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La inclusión es el talón de Aquiles de las empresas españolas

  • Se necesita todavía un gran cambio cultural...
  • ...para que las mujeres puedan realmente elegir cómo quieren vivir

elEconomista.es

Se ha avanzado mucho, pero también queda mucho por hacer para alcanzar una igualdad real. Esta idea estuvo presente durante toda la primera mesa de debate organizada en el marco del II Foro Liderazgo Femenino que celebró este jueves elEconomista.es con el apoyo de Extrategia, Great Culture to Innovate, Iberdrola, Inhmo, Michelin y Women Economic Forum España.  Y para avanzar hacia esa igualdad, es necesario, todavía, un profundo cambio cultural que lleve a las mujeres a dejar de sentir que son ellas las que deben cuidar a la familia; que si optan por dedicarse a ella, sea por voluntad, no porque perciban que esa es su obligación. La mesa estuvo moderada por Carlos Herrero, vicepresidente ejecutivo de WEF Iberoamérica.

Julia Montoro, directora general de la consultora de comunicación Proa, abrió la mesa con una idea muy clara: "La inclusión de la mujer y gestión de la diversidad son el talón de Aquiles de la cultura empresarial española. Y es responsabilidad de todos los que formamos parte de la cadena de valor aportar nuestro granito de arena". Según destacó Montoro, la convivencia de profesionales de distinta edad, género, raza... "genera una riqueza de valores, una serie de visiones e ideas, que es única". También advirtió la experta en comunicación que el proceso no será rápido: "Los grandes cambios sociales requieren tiempo, y eso tenemos que hacer, darnos tiempo, insistir en las políticas sociales y comunicar los avances q se alcancen", señaló.  

Todavía muchos bloqueos

Francesc Noguera, director general de Altamira Asset Management, estuvo de acuerdo en que queda mucho trabajo por hacer y muchos apriorismos que cambiar. "Siguen estando presentes en el ADN de las compañías factores bloqueadores muy importantes para que la diversidad de género y la inclusión sean reales. Esto está pasando. En esta transformación que estamos intentado provocar a nivel de género, es cierto que se han desplegado muchas medidas de los gobiernos en todos los países, pero falta algo muy importante: el cambio cultural". Noguera destacó, en el lado positivo, que a día de hoy muchas mujeres tienen más posibilidades de desarrollar una carrera profesional o directiva, porque existen más mecanismos para ello, pero que la mujer sigue cargando con una carga cultural: la de son ellas las que tienen responsabilidad con la familia. "Compaginar ambas cosas es durísimo", afirmó. 

Por eso, añadió, es necesario que empecemos a provocar un cambio cultural por el cual la mujer tenga realmente la capacidad de elegir. "De modo que si elige cuidar a su familia lo haga por elección, no por responsabilidad. Sin eliminar estos bloqueadores, va a ser muy difícil que este cambio sea un éxito", advirtió Noguera. 

Por su parte, Ana María Salazar, Former Senior Advisor en ONU Mujeres, y directora de Proyectos de empoderamiento económico de la mujer, destacó el papel que está desarrollando en este sentido Naciones Unidas, una organización que "desde su génesis tiene a la mujer como uno de sus temas centrales", enfatizó. "Es muy importante entender que, muchas, veces, los países no cumplen todos los acuerdos internacionales" que firman; "Ese es el drama que tenemos que poner sobre el papel", destacó. Pese a todo, pertenecer a este tipo de iniciativas promovidas por las grandes organizaciones genera "mucha doctrina, y muy buena". 

El síndrome de la impostora

También participó en esta mesa de debate Rocío Márquez, consejera de Women Economic Forum España, que lamentó que, especialmente en el mundo empresarial, las mujeres suframos el síndrome de la impostora. "Nos hacen sentir inseguras educacionalmente, e incluso en reuniones existe un machismo silencioso; vas con un acompañante que es tu empleado y le miran a él en lugar de a ti. Cuesta mucho más transmitir seguridad". En opinión de Márquez, "es necesario trabajar mucho sobre la educación y la cultura".   

La brecha salarial todavía existe, según señaló Patricia Vázquez, directora de Comunicación y Marketing de RIC Energy. "Creo que en el campo de la comunicación esa brecha es incluso superior a la media; unos 8.000 euros de diferencia frente a los hombres". También explicó que, pese a que en la profesión periodística hay una  gran base femenina, a los puestos directivos sólo llega un 3%.

España se sitúa en el puesto número 28 de países de la OCDE  (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) en igualdad. Sólo les sacamos dos puestos a países como México o Chile. Según datos de PwC, si España tuviera los niveles de empleo femenino que tiene Suecia, el PIB español crecería un 15%. Con estos datos en la mano, está claro "que estamos perdiendo una fuerza productiva enorme", señaló Vázquez. 

'Suelos pegajosos'

En cuanto a otras cuestiones que nos unen con América Latina, la experta se refirió a dos factores que Naciones Unidas ya ha identificado: "los suelos pegajosos y las escaleras rotas". Los primeros afectan a las personas con menos educación, menos capacidad de formación; y las escaleras rotas, a quienes no tienen un sistema de apoyo familiar y social que les permita ascender profesionalmente. 

Por su parte, María Enciso, directora de la Cátedra de Empresa Familiar de la URJC, puso de relieve "el descenso del número de mujeres que acceden a las carreras de ciencias". "Se está invirtiendo la curva", advirtió, "y eso debe ser revertido; hay mucho por hacer".

Las mujeres tampoco han conseguido todavía pisar fuerte en los consejos de administración de las compañías. En 2022, el porcentaje de consejeras en los órganos de gobierno de las empresas del Ibex 35 se situó en el 37,5%, cifra que a priori puede no parecer tan baja, pero que se queda por debajo de la recomendación (no obligación) de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que pedía un 40% ya en 2022. 

¿Cuotas sí o no?

A esa recomendación se suma la directiva europea que sí obligará alcanzar ese 40%  a partir del próximo 1 de julio de 2024 y, como tarde, en 2026. Una directiva que el Gobierno de España ha anunciado que aplicará en el marco de su nueva Ley de Paridad ya en 2024.

Respecto a esos porcentajes forzosos, Enciso afirmó: "Yo creo poco en la imposición. Las cuotas no van a lograr nunca el pretendido objetivo de igualdad. Yo quiero que me elijan por mis méritos y mi capacidad, no por que mi sexo sea el menos representado, como dice la directiva". La clave está, añadió, "en educar a nuestro hijos en la igualdad; de no ser así, estaremos construyendo en falso". 

No estuvo de acuerdo con ella Patricia Vázquez, de RIC Energy, quien sí considera que es preciso regular estos temas a través de cuotas. "Creo que en esta cuestión no podemos dejar al mercado actuar libremente", porque es algo que no va a producirse de forma natural y espontánea. 

También Ana María Salazar discrepó con María Enciso, al considerar que "de no ser por las cuotas, no estaríamos aquí". También señaló esta experta que las mujeres "somos activistas de forma natural, es parte de nuestro ADN. Lo que no me gusta es el activismo feminista mal enfocado, porque ahora hay un ruido que deslegitima muchos movimientos", lamentó.  

Es en el núcleo familiar donde se aprenden las primeras posturas de discriminación. "El gran cambio se va a producir familia por familia", aseguró Francesc Noguera, de Altamira AM, que también quiso destacar los beneficios que aporta dicha igualdad. "Lo que hacemos las compañías genera beneficio social, pero a las compañías muchas veces les motivan mas los beneficios económicos que los sociales. Y no hay innovación sin diversidad, de género y de todo tipo. A día de hoy, la innovación es más importante que nunca para poder competir; las compañías tienen que ver que la diversidad es un beneficio económico".

Con ese concepto estuvo de acuerdo Julia Montoro, de Proa: "La inclusión y la diversidad son el motor del progreso social y del crecimiento empresarial", añadió.   

Las más desfavorecidas

Las participantes en el encuentro no quisieron hablar sólo de los problemas del primer mundo -los consejos de administración- sino que quisieron hacer mención a la situación que sufren las mujeres en situaciones más duras. "Hemos avanzado mucho, pero no podemos perder de vista que la mitad de mujeres del planeta tienen una situación muy dura". La directora de Proyectos de empoderamiento hizo alusión a la realidad que viven en Egipto o en el norte de África, y a dramas como la mutilación genital femenina: "La niña que la haya sufrido estará toda su vida sufriendo infecciones; ¿dónde está su oportunidad de igualdad en la vida? El lugar en el que naces sí te posiciona. También quiso añadir Salazar el siguiente mensaje: "Estamos aquí porque muchas mujeres se han dejado la piel en muchos lugares de mundo, también en el desfavorecido. 

También Patricia Vázquez hizo referencia al caso de Afganistán, "el único país del mundo donde las niñas no pueden seguir estudiando más allá de aprender a leer y a escribir", lamentó.