Síndrome de 'boreout': cuando aburrirse en el trabajo se convierte en un problema
- El tiempo perdido puede suponer el 30% del total de la jornada laboral
- Este síndrome acarrea a largo plazo depresión, apatía y falta de concentración
Isabel M. Gaspar
Estar en el puesto del trabajo no es lo mismo que trabajar. No en vano, algunos estudios han cuantificado que el tiempo perdido en el trabajo por diversas causas puede suponer un 30% del total de la jornada laboral. Es lo que siempre se ha denominado como presentismo laboral o, más vulgarmente, calentar la silla.
De hecho, hay viejos hábitos de la oficina que se están adoptando en el teletrabajo. "La pandemia nos dio una oportunidad única en la vida para remodelar nuestra vida laboral y dejar de lado los vestigios que aprendimos en la era de la oficina, pero está claro que estamos repitiendo los mismos errores. Los trabajadores están desesperados por evitar sospechas de que no están trabajando lo suficientemente duro y están volviendo a los mismos hábitos de presentismo, adaptados para el lugar de trabajo digital. Los costes son enormes, lo que resulta en empleados insatisfechos y agotados y en pérdida de productividad", señala Tariq Rauf, fundador y CEO de Qatalog.
A este respecto, según un informe de Adecco, el uso de Internet, email y redes sociales con fines personales durante la jornada laboral es, sin duda, la práctica presentista más extendida. El 90% de las empresas que cuentan con empleados presentistas ha detectado estas prácticas en su plantilla. De hecho, cada vez más organizaciones afirman que son "la mayoría" o "todos" sus empleados los que dedican tiempo de su trabajo a este tipo de asuntos de carácter personal.
Ese presentismo, ya sea presencial o digital, provoca que el aburrimiento sea un compañero más en el día a día de los trabajadores. Esta situación ha dado origen a lo que Peter Werder y Philippe Rothlin ya catalogaron hace años como el síndrome de boreout, es decir, el aburrimiento crónico en el puesto laboral.
"La falta de motivación en el trabajo afecta indiscutiblemente a la productividad, se produce una disminución del rendimiento laboral lo que comporta unos costes económicos para la empresa. Un trabajador desmotivado y aburrido en su puesto de trabajo no realizará sus tareas profesionales de la misma manera que cuando esté motivado y tenga el sentimiento de pertenecer a la empresa en la cual trabaja", apunta Montserrat Amorós Gómez, docente y coordinadora del área de Psicología de la Educación en UNIR.
Una realidad que está aumentando. Como explica Amorós Gómez, "hay empleos con trabajadores sobrecalificados, así como trabajos que son demasiado repetitivos y monótonos o trabajos que no están retribuidos adecuadamente por la tarea que se realiza o no está reconocido el nivel de esfuerzo. Finalmente, también hay empleos en los que es imposible la promoción o el ascenso. Por todo esto, podemos tener a trabajadores desmotivados, aburridos con lo que realizan, con pérdida de concentración, apatía y con grandes sentimientos de frustración por no desarrollar un empleo acorde a su perfil profesional y cualificación".
Aunque el síndrome de boreout pueda parecer inofensivo, lo cierto es que termina acarreando consecuencias como depresión, apatía y problemas de concentración. Como explican desde ifeel, "aunque lo llamemos aburrimiento, eso no quiere decir que la persona aburrida esté relajada o descansada: puede sentir intranquilidad e inquietud por la sensación de que el tiempo no pasa, se hace eterno y no hay manera de llenarlo siendo razonablemente productivos. Esto puede producir una gran tensión o irritabilidad en el empleado".
A esto se suma el hecho de que el trabajador no comparte lo que le está pasando, ya que "admitir que te aburres en el trabajo puede ser interpretado como que no estás cumpliendo con tu deber o bien que no tienes nada que hacer", indican desde la plataforma de bienestar emocional para empresas.
Con todo, se produce una desconexión emocional del trabajador con la empresa, empeora el clima laboral con la negatividad y el pesimismo como sentimientos más comunes, incentiva la fuga de talento, disminuye la calidad del producto o servicio y, ante todo, empeora la experiencia del empleado, perjudicando la reputación interna y externa de la compañía.
¿Qué lo provoca?
Una de las razones, como ya se apuntaba, es el presentismo laboral, la cultura de tener que hacer las horas a pesar de que no se tenga trabajo. El boreout debido al presentismo "no es estar de guardia esperando tranquilamente que aparezca la tarea mientras uno puede entretenerse con otras cosas, sino estar incómodo y en tensión por tener que fingir que se está trabajando. Esto es pésimo para la productividad, ya que implica ocupar con presuntas tareas útiles un determinado espacio de tiempo a toda costa, sin importar si la cantidad de tiempo es la correcta, excesiva o insuficiente", destacan desde ifeel.
Otros de los elementos que provocan la aparición de este síndrome son la mala organización, asignando tareas y funciones de manera equivocada a un profesional; una coordinación deficiente del equipo de trabajo por parte del responsable; o una mala política de gestión del capital humano.
¿Cómo combatirlo? "Ante todo, buscar un sentido a las tareas que se realizan, volver a darles el valor que se merecen. Además, utilizar retos motivadores en el puesto de trabajo, como el trabajo por objetivos, aumenta la motivación y evitará el aburrimiento de los trabajadores. La utilización de los incentivos, los premios, los beneficios, o las primas, también ayudarán a darle la vuelta a la situación desmotivadora que se esté desarrollando", expone Montserrat Amorós Gómez.
Por su parte, desde ifeel recomiendan "hacer un análisis crítico de la metodología de trabajo que el equipo está llevando, en qué cultura empresarial se basa, qué inercias nocivas la están manteniendo y el grado en que dicha metodología se adapta a las necesidades de la organización en el momento presente". Así, por ejemplo, se podría estudiar la implantación de horarios flexibles en lugar de establecer horarios convencionales.
También se pueden utilizar medidas de rotación en cuanto a la realización de las tareas más repetitivas o tediosas para repartir esa carga. Asimismo, es aconsejable distribuir y revisar de manera eficaz y autocrítica las tareas, funciones y responsabilidades entre los diferentes miembros del equipo.
"Hay que poner el cuidado del bienestar psicológico de los empleados en el centro de la cultura empresarial y de la estrategia para potenciar la productividad de una manera sostenible, evitando riesgos importantes para el clima laboral y la retención del talento como el síndrome de boreout", concluyen desde ifeel.