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La vacuna y la edad de los contagios evitan el desastre en los hospitales

  • El ritmo de administración de dosis puede verse comprometido en julio y agosto

Javier Ruiz-Tagle

La quinta ola que se vive hoy en España es de la más virulenta en términos de contagios que se ha vivido en España. Sin embargo, con incidencias que superan los 500 casos por cada 100.000 habitantes, la sensación es de tensa calma, lejos de los desastres que se han vivido en las UCI de los hospitales. Las razones son dos: por un lado, la vacunación está evitando que las personas más frágiles frente a este virus estén expuestas. Por otro, la edad donde la variante Delta se está cebando es entre las personas de 12 a 29 años. En esas franjas, según estima el ministerio de Sanidad, las probabilidades de ingreso hospitalario se reducen a 4 de cada 100 contagios.

Sin embargo, hay alarma en organismos internacionales. El Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades observa una tendencia en aumento en 20 países (España entre ellos). En cualquier caso, celebran que la tasa de ocupación hospitalaria "en general se mantiene estable".

Los datos actuales indican que la curva está lejos de haber llegado a su punto álgido. La positividad está en unos porcentajes que solo han sido superados en el mes de enero y es el primer indicador que permite adivinar que los casos seguirán subiendo durante unos días. Sin embargo, el dato más llamativo lo ofrece las incidencias acumuladas segregadas por edades, donde se ve la explosión en la juventud.

En la horquilla que analiza los casos de los niños entre 12 y 19 años, la incidencia es de 1.311,73 casos por cada 100.000 habitantes. En la siguiente franja de edad, de 20 a 29, la incidencia escala hasta los 1.581,39. Entre 30 y 39 años, donde las tasas de cobertura de vacunas son del 17% con pauta completa, la incidencia está en 658,96. De hecho, esta es una de las franjas más afectadas en términos de incremento de incidencia entre el jueves y el viernes.

Sin embargo, a partir de edades más avanzadas, la incidencia comienza a decrecer: 311,38 para personas entre 40 y 49 años; 183,03 para personas entre 50 y 59 y 172,83 para la horquilla de 60 a 69. Por encima de estas edades la incidencia es de 71,46 (de 70 a 79) y de 86,84 (mayores de 80). Los datos del ministerio señalan que la pauta completa de vacunación en mayores de 40 años es del 78,4%. La pregunta aquí sería por qué hay incidencias preocupantes (en condiciones normales no debería estar por encima de 25 casos por cada 100.000) en franjas de edad con pauta completa de vacunación cercana al 100%.

Estadística

La respuesta tiene un fuerte componente estadístico. Las vacunas ofrecen altos porcentajes de protección, pero ninguno de los sueros supera el 95%. Esto quiere decir que cuando la transmisión del virus es tan alta como ahora, contando además con el agravante de que la variante Delta es mucho más transmisible, siempre habrá más casos en población vacunada que si la pandemia estuviera bajo control. Basta con mirar los datos de principios y mediados de junio para comprobar que entonces las incidencias en poblaciones más mayores eran mucho menores.

Pero fiarlo todo a la vacunación como remedio infalible para detener la quinta ola es un error. Los antígenos han demostrado su valía, pero también el tiempo que se necesita para que desplieguen todo su potencial. En el caso de la vacuna de Pfizer, la mayoritaria en Europa y que está indicada para las franjas más jóvenes de edad junto a Moderna, se necesitan 35 días en total para contar con las máximas garantías. Los cálculos salen del espacio de 21 días entre dosis y de los 14 que hay que esperar tras el segundo pinchazo para tener la respuesta inmunitaria completa. Es decir, en el mejor de los casos, los jóvenes que se vacunen hoy no estarían totalmente a salvo hasta finales de agosto.

Junto a esto, comienzan a escucharse voces que alertan de que el ritmo de vacunación puede descender en las próximas semanas. La razón estriba en que las dosis que enviaba Pfizer en junio eran más que las que envía ahora. Esto es así porque las cantidades ya estaban pactadas desde hace tiempo, pero la Comisión Europea pidió adelantar 50 millones correspondientes al último trimeste a junio. Se hizo para paliar la falta de cumplimiento de AstraZeneca, y sirvió. Pero no se ha hecho nada para solucionar los problemas que arrastra Janssen y que han provocado que a fecha de hoy no haya llegado ni el 50% de lo que se acordó para el segundo trimestre. La parte positiva es que la ministra de Sanidad ha anunciado un aumento de los envíos de Moderna, pero se revela insuficiente hasta bien entrado agosto.

Con todo, el ritmo de vacunación sigue cumpiendo el objetivo, pero es cierto que desde hace días se observa que el crecimiento de primeras dosis diarias es inferior al que había antes. Esto se traducirá, en unas tres semanas, en menos pautas completas administradas. También hay que recordar en este punto que la Agencia Europea del Medicamento mantiene a tres vacunas bajo revisión desde hace meses: Novavax, Curevac y Sputnik. Con todo, la primera, aunque se aprobase, no se empezaría a suministrar hasta el tercer trimestre, la segunda ha reportado datos de eficacia por debajo del 50% y de la rusa hay pocas noticias sobre su idoneidad para la franja de personas que queda por vacunarse.