Es imposible estar en la capital de Andalucía y no dejarse cautivar por el magnetismo de la mezquita mayor de Sevilla, la Giralda, un buen punto de partida para explorar la ciudad. Si aún no has tenido la oportunidad de conocerla, de esta primavera no puede pasar.
La torre es desde la reconquista de la ciudad en 1248 el campanario de la Catedral y se accede a ella por el interior del templo, el mayor de estilo gótico del mundo, logro certificado por los auditores del famoso Libro Guinness. Justo antes de acceder a las taquillas vas a encontrarte con la réplica del Giraldillo, la veleta renacentista que da nombre a la torre y que se realizó mientras se restauraba la original.
La Giralda contiene obras de arte de primer orden, como el Crucificado de Martínez Montañés o el retablo de casi 400 metros cuadrados colocado en el altar mayor.
Triana
Triana es el barrio sevillano con más personalidad. Los trianeros tienen un fuerte sentimiento de pertenencia, algunos mayores dicen ?voy a Sevilla? cuando cruzan el puente de hierro que salva el río Guadalquivir; incluso se han editado camisetas proclamando la República Independiente de Triana.
Desde el centro del puente de Isabel II, lleno de candados con los nombres de parejas de enamorados, podrás ver las siluetas de dos Sevillas: la de siempre con la Giralda, la Torre del Oro y la Maestranza a mano izquierda; y a la derecha, la nueva, con la polémica Torre Pelli, el primer rascacielos de la ciudad y que acogerá la sede del Caixa Forum en Sevilla.
La patrona de los marineros tiene su casa sobre los restos de lo que fue el Castillo de San Jorge. Éste fue levantado por los musulmanes en el siglo XII y reconvertido por los cristianos en sede de la Inquisición, entre 1481 y 1785. Puedes acceder a sus cimientos bajando las escaleras que hay junto a la capilla del Carmen, que ha sido habilitado como Centro de Interpretación de la Tolerancia. Aquí se explica la evolución del castillo y la ciudad que nació a su alrededor, Triana; pero especialmente se cuenta la labor de los inquisidores. El recorrido termina en el animado Mercado de Triana.
Santa Cruz
La siguiente estación es el barrio de Santa Cruz, la judería de la ciudad llena de vida hasta la expulsión de los judíos en 1492 y en la que se puede disfrutar de un bonito paseo de plaza en plaza, siempre a la sombra gracias a sus estrechas callejas encaladas.
Ahora en la judería se come el mejor jamón (Taberna Román, en Plaza de los Venerables, tiene fama de servir el jamón mejor cortado); y las sinagogas son iglesias.
Hay hoteles que son un destino en sí mismos. Es el caso del Alfonso XIII de Sevilla (1929). Reabierto hace un año tras una respetuosa reforma y actualización a cargo de la cadena Starwood y con el sello de calidad Luxury Collection Hotel, este establecimiento vuelve a ser la referencia clave en la vida social de la ciudad.
Moderna
Sevilla tiene fama de ser una ciudad muy clásica. Para llevar la contraria a la tradición, la capital andaluza ha inaugurado un nuevo monumento de visita obligatoria, el Metropol Parasol, que ya ha convencido hasta los que en un pricipio eran sus más acérrimos detractores.
Diseñado por el arquitecto alemán Jürgen Mayer, las Setas de la Encarnación, como las conoce todo el mundo, es una liviana estructura de madera sostenida por dos columnas de hormigón que alberga en diferentes estratos un museo, un mercado, un mirador y un restaurante.
Dónde dormir
Hotel Elvira Plaza. Un pequeño hotelito de solo 7 habitaciones en el corazón de Santa Cruz. Todo es sencillo pero decorado con gusto exquisito. Las dos habitaciones del segundo piso tienen sendas terrazas con vistas a los naranjos de la Plaza de Doña Elvira. Doble desde 70 euros.
Alma Sevilla-Palacio de Villapanés. Diseño contenido para una casa palaciega en el tranquilísimo barrio de San Bartolomé. Es un hotel de lujo con spa y una azotea con vistas panorámicas a toda la ciudad. Doble desde 170 euros.
Vincci La Rábida. La garantía de un hotel de cadena solo que ubicado en un palacio del siglo XVIII. Doble desde 86 euros.