Las celebrities crean estilo, pero no siempre del bueno. Su ropa, su peinado, sus zapatos, su modales... e incluso sus tatuajes son copiados por todo el mundo, y eso que algunos son para guardar en la carpeta de Inclasificables.
Lo sentimos por los barcelonistas de pro y los orgullosos argentinos pero, se mire por donde se mire, las estampas en la piel de Leo Messi están a la altura de sus chaquetas. Comprendemos que sea un momento muy familiar llevar la cara de tu madre en el omóplato y las manos de tu hijo recién nacido en el gemelo pero, ¿en serio a alguien le gusta cómo quedan? Bien podría haberse puesto la carita de Antonella, que es más guapa que su mamá.
Los ídolos del balompié son especialmente proclives a los tatuajes de dudoso gusto pero, no son los únicos. Aquí el rockero Ryan Cabrera, ex de Ashlee Simpson, que se hizo dibujar la cara del actor Ryan Gosling como si de una fan obsesiva se tratase. Justin Bieber, a falta de otros cantantes a los que admirar, se tatuó unas manos rezando a Dios. Para el simpar Dennis Rodman los ángeles tienen sexo y lo demuestran.
A la hora de ponerse mensajes en la piel, ellas se llevan el gato al agua, aunque no siempre con igual acierto. Ashley Greene quiso recordar la frase life's a dance en su pie pero se olvidó del apostrofe. Hayden Panettiere tiene un tatuaje en su espalda que dice live without regrets, o bueno, eso intentó, ya que la última palabra está mal escrita. Ke$ha sabía perfectamente lo que se escribía cuando le abrió la boca al artista de la tinta y él le inscribió Suck It.
¿Una mariposa en el pecho? Eso es un tatuaje de chica... excepto si hablamos de Harry Styles, uno de los componentes de One Direction, que lo luce orgulloso siempre que tiene ocasión. Una de arrepentidos: Johnny Depp se hizo un tatuaje que decía "Winona Forever" cuando bebía los vientos por Winona Ryder. Después de terminar su relación, Deep cambió su tatuaje para que dijera "Wino Forever" (borracho para siempre). Imposible dejarnos en este repado a Mike Tyson y su tribal en plena cara: nunca fue un hombre discreto.