
Por los campos andaluces se esconden senderos que, en la antigüedad, recorrían los cristianos mozárabes. Estos han vuelto a resurgir para llegar a tierras compostelanas.
Dicen que todos los caminos llegan a Roma pero, en el caso español, parece que todos llegan a Santiago de Compostela. La ciudad donde descansa tan venerado apóstol congrega cada verano a miles de peregrinos, que con sangre y sudor recorren los kilómetros que llevan a tan concurrida ciudad y, así, obtener su compostela.
Varias rutas conocidas parten de diversos rincones de la Península y de Europa para emprender la marcha, como ocurre con el camino francés. Pero lo cierto es que existe otro más antiguo para la gran mayoría de autóctonos y turistas de todo el mundo. Se trata del camino mozárabe de Santiago, cuyo inicio se realiza por Andalucía hasta llegar a Galicia. Almería, Granada, Córdoba, Jaén y Málaga son las localidades que marcan el inicio de la ruta, desde cada una de ellas, para llegar a Mérida. En esta región extremeña se fusionan los cinco caminos, bordeando Portugal por la vía de la Plata y llegando a la deseada ciudad norteña.
Es acertado pensar que los primeros peregrinos procedieran de los territorios que estaban sometidos a la dominación musulmana y eran los conocidos como cristianos mozárabes. Recorrían unos 1.013 kilómetros a lo largo de toda Andalucía para llegar a Extremadura, aunque se estipula que en torno a los siglos XI y XII esta vía comenzó a perder su vigencia. Actualmente se desconocen los motivos. Es un camino histórico, no sólo de peregrinación, ya que, en la antigüedad, el comercio y el transporte iban por esta ruta.
No sólo caminos es lo que se puede ver. Cada pueblo y cada rincón muestran una vasta colección de arte de magnitud incalculable. Éste aporta al peregrino poder deleitarse con una región que posee la mayor influencia musulmana de toda la Península Ibérica. Los visitantes se quedan asombrados al conocer los pueblos blancos, que descienden como escarcha por la ladera de la montaña, fundiéndose en el vergel de los campos del sur, y si a esto se suma la amabilidad de las gentes, más agradable y ameno se hace el peregrinaje.
Si partimos del sureste nos encontramos con el vergel de la tierra de Almería. Allí, las verduras de invernadero se coronan como los reyes para que los visitantes tomen fuerzas antes de comenzar la ruta hacia el norte. Por sus peatonalizadas calles del centro histórico se pueden realizar visitas para entrar en contacto con barrios de aquel pasado moruno y con los vestigios patronales como: la Alcazaba, la catedral-fortaleza, la Iglesia de San Juan, la Plaza Vieja o el Cable Inglés. Iniciado el camino, el itinerario sigue hacia los valles de los ríos Andarax y Nacimiento para dirigirse a las localidades de Guadix y Granada.
Nuestros andares continúan por la alta montaña de Sierra Nevada hasta terminar en la milenaria Granada. Camino ocupado desde la era prehistórica que conserva un patrimonio cultural bastante diverso. Siguiendo el camino y bordeando la sierra sur de Jaén, la vigilante Fortaleza de la Mota de Alcalá la Real se alza como bastión musulmán que junto a Ventas del Cañizal y Alcaudete a los pies del castillo calatravo y la Iglesia de Santa María, conforman una comarca que tuvo gran relevancia por su situación estratégica en el control del camino y fronteras del reino nazarí y cristiano. Los caminantes de estas tierras se encontrarán en varios tramos con la Vía Verde del Aceite, para adentrarse en la provincia de Córdoba.
Paisaje sin igual
Paisajes de gran variedad, como campos de olivar y cereales, montes mediterráneos y dehesas de encinar y jara, se pueden admirar por tierras cordobesas hasta llegar a uno de los puntos culturales más álgidos de todo el trayecto. Es un camino que por estos lares encuentra gran fidelidad en las rutas históricas medievales. En definitiva, ideal para todos los que deseen alejarse de la civilización y del bullicio de la vida cotidiana.
Para todos aquellos que sienten la naturaleza como un imprescindible en sus vidas, el camino permite poner en contacto con una docena de ecosistemas, al mismo tiempo que con unos 300 hábitats diferentes. Así se descubre el bosque mediterráneo, la vegetación de altura y la alta montaña con Sierra Nevada. Cada comarca que se visita es distinta a la anterior, mientras que el nexo común que las incluye a todas es una buena climatología, además de una exquisita gastronomía.