurrir que te coma el día a día y no seas capaz de separar el espacio personal y profesional, sobre todo si se hace desde casa, ya que al final terminas no desconectando. Es mejor ser personas muy rigurosas con el horario. Hagamos como si estuviéramos en la oficina: estoy de esta hora a esta hora".
En el sistema educativo no hay ninguna asignatura relacionada con la efectividad personal
Tampoco hay que olvidar que empieza a reducirse la conectividad social. "Las relaciones no son similares. Por ejemplo, si se está en la oficina, en el momento del café o almuerzo, se sale en tribu, de manera social, a hacerlo. Aquí no se come de manera virtual con otras personas. La tendencia ahora es cómo conectar espacios a pesar de estar en online" como los cafés virtuales.
Del taylorismo a la pirámide invertida
Y, a nivel organizacional, también hay factores a tener en cuenta. "Muchos modelos están basados en el taylorismo, que son más de orden y control y de supervisión, además de pensar en producción por número de horas trabajadas. Tenemos unos anclajes y unas creencias muy fuertes sobre que, si no vemos a las personas trabajar, no están trabajando. Es desconfianza porque no significa que no dé resultados por no verla".
El teletrabajo no es un fin, es un medio
Conviene así que las organizaciones cambien su forma de pensar y comportamientos para darse cuenta de que "están al servicio de las personas que están sacado adelante el trabajo. Es una pirámide invertida donde el liderazgo al servicio es clave". Y "no nos tiene que preocupar cuando empieza una persona o termina: si nos movemos de un trabajo manual a uno basado en el conocimiento y sobre todo creativo, no tiene sentido cognitivamente estar sentado ocho horas en una silla. Nuestro cerebro no funciona así. Es mejor establecer las bases para poder guiarnos por resultados".
El teletrabajo no es un fin
La modalidad a distancia es un medio, no es un fin por lo que "hay que buscar ese fin y que las estructuras organizativas también contribuyan a él", afirma Alberto Serrano. Esto es aconsejable que se acompañe de "intentar conducir los comportamientos que esperamos en estas estructuras porque las estructuras son un medio".
De este modo, se recomienda optar por aquellas que fomenten lo que se espera. "Y esto no lo desanclo del teletrabajo, que lo pone más en evidencia. Incluso sin esta forma de trabajar, moverse de modelos de ordeno y mando a modelos de flexibilidad y responsabilidad está demostrado que es más potente en cuanto a resultados".